La sede del PP tiembla cada vez que Luis Bárcenas habla. Como ejemplo, los tres seísmos que se han sucedido en el último mes con la confesión que el extesorero popular envió el 26 de enero a la Fiscalía Anticorrupción y sus dos posteriores declaraciones en el caso Kitchen y Púnica los días 15 y 24 de febrero, cuando señaló a Mariano Rajoy, al que acusó de estar al tanto de la contabilidad paralela, y a Esperanza Aguirre, a la que atribuyó la recepción de 60.000 euros en dinero negro entregado por un constructor. Sus palabras han causado una enorme repercusión política, pero su trascendencia jurídica aún está por ver. Bárcenas no ha aportado todavía nueva documentación y su testimonio ha perdido valor con el tiempo después de que, en línea con las diferentes estrategias de defensa que han marcado sus distintos abogados, haya ofrecido versiones que se contradicen en algunos puntos clave.
Todo comienza el 15 de julio de 2013. El extesorero acaba de cambiar de letrado y, ese día, después de haber negado durante meses la caja b que había desvelado EL PAÍS en enero del mismo año, se planta ante el juez Pablo Ruz y tira de la manta. Por primera vez.
—Manifestó usted que era “completamente falso”, y eso es entrecomillado, la existencia de una contabilidad b y el pago de sobresueldos durante los años que estuvo como gerente y tesorero del PP. Le tengo que preguntar si mantiene usted esa afirmación —le apuntó el magistrado.
—Esa afirmación no fue cierta… o sea, que no la mantengo —responde contundente Bárcenas que, a partir de ese momento, empieza a relatar una batería de irregularidades del actual principal partido de la oposición y entonces en el Gobierno. Además, como respaldo, entregó al instructor de la Audiencia Nacional un pendrive con papeles que avalaban su versión.
Ese momento cobra ahora, otra vez, un enorme protagonismo. El extesorero y su nuevo abogado, Gustavo Galán, han repetido en las últimas semanas que Bárcenas no facilitó todo lo importante aquel día. Que se guardó balas en la recámara. Que se reservaba material comprometedor, incluida una grabación con Rajoy y Javier Arenas hablando de la caja b y documentación sobre la supuesta financiación irregular del PP de Aguirre. Pero que se la “robaron” los implicados en Kitchen, la trama urdida en el Ministerio de Interior para supuestamente arrebatarle material sensible de la formación conservadora.
Esas palabras del extesorero, por tanto, servirían para apuntalar la tesis de la acusación del caso Kitchen, donde ya se cuenta con otras muchas pruebas de la operación de espionaje sin control judicial. Pero, además, Bárcenas también le contó el pasado miércoles al juez de Púnica que entregó hace años a “un amigo” varias “cajas” sobre la contabilidad paralela del PP nacional y que ahora estaría tratando de recuperarlas. Estas servirían para la investigación sobre el delito de cohecho que aún sigue abierta en la Audiencia Nacional, donde se trata de acreditar el nexo entre las donaciones de empresarios reflejadas en la contabilidad paralela del PP y la adjudicación de obra pública.
El problema es que, mientras nada de eso aparezca, solo cuenta su palabra. “Hay un vacío, que es la acreditación documental de lo que él afirma, más allá de lo que ya figuraba en sus papeles”, admiten varias acusaciones populares personadas en el juicio sobre la caja b del PP. Porque la reciente versión de Bárcenas se contradice con la que mantuvo durante años. En su declaración del 21 de diciembre de 2018 ante el juez José de la Mata, que sustituyó a Ruz, informó de que “todo lo relevante” estaba en la tarjeta de memoria que se entregó el 15 de julio de 2013. Según añadió, su entonces abogado, Javier Gómez de Liaño, había asumido su defensa con la “condición” de que colaborase al máximo con los investigadores y facilitara “toda la documentación”. “Y no había ninguna otra, ni la hay en consecuencia”, le dijo al magistrado.
Audio de la declaración de Bárcenas ante De la Mata en diciembre de 2018: “Mi actitud [en 2013] era de la máxima colaboración”
“Si sacamos los SMS [de Rajoy]… Era el momento de ponerlo todo sobre la mesa. Si yo hubiese tenido esas grabaciones [con Rajoy y Arenas], esas grabaciones habrían salido. No he grabado jamás a nadie. Absolutamente a nadie. No le puedo decir otra cosa. No existe ninguna grabación. Es novela”, añadió en diciembre de 2019 ante el magistrado Manuel García-Castellón, que investiga Kitchen y Púnica: “La indicación que me dio [mi abogado], es que absolutamente toda la documentación que tuviese tenía que ponerla a disposición del juzgado. Y toda la documentación era toda la documentación”.
Declaración de Bárcenas ante el juez García-Castellón en diciembre de 2019: “No existe ninguna grabación. Es novela”
Otro cambio de versión importante brota de su escrito de confesión del 26 de enero enviado a Anticorrupción. En ese documento admitía por primera vez que algunas donaciones de empresarios a la caja del PP tenían una “naturaleza finalista”: es decir, eran una “contraprestación por porcentaje a la adjudicación de una obra o servicio público” concreto. Algo que la Policía ya considera documentado por sus propias averiguaciones y no gracias a él. Porque estas nuevas palabras contrastan con su declaración de julio de 2013, cuando aseveró que “los donativos jamás han sido finalista, salvo uno en Castilla-La Mancha en 2007, pero nunca han sido finalistas”: “Álvaro Lapuerta, [su predecesor en el cargo], dejaba muy claro que la cantidad que se recibía no llevaba aparejada ninguna contraprestación de ningún tipo”.
Audio de la declaración de Bárcenas ante De la Mata en diciembre de 2018: “No había nada que afectase al procedimiento”
El juicio sobre la caja b del PP se reanudará el próximo 8 de marzo con el interrogatorio del propio Bárcenas. Tendrá entonces una nueva oportunidad de disparar contra su antiguo partido. Y no será la única: esa misma semana, el día 11, comparece en la comisión creada en el Congreso sobre Kitchen. También queda pendiente para abril su declaración en la investigación sobre el delito de cohecho, que instruye el juez Santiago Pedraz, quien ya le ha exigido que aporte todos los documentos que guarde que “sustenten las manifestaciones que hace”.
El PP se aferra a las contradicciones
Para los señalados, el antiguo Bárcenas se ha convertido en la mejor arma contra el nuevo. Tras la última confesión enviada a Anticorrupción, el líder del PP, Pablo Casado, lo retó: “Si tiene pruebas que las ponga sobre la mesa”, dijo, a la vez que acusaba sin pruebas al Gobierno de estar detrás de ese escrito. Aguirre —que lo califica como un “condenado, convicto y confeso”— también lo acusó el pasado miércoles de mentir: “La credibilidad de este señor es cero. Bueno no, menos 30”. Según la exdirigente del PP, el extesorero ha cambiado de versión para intentar conseguir beneficios penitenciarios y permisos para él y su mujer, Rosalía Iglesias.
El pasado 8 de febrero, durante el primer día del juicio de la caja b del PP, el abogado de los populares atacó también al extesorero. Aportó resoluciones de 19 órganos judiciales que, según dijo, “no le han dado ninguna credibilidad o verosimilitud” a su declaración. Entre ellos, el fallo que absolvió al PP por la destrucción de los discos duros de Bárcenas, donde se resaltaba la “desconfianza” que generaba su testimonio por las “variaciones sustanciales de su versión”.
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