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A España le sale todo

Hay jornadas dichosas. La de este jueves lo fue para España, bienaventurada ya antes del fregado con Grecia. Suecia se dio el castañazo en Georgia y una hora después la Roja desfiló en Atenas sabedora de que una victoria le permitiría afrontar la última jornada como líder del grupo. Sarabia, de penalti, certificó un triunfo español sin alardes, y al conjunto de Luis Enrique le valdrá con no perder con los suecos el próximo domingo para estar en el Mundial.

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Vlachodimos, Tzavelas, Dimitrios Giannoulis (Dimitris Limnios, min. 66), Thanasis Androutsos, Konstantinos Tsimikas, Dimitrios Goutas, Manolis Siopis, Giorgos Masouras (Christos Tzolis, min. 45), Petros Mandalos, Bouchalakis (Pelkas, min. 77) y Vangelis Pavlidis

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Unai Simón, Íñigo Martínez (Azpilicueta, min. 88), Gayá, Laporte, Dani Carvajal, Pablo Páez Gavira (Busquets, min. 64), Koke, Rodrigo, Morata (Fornals, min. 64), De Tomás (Rodrigo, min. 56) y Sarabia (Dani Olmo, min. 56)

Goles 0-1 min. 25: Sarabia.

Tarjetas amarillas Manolis Siopis (min. 32), Sarabia (min. 47), Konstantinos Tsimikas (min. 53), Dimitrios Goutas (min. 58), Dani Carvajal (min. 77) y Tzavelas (min. 91)

Por quebrantalenguas, costará que quede grabado en la memoria española el nombre de Khvicha Kvaratskhelia, futbolista georgiano que dejó en la cuneta a la Suecia del reaparecido Ibrahimovic. Serpentinas para la Roja, que de vencer en un estadio olímpico de Atenas en los huesos, salvo por un puñado de entusiastas erasmus españoles, tendría a un paso la plaza fija para Qatar 2022. Y así fue. Si los de Luis Enrique no dan el petardazo contra Suecia en La Cartuja, la Roja estará en el próximo Mundial, torneo con el que flirtea ininterrumpidamente desde el de Argentina de 1978.

Tocaba no dar el cante en Atenas y España, muy condicionada por las bajas, tuvo la paciencia necesaria para despachar al abrochado equipo de Van’t Schip. Grecia es un conjunto ramplón a la que su gente tiene a la intemperie, pese a que una victoria le hubiera dado opciones a una repesca. Frente a la Roja se limitó a su papel de resistente y apenas tuvo criterio cuando en el tramo final aún se vio metida en el partido. Ni siquiera aprovechó la mayor flojera visitante en el segundo acto.

De inicio, el gobierno fue visitante. Al grupo de Luis Enrique le tocó gestionar el juego con temple. Reservado de entrada Busquets, al juego le daban carrete los dos centrales, Íñigo Martínez y Laporte, con Raúl de Tomás —el 28º debutante con Luis Enrique— en el costado izquierdo del ataque, Sarabia por el derecho y Morata en el eje ofensivo, aunque con permutas con RDT. Todos bajo el arresto de los tres centrales locales, lo que obligaba a los delanteros españoles a jugar de espaldas más de la cuenta. Suerte que RDT domina de maravilla, pero en su ocasión más clara, de frente a la portería, se hipnotizó. A España le costaba desbordar. Hoy no abundan los regateadores en el panorama universal. Y la Roja tiene un pelotón de delanteros en la enfermería: Ansu Fati, Ferran Torres, Oyarzabal, Gerard Moreno… Luis Enrique ha debido repescar a Rodrigo Moreno un año después. Y sin muchas más alternativas decidió que RDT ejerciera de extremo más de lo que le hubiera gustado al ariete del Espanyol.

Frente a una trinchera como la griega, nada mejor que los laterales hicieran de ventiladores. No lo consiguió Carvajal y tardó en activarse Gayà, jugador profundo y clínico en sus centros. Antes de que se agitara el capitán valencianista llegó el momento cumbre del partido.

Las rifas del VAR

Con el VAR mediante todo es posible. Le salió cruz a Grecia, que en su primera y casi única aventura vio cómo se le anulaba un gol a Masouras por un fuera de juego por centímetros. Apenas tres minutos después, otra tómbola. España lanzó un córner y en una barahúnda en el área el árbitro advirtió una patada a Íñigo Martínez. Los griegos vieron más. Una mano previa de Laporte en medio del jaleo. Una rifa. Todo muy borroso salvo para el polaco Szymon Marciniak, al que el VAR no corrigió. Sarabia ejecutó el penalti con solvencia, con un remate al lado contrario al que se acostó Odisseas.

Ya con Gayà de lanzadera y Gavi más enchufado, Morata tuvo el 0-2 tras una estupenda maniobra, pero el portero griego desvió la pelota con un hombrazo, despeje tan poco ortodoxo como eficaz el de Odisseas.

Grecia, equipo de fatigoso estilo, dio un cierto estirón en la segunda parte, aunque sin grandes avisos ante Unai Simón. No le da para mucho más, pero con el marcador tan ajustado cualquier jugada espasmódica podría ser fatal para España. La diferencia entre la victoria y el empate era abismal para la Roja. De la obligación de tener que ganar a Suecia a la posibilidad de que le sirva no perder con la selección escandinava. España requería cerrar el encuentro, por lo que Luis Enrique refrescó por completo la delantera, con Dani Olmo, Rodrigo Moreno y Fornals. Grecia ya dejaba horizontes, pero no hubo español que diera la puntilla, con la gente acelerada, con sucesivas ocasiones mal cerradas por fuera de juego. Sin remedio ofensivo, por si acaso, el técnico asturiano también recurrió a Busquets como sostén junto a Rodri en el gabinete del medio campo. España precisaba equilibrio en su bacheado segundo tiempo.

A golpe de colmillo, la selección del neerlandés Van’t Schip mantuvo el pulso hasta el final, con un par de merodeos inquietantes en el perímetro de Unai. España se mantuvo a flote y tras tantos apuros durante la fase de clasificación ya tiene Qatar 2022 a la vista. Y sin engorrosas y turbadoras repescas por delante, salvo un batacazo en Sevilla.

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