BUENOS AIRES — Una multitud reclamó el sábado que la Justicia esclarezca “el magnicidio” del fiscal argentino Alberto Nisman al cumplirse cinco años de su muerte, en un acto celebrado en Buenos Aires con fuertes críticas al nuevo Gobierno de los peronistas Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.
“Justicia perseguirás. No fue suicidio, fue un magnicidio. A Nisman lo mataron”, corearon los miles de asistentes a la manifestación, en la que participaron referentes de la oposición y la madre del fiscal, Sara Garfunkel, en la Plaza del Vaticano ubicada junto al histórico Teatro Colón.
Nisman fue hallado muerto el 18 de enero de 2015 de un disparo en la cabeza en el baño de su departamento, horas antes de la fecha en que tenía que presentarse en el Congreso para explicar la denuncia que había presentado cuatro días antes contra la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), hoy vicepresidenta.
El fiscal especial de la causa por la que se investiga el atentado a la mutual judía AMIA de Buenos Aires, que en 1994 dejó 85 muertos, había denunciado a Fernández de Kirchner, su canciller Héctor Timerman y otros dirigentes kirchneristas por el supuesto encubrimiento de los iraníes acusados por el ataque terrorista a través del memorándum de entendimiento firmado en 2013 entre Argentina e Irán.
Las investigaciones judiciales no pudieron aún esclarecer si Nisman se suicidó o si fue víctima de un homicidio ni quiénes habrían sido los autores.
El documento central del acto en memoria de Nisman apuntó este sábado contra el acuerdo con Irán, que establecía la creación de una Comisión de la Verdad para esclarecer el ataque a la AMIA.
Tras guardar un minuto de silencio y entonar el himno nacional argentino, los organizadores de la manifestación apuntaron contra el “pacto de impunidad que transformaba a los victimarios en sus propios jueces”.
“El pacto con Irán llevaba implícita la promesa del Gobierno argentino de levantar las alertas rojas sobre los iraníes acusados de haber planificado el atentado. Por eso, la muerte del fiscal, que iba a denunciar semejante desatino no fue casualidad ni fue suicidio”, sostuvieron los ciudadanos que leyeron el documento ante la multitud.
La gente respondió reclamando “justicia, justicia”.
En el documento se señaló en tanto que “así como Cristina Kirchner hizo un pacto de impunidad con Irán, el actual presidente hizo lo mismo con ella: pactaron una candidatura a cambio de impunidad”.
“Ambos quieren desmontar la causa de mayor envergadura política que pesa sobre la vicepresidenta: la del magnicidio que hoy cumple cinco años impune”, se agregó.
Por otra parte, los organizadores del acto cuestionaron la propuesta del nuevo Gobierno de revisar la pericia de la escena del crimen realizada por la Gendarmería (Policía militar) y cuyos resultados llevaron al juez Julián Ercolini a tipificar el delito a investigar como un homicidio, dejando de lado las versiones acerca del suicidio de Nisman.
“Nadie en la Argentina puede darse el lujo de interpretar la muerte del fiscal Alberto Nisman según su ocasional conveniencia política o el cargo que circunstancialmente ocupe”, se advirtió en el documento leído, en un párrafo que generó fuertes aplausos de los asistentes.
La multitud no portó identificaciones partidarias y solo se vieron banderas argentinas y carteles con el lema central de la marcha: “Justicia perseguirás. No fue suicidio, fue un magnicidio”.
Nadie del Gobierno actual participó en el acto, en el que sí estuvieron varios diputados de la oposición, entre ellos Elisa Carrió y Fernando Iglesias, y exfuncionarios de la Administración del conservador Mauricio Macri (2015-2019), como la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el ex titular del Sistema de Medios y Contenidos Públicos Hernán Lombardi.
La madre de Nisman no habló durante el acto ni realizó declaraciones periodísticas, en cambio sí lo hizo su abogado, Pablo Lanusse, quien aseguró que el fiscal fue víctima de un “magnicidio, un plan criminal para hacerlo callar”.
En los últimos cinco años hubo varias idas y vueltas entre las sospechas de un suicidio o un asesinato, y la muerte de Nisman volvió a cobrar relevancia en las últimas semanas no solo por nuevas revelaciones del caso sino también por el estreno de una serie documental en la plataforma Netflix sobre el tema: “El fiscal, la presidenta y el espía”.
La investigación también quedó en el centro del debate político tras la investidura en diciembre de Alberto Fernández y el regreso del peronismo al poder, tras cuatro años de Gobierno de Macri, con la propuesta de la nueva ministra de Seguridad Sabina Frederic de revisar la pericia realizada por la Gendarmería.
La investigación no cuenta aún con acusados como autores intelectuales o materiales del homicidio; hasta ahora solo el excolaborador de Nisman Diego Lagomarsino, un técnico informático, fue procesado como partícipe necesario, mientras los custodios del fiscal son investigados por supuesto por incumplimiento de los deberes (de protegerlo) y encubrimiento.
Lagomarsino le prestó a Nisman el arma desde la cual se disparó la bala que mató al fiscal y, según una reciente revelación periodística, se detectaron numerosas comunicaciones de un agente de inteligencia desde la zona donde vive el técnico informático el mismo día en que el fiscal fue hallado muerto, lo que suma intriga a un caso que pese al paso de los años no pudo ser aún esclarecido.