Al terminar cada año, el blog África no es un país recuerda a algunos de las mujeres y hombres africanos que fueron noticia en los últimos 365 días, una lista inevitablemente corta que recorre los ámbitos de la política, el deporte, la ciencia o la cultura; un repaso a la actualidad del continente en 2021 a través de sus rostros más destacados.
Y Abiy Ahmed se fue a la guerra
La imagen de Abiy Ahmed, primer ministro de Etiopía, vestido con uniforme militar y arengando a sus tropas en el frente de guerra será, sin duda, una de las más icónicas de 2021. No solo porque dicha fotografía resume la paradoja del ardor guerrero de quien fue elegido Premio Nobel de la Paz hace dos años, sino porque este conflicto tiene en vilo a todo el continente. La llegada al poder de Ahmed en 2018 fue el comienzo del fin del complejo sistema de equilibrios étnicos y políticos que había imperado en Etiopía durante dos décadas y los grandes perjudicados fueron aquellos que habían ocupado la cúspide de dicho entramado, los dirigentes del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF) que no tardaron en oponerse a las reformas de su laureado primer ministro.
Ahmed declaró la guerra en noviembre de 2020 pero las hostilidades habían comenzado meses antes con los tigrayanos en franca rebeldía en su feudo del norte del país. El primer ministro etíope mostró un excesivo optimismo cuando tres semanas más tarde declaró el final del conflicto tras la entrada en Mekele de las tropas federales. Los rebeldes se echaron al monte, reorganizaron sus fuerzas y lanzaron una contraofensiva que llegó a situarse a unos 200 kilómetros de la capital, Adís Abeba. Fue entonces cuando el premio Nobel decidió ir al frente para coordinar a su Ejército, que logró ir recuperando terreno hasta forzar la retirada de los tigrayanos de las regiones de Afar y Amhara hace apenas unas semanas. La guerra de Etiopía, en todo caso, está lejos de haber terminado.
El primer ministro, Abiy Ahmed, durante una visita a la región de Oromiya (Etiopía).iksa NegeriNgozi Okonjo-Iweala, primera mujer al frente de la OMC
El 15 de febrero, la Organización Mundial de Comercio (OMC) hacía historia al nombrar a la primera mujer y a la primera persona nacida en el continente africano al frente de este organismo. No fue fácil. La candidatura de la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala había sido bloqueada nada menos que por el presidente estadounidense Donald Trump, quien apostaba por la ministra de Comercio de Corea del Sur, Yoo Myung-hee, alegando que la africana no tenía suficiente experiencia pese a que había ocupado puestos de responsabilidad en el Banco Mundial durante más de dos décadas, había sido ministra de Finanzas y Asuntos Exteriores de su país y había integrado una larga lista de consejos de administración y juntas directivas de empresas, ONG y organismos internacionales. La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca permitió desbloquear el nombramiento de Okonjo-Iweala.
Economista formada en Estados Unidos, no solo destaca por su impresionante currículum sino por su capacidad de gestión y liderazgo. En los distintos cargos que ha ocupado, uno de los últimos presidenta de la Alianza Mundial para las Vacunas y la Inmunización (GAVI), ha destacado por su lucha contra la corrupción y por su interés en promocionar a jóvenes y mujeres. Su intención es promover profundas reformas en la OMC para avanzar hacia un comercio más justo y precisamente lo que define como “nacionalismo y proteccionismo” de las vacunas contra la covid-19 es uno de los primeros retos a los que se debe enfrentar.
Idris Déby, muerto en el frente de batalla
El 20 de abril, el portavoz del Ejército de Chad hacía un anuncio sorprendente: el presidente Idris Déby, poderoso aliado de Occidente en África central y uno de los jefes de Estado más influyentes de la región, había muerto a consecuencia de las heridas sufridas mientras combatía a un grupo rebelde que había entrado en el país desde la vecina Libia. En realidad, Déby había fallecido dos días antes y su cuerpo había sido trasladado en un helicóptero hasta Yamena, la capital. Sin embargo, los pilares del régimen necesitaban tiempo no solo para digerir la noticia sino para organizar un golpe de Estado que les permitiera seguir en el poder sin tener en cuenta el relevo establecido en la Constitución.
Déby murió como había vivido, en permanente combate contra sus enemigos. En 1990 entró como líder guerrillero en Yamena y, tras derrocar a Hissène Habré, se convirtió en nuevo presidente de Chad, puesto que ocuparía con puño de hierro durante tres décadas. Frente a las constantes rebeliones que le amenazaban o ante el avance del yihadismo de Boko Haram, Déby no dudaba en acudir al frente a dirigir a sus tropas. De hecho, había logrado convertir a su Ejército en el más temible de la región gracias al dinero del petróleo, mientras en el interior reprimía a la oposición y ganaba una elección tras otra. Tras su muerte es su hijo, el general Mahamat Idris Déby, apodado Kaka, quien ostenta el poder al frente de una junta militar.
Sifan Hassan o el arte de correr
El pasado 7 de agosto la atleta de 28 años Sifan Hassan, nacida en Etiopía y nacionalizada holandesa, se convirtió en la primera deportista de la historia en conseguir tres medallas en carreras de fondo en unos Juegos Olímpicos. Dos oros en 10.000 y 5.000 metros y un bronce en 1.500 han llevado a esta joven que huyó de su país natal con 15 años y se convirtió en refugiada en Europa hasta el Olimpo del deporte mundial. Tras pasar por un centro de acogida de menores se asentó en Eindhoven con el sueño de convertirse en enfermera, pero sus extraordinarias dotes para el deporte la llevaron por otro camino.
Ostenta los récords de Europa de 10.000, 5.000, 1.500 y medio maratón y los récords mundiales de la milla, cinco kilómetros en ruta, 10.000 y la hora. La proeza de Hassan en los Juegos Olímpicos 2020 de Tokio, aplazados a 2021 por la pandemia, tiene mucho que ver con un carácter formado en la adversidad. En la última vuelta de la semifinal de 1.500 sufrió una caída y tuvo que acelerar para lograr la clasificación. La refugiada que huyó de su país en 2008 se ha convertido en una auténtica estrella en su país de adopción.
Sifan Hassan celebrando la victoria del 1.500 en Doha 2019.ANTONIN THUILLIERAlpha Condé, más dura fue la caída
Sentado en un sofá con cara de pocos amigos, vestido con pantalones vaqueros, descalzo y una camisa mal abrochada y rodeado de militares. A su pesar, esta será la imagen que pasará a la historia de un Alpha Condé, de 83 años, que fue durante más de una década presidente de Guinea-Conakry y que acabó saliendo por la puerta de atrás. El 5 de septiembre, un golpe de Estado acabó de cuajo con el hombre que estaba llamado a consolidar la democracia en su país y cuyo empeño por mantenerse en el poder terminó por hacer retroceder a Guinea hasta la casilla de salida de los tiempos oscuros de la dictadura militar.
Cuando el histórico opositor Alpha Condé ganó las elecciones de 2010 se convirtió en el primer presidente democrático de la sufrida Guinea-Conakry. Sin embargo, su carácter arisco, sus maneras de tratar a la oposición y su fracaso a la hora de desarrollar a su país fueron abonando el terreno para un final abrupto. Tras reformar la Constitución y ganar las elecciones en 2020, procesos ambos que estuvieron salpicados de decenas de muertos y cientos de presos, Condé tenía los días contados. Los hombres del teniente coronel Doumbouya no encontraron mucha oposición en su camino hacia el Palacio de Sekhoutoureya y la mayoría de los guineanos celebró la caída en desgracia de su presidente.
Samia Suluhu está a los mandos en Tanzania
El 19 de marzo, Samia Suluhu Hassan aparecía en la televisión pública tanzana con rostro serio. Le tocaba anunciar el fallecimiento del presidente del país, John Magufuli, oficialmente por problemas cardíacos. Como vicepresidenta, esta economista nacida en Zanzíbar en 1960 y con una larga carrera política se convertía en la primera mujer jefe de Estado en Tanzania, la segunda en ejercicio en toda África junto a la etíope Sahle-Work Zewde. Sin embargo, como ella misma ha asegurado en varias entrevistas, no debe favores a nadie y ha llegado hasta el cargo por su trabajo y sus competencias.
Tras cursar estudios de Administraciones Públicas y Finanzas entre su país, India y Reino Unido, Mama Samia (como se la conoce en Tanzania) comenzó su servicio público en su Zanzíbar natal como diputada y ministra regional para dar luego el salto como parlamentaria a la Asamblea Nacional. Su reconocido trabajo en la reforma de la Constitución y su talante conciliador hicieron que el presidente Magufuli la nombrara vicepresidenta del país en 2015. Sin embargo, era ella quien solía acudir a las cumbres internacionales y quien fue ganando peso como figura política emergente. Frente al negacionismo ante la covid-19 y las bravuconadas de su antecesor, Samia Suluhu propone otra forma de gobernar.
El que fuera presidente de Tanzania (de 2005 a 2015), Jakaya Kikwete, junto a Samia Suluhu Hassan, en junio de 2020, por entonces vicepresidenta.EVRARD NGENDAKUMANA (Reuters)El esperado regreso de Laurent Gbagbo
Diez años después de su humillante salida de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo regresaba a su país aclamado por miles de seguidores. El 17 de junio las calles de Abiyán se convirtieron en una fiesta para recibir a quien fuera presidente del país entre 2000 y 2011, derrocado tras unas polémicas elecciones y un conflicto que costó la vida a unas 3.000 personas y conducido ante la Justicia Internacional para, una década más tarde, resultar absuelto de los crímenes que se le imputaban. Pero Gbagbo no tiene intención de mirar hacia atrás y lo dejó claro cuando, un mes después de su vuelta, se reunía con su rival, el presidente marfileño Alassane Ouattara, en un clima distendido y de reconciliación. Aún hay presos políticos y heridas abiertas, pero Costa de Marfil ya mira hacia adelante.
El veterano profesor de Historia de 76 años ha decidido romper su vínculo con el Frente Popular Marfileño, que él mismo fundó, y crear el Partido de los Pueblos Africanos, una formación panafricanista y de izquierdas que pretende llegar en pleno estado de forma a las elecciones presidenciales de 2025. Sin embargo, Gbagbo esconde de momento sus cartas y mantiene el suspense acerca de sus intenciones. ¿Se presentará a dichos comicios o dará un paso a un lado? “Yo decidiré de qué manera voy a continuar en la batalla”, dijo en un mitin reciente.
Angelique Coetzee, la descubridora de ómicron
A mediados de noviembre, la doctora sudafricana Angelique Coetzee recibió en su consulta a un varón de unos 30 años con dolores de cabeza y corporales. Aunque en ese momento la incidencia de la covid-19 era muy baja, decidió hacerle un test. Al dar positivo, alertó a sus colegas: “Algo va mal, estos síntomas no coinciden con la variante delta”. Varias pruebas después, los científicos sudafricanos alertaban al mundo de la existencia de la ómicron, que hoy se extiende por todo el mundo. Para Coetzee, presidenta de la Asociación Médica de Sudáfrica, la reacción de cierre de fronteras a Sudáfrica fue precipitada y no estaba justificada, pues la nueva variante ya estaba circulando por esos mismos países que prohibían vuelos. En su opinión se trata de una mutación menos grave que la delta, según la evolución que ha vivido en Sudáfrica.
Abdulrazak Gurnah, el Nobel sorpresa
Fue la gran sorpresa literaria del año. El ganador del Premio Nobel de Literatura, el tanzano Abdulrazak Gurnah, no estaba en las quinielas del galardón ni su nombre sonaba como aspirante en los círculos editoriales. “Cuando me llamaron, pensé que era una broma”, aseguró el propio Gurnah a los periodistas. Autor de diez novelas y varios relatos cortos, cuando era joven decidió emigrar a Reino Unido para finalizar sus estudios. En la Universidad de Kent se doctoró y allí ejerció como director del departamento de inglés durante muchos años hasta su jubilación. La Academia Sueca le concedió el Nobel “por su penetración inflexible y compasiva de los efectos del colonialismo y los destinos de los refugiados en el abismo entre culturas y continentes”.
El escritor tanzano Abdulrazak Gurnah recibió el Premio Nobel de Literatura 2021. Larissa Schwedes (DPA vía Europa Press)La lucha climática de Vanessa Nakate
A sus 25 años, la ugandesa Vanessa Nakate se ha convertido en una de las activistas climáticas más conocidas de África. Carismática y reivindicativa, inspirada por Greta Thunberg, en enero de 2019 comenzó a manifestarse delante del Parlamento de Uganda para protestar por su inacción ante el cambio climático y para defender las amenazadas selvas del Congo. Tras participar en la COP25 celebrada en España acudió al Foro Económico Mundial en Davos donde coincidió con otros activistas climáticos. Allí, la agencia Associated Press publicó una foto de grupo y recortó a Nakate. “No me han borrado a mí, sino a todo un continente”, dijo entonces. La agencia se acabó disculpando. La revista Time la incluyó en 2021 como una de las 100 líderes del futuro.
Desmond Tutu, el arzobispo que se enfrentó al ‘apartheid’
La vida del arzobispo emérito Desmond Tutu se apagó el pasado 26 de diciembre apenas dos meses y medio después de cumplir los 90 años. Premio Nobel de la Paz en 1984 y después presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, pocos sudafricanos contribuyeron de una manera tan destacada a la caída del apartheid y a la construcción de la nueva Sudáfrica. Activista comprometido con la no violencia, destacó por su verbo libre y su constante defensa de los oprimidos. Además del combate contra la segregación racial y pese a ser la cabeza visible de la Iglesia Anglicana en África austral, no dudó en defender el uso del preservativo, la homosexualidad y la eutanasia, además de múltiples causas internacionales como la creación de un Estado palestino o la lucha del Dalai Lama en el Tíbet. Su talante risueño e irónico y su ánimo conciliador quedarán para la historia.
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