La invasión de Rusia a Ucrania cumple 100 días y todo hace presagiar que las hostilidades continuarán dada la resistencia de los ucranianos y la tosudez del Kremlin. La decisión de Vladimir Putin de invadir el 24 de febrero a su vecino tomó por sorpresa a buena parte de la comunidad internacional, más no a los analistas o estudiosos de la política internacional.
Para ellos, y en rigor para cualquiera que haya seguido con atención el derrotero del ex agente de la KGB devenido en presidente de la segunda potencia del mundo, desde hace más de dos décadas, el ataque a Ucrania es más bien fue el punto cúlmine de una avanzada cuya génesis debe buscarse ocho años atrás.
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Putin justificó la entrada de sus tropas en territorio ucraniano diciendo que la “operación especial” -siempre evita usar esa palabra invasión- era “inevitable”. Un argumento que el ex agente de la KGB ya había utilizado en 2008, para la incursión armada en Osetia del Sur (Georgia), y en 2014, con la anexión de Crimea (la precuela de Ucrania).
LAS RAZONES GEOPOLÍTICAS DETRÁS DEL CONFLICTO
También durante el anuncio, como al pasar, Putin dejó entrever que el ataque en realidad poco tiene que ver con proteger a las minorías rusas de Donetsk y Lugansk.
“La expansión de la OTAN y el desarrollo militar del territorio de Ucrania por parte de la Alianza es inaceptable para Rusia”, dijo Putin.
“La expansión de la OTAN y el desarrollo militar del territorio de Ucrania por parte de la Alianza es inaceptable para Rusia”, lanzó el mandatario ruso en una advertencia que pareció sacada de la Guerra Fría.
Aquí es donde está el meollo de la cuestión: la invasión rusa tiene un trasfondo geopolítico de larga data, que tiene que ver con la negativa rusa a aceptar el acercamiento de la OTAN y de la Unión Europea (UE) a la ex república soviética, a la que Moscú considera parte de su identidad y de su espacio de influencia.
Los expertos coinciden en señalar que el control sobre Ucrania es vital para la seguridad de Rusia. Es más, Putin cree que ambos países conforman “un solo pueblo”.
El objetivo de Putin es derrocar al gobierno e instalar un régimen títere, dicen los especialistas.
“El objetivo estratégico de Rusia es neutralizar la soberanía de Ucrania. Rusia considera esencial para su seguridad nacional que Ucrania no forme parte de la OTAN ni de la Unión Europea, y que no tenga un gobierno prooccidental”, señaló el analista Adriano Bosoni, de la consultora especializada en pronósticos geopolíticos Rane, ante la consulta de El Cronista,
En esa misma línea se expresó Peter Zeihan, quien cree que el objetivo de Putin es derrocar al gobierno e instalar un régimen títere.
“Eso está muy claro en el discurso y no se detendrá hasta que la totalidad del territorio de Ucrania sea considerado amistoso, en los términos en los que lo define Moscú”, explicó el reconocido analista geopolítico estadounidense en una conferencia que brindó a través de Youtube de la que participó este medio.
La invasión rusa tiene un trasfondo geopolítico de larga data, que tiene que ver con la negativa rusa a aceptar el acercamiento de la OTAN y de la UE a Ucrania.
Zeihan, reconocido analista agregó: “Lo que estamos viendo aquí una captura al por mayor y probablemente estará seguida por una ocupación del país”.
Guerra Rusia-Ucrania: ORIGEN Y cronología del conflicto
La génesis del actual conflicto se remonta a 2013, cuando el presidente de Ucrania, el prorruso Victor Yanukóvich, suspendió la firma de un acuerdo de asociación con la UE, prevista el 29 de noviembre, a causa de las presiones de Rusia, que le ofrecían además importantes contrapartidas económicas por ello, como la reducción del precio de gas.
Este anuncio catalizó el descontento de la población, sobre todo en el oeste del país. El 24 de noviembre, decenas de miles de ucranios se manifestaron contra el Gobierno en la plaza de la Independencia (Maidán) de Kiev.
Moscú considera a Ucrania parte de su identidad y de su espacio de influencia y cuyo control juzga vital para su seguridad.
La crisis se agudizó durante 2014. En febrero de ese año las fuerzas de seguridad ucranias mataron al menos a 100 personas en las protestas. La indignación popular y la brutal represión forzaron la huida de Yanukóvich. Mientras, en Simferópol, la capital de la península ucrania de Crimea, militantes prorrusos se enfrentaban a partidarios de la unidad de Ucrania. Al mismo tiempo, militares rusos camuflados y agentes del espionaje del Kremlin penetraron en Crimea para forzar su anexión a Rusia.
El 16 de febrero de ese año se celebró un referéndum en Crimea en el que -en medio de acusaciones de fraude- venció la anexión a Rusia por más del 97% de los votos. Dos días después, Putin firmó la incorporación de la península ucrania a su territorio, que la comunidad internacional no reconoció. La OTAN congeló su colaboración con Moscú, y EE UU y la UE le impusieron sanciones.
En mayo de ese mismo año los acontecimientos de Crimea se reproducen en la región ucrania del Donbás. Grupos separatistas de Donetsk y Lugansk autoproclaman sendas “repúblicas populares” y reclaman integrarse en Rusia. El este de Ucrania se convierte así en el escenario de la última guerra de Europa entre los separatistas prorrusos, con apoyo político y militar de Moscú, y el Ejército ucranio.
Putin cree que ambos países conforman “un solo pueblo”.
En julio de 2014 un misil Buk de fabricación rusa derriba el vuelo MH17 de Malaysia Airlines y mata a sus 298 ocupantes cuando el avión sobrevolaba la región de Donetsk.
Los acuerdos de Minsk
El 5 de septiembre de 2015, Ucrania, Rusia y representantes separatistas de Donetsk y Lugansk firmaron en Minsk un acuerdo para poner fin a la guerra bajo los auspicios de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Entra en vigor un alto el fuego que dura una semana.
En octubre de 2016, la reunión en Berlín del Cuarteto de Normandía -auspiciado por Francia y Alemania para resolver este conflicto- terminó sin avances.
La era Zelenski
En mayo de 2019 llega al poder Volodímir Zelenski. El flamante presidente ucraniano y Putin acuerdan en diciembre retomar el proceso de paz en Ucrania. El 29 de diciembre, Kiev y representantes separatistas canjean a 200 prisioneros.
Moscú considera a Ucrania parte de su identidad y de su espacio de influencia y cuyo control juzga vital para su seguridad.
En enero de 2021, Rusia comienza a trasladar tropas a sus fronteras con Ucrania y a la península de Crimea. El 13 de abril, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, define el despliegue como “la mayor acumulación de tropas rusas desde la anexión de Crimea”.
El 23 de agosto de 2021, 46 Estados y organizaciones, entre ellas la OTAN, firman en Kiev la Plataforma de Crimea, en la que Occidente exige a Rusia la devolución de la península ucrania.
El 3 de diciembre de 2021, se conocen informes de inteligencia de Estados Unidos en los que se evidencia que Moscú prepara una invasión de Ucrania “a principios de 2022, de acuerdo con The Washington Post. Según EE.UU., el despliegue de Rusia en las fronteras con ese país puede llegar a 175.000 soldados.
En mayo de 2019 llega al poder Volodímir Zelenski, un mandatario pro Occidente.
El 16 de diciembre de ese año, La UE amenaza a Rusia con “sanciones enormes” si invade Ucrania.
Escala la tensión y se produce la invasión
En el arranque de 2022, una reunión entre Washington y Moscú, y otra celebrada al día siguiente entre la OTAN y Rusia concluyen sin avances. Moscú informa del inicio de unas maniobras militares en el sur de Rusia, el Cáucaso y Crimea.
El 14 de enero de 2022, EE.UU. alerta de que Rusia planea “un ataque de falsa bandera”: un sabotaje contra sus fuerzas en el este de Ucrania para atribuírselo a Kiev y justificar una invasión. La madrugada anterior, un ciberataque masivo inutilizó durante horas el sistema informático del Gobierno ucranio.
Moscú considera a Ucrania parte de su identidad y de su espacio de influencia y cuyo control juzga vital para su seguridad.
El 18 de enero de 2022, Rusia envía tropas a Bielorrusia para unas maniobras conjuntas cerca de las fronteras ucranias. Entretanto, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, inicia una nueva ronda de reuniones que culminarán el viernes con un encuentro con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
El 29 de enero de 2022, Joe Biden afirma que planea desplegar tropas en el este de Europa y países de la OTAN “a corto plazo”, si bien no será un gran número. El Pentágono cifra los efectivos en 8500 soldados, que se encuentran en “alerta máxima” para desplazarse en caso de necesidad, a raíz de la crisis de Ucrania.
El 3 de febrero de 2022, Estados Unidos y la OTAN rechazan fimar un tratado bilateral sobre seguridad en Europa con Rusia y también cerrar la puerta a una futura incorporación de Ucrania a la Alianza Atlántica. Esas eran dos de las principales exigencias planteadas por Moscú para poner fin a la crisis de Ucrania.
Moscú considera a Ucrania parte de su identidad y de su espacio de influencia y cuyo control juzga vital para su seguridad.
El 7 de febrero de 2022, Macron pide a Putin evitar la guerra: “Los próximos días serán decisivos”. Separados por una enorme mesa -casi tan grande como la distancia que hoy aleja a Moscú de la OTAN-, los presidentes de Rusia y Francia se reúnen en busca de una respuesta al avispero ucranio. El mandatario francés no logró arrancar ninguna concesión en firme del Kremlin en torno a Ucrania.
El 15 de febrero de 2022, el Parlamento de Rusia aprueba una resolución que insta al presidente Vladímir Putin a que reconozca la independencia de las regiones ucranias de Donetsk y Lugansk, autroproclamadas repúblicas en 2014.
El 21 de febrero de 2022, Putin firma el reconocimiento de las regiones prorrusas ucranias de Donetsk y Lugansk y ordena el envío de tropas rusas a la zona. La reacción de Occidente no se hace esperar. La UE condena en bloque el movimiento y anuncia la pùesta en marcha el mecanismo para activar contundentes sanciones a Rusia. EE UU realiza un movimiento similar.
El 24 de febrero, pocos minutos antes de las seis de la mañana, el líder ruso anuncia una “operación militar especial” en el Donbás. Solo unos minutos después del discurso del jefe del Kremlin, emitido en todos los canales estatales rusos, se registraron grandes explosiones en varios puntos del este de Ucrania, desde Sloviansk y Kramatorsk a Járkov, a 30 kilómetros de la frontera rusa; incluso en Kiev, la capital. Rusia inicia su ataque contra Ucrania.
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