Por Diana Manzo. Fotos: Jesús Méndez.
Oaxaca, Oax.- Fermín Roberto Jiménez Cruz es un abuelito de 67 años, que elabora piñatas para pagar su tratamiento de cáncer, el cual le fue detectado hace dos años.
Papel periódico, engrudo, cartulinas y papeles de colores brillosos y metálicos, tijeras y mucha imaginación son sus elementos básicos para elaborar cada una de las piñatas, que en esta época decembrina tienen mucha demanda, especialmente las de 5 y 7 picos.
La piñata es una tradición muy peculiar en todo México, y romperla en las posadas y en la nochebuena es una de las formas de unir a las familias y también de recordar el nacimiento del niño Jesús, según explica la religión católica.
“Hace dos años me detectaron un linfoma en mi axila y desde entonces todo cambió, los gastos aumentaron y me puse a trabajar más en la elaboración de piñatas, porque además el tratamiento es caro”, explicó.
El abuelito labora desde su taller en la capital oaxaqueña, muy cerca del tradicional Mercado de La Merced.
Y aunque goce con el servicio medico público, los gastos de pasaje y una cuidadora son caros y con lo que vende por las piñatas obtiene para sus gastos y tratamiento.
Para elaborar una piñata Don Fermín requiere de una hora. Lo que más llama la atención son los colores que usa y cómo los acomoda en cada uno de los picos, lo cual es el atractivo.
Ha recibido 16 quimioterapias y tanto su cuerpo como sus emociones ya no son las mismas que antes, porque ya se cansa más, realiza pausas entre piñata y piñata, y aún así las elabora, porque es su única alternativa para obtener ingresos.
Al día elabora entre 3 y 4 piñatas, que varían en cuanto a los precios: las de olla cuestan 180 pesos y las de cartón 100 pesos.
Don Fermín vive con su esposa, su hija y sus dos nietos, por lo que ellos cuatro dependen de él económicamente, más el pago del tratamiento.
Frutas, verduras, proteínas más un sinfín de vitaminas son su dieta básica, la cual requiere de dinero para poder adquirirlo, por lo que este abuelito trabaja entre 4 y 6 horas al día dependiendo de los pedidos de piñatas.
Personas solidarias con su condición le ayudan a promocionarlo en las redes sociales, por lo que los pedidos en esta navidad han aumentado.
La quimioterapia daña mucho, me deja muy débil, los doctores me dicen que ya falta poco, pero los gastos continúan, por eso necesito trabajar, y opté por las piñatas, una artesanía muy tradicional que en esta época tiene mucha demanda, en especial las de ollas de barro.
Antes de enfermarse, el artesano de las piñatas trabajó como velador y también en el Instituto Nacional Electoral (INE), pero a raíz del cáncer su vida ha cambiado, todo es más lento, y eso le preocupa, porque necesita vender más piñatas para poder ayudar a su hija, sus dos nietos y su esposa.
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