Carlos Manuel Juárez / Elefante Blanco
Cinco años después del descubrimiento del sitio, el gobierno de México aceptó la existencia de un centro de extermino de personas en La Bartolina, Tamaulipas, de donde ha recolectado media tonelada de huesos calcinados.
La titular de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), Karla Quintana Osuna, informó que las Fiscalías federal y estatal han trabajado durante cinco años en el procesamiento del terreno, ubicado en Matamoros, a aproximadamente 12 kilómetros de Brownsville, Texas, Estados Unidos.
“Desde 2017 al 28 de mayo se han recuperado, al menos 500 kilogramos de restos óseos calcinados. En un primer momento intervino la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas, y desde hace poco más de dos años quien está procesando ese lugar de exterminio es la Fiscalía General de la República junto con la Comisión Nacional de Búsqueda”, afirmó la funcionaria federal.
Realmente, el centro de incineración y destrucción de cadáveres fue descubierto en abril de 2016, por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Procuraduría General de Justicia estatal, en los sexenios del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y el gobernador tamaulipeco, Egidio Torre Cantú.
Reportes periodísticos de El Mañana de Reynosa muestran que personal militar encontró el sitio el miércoles 6 de abril de 2016, y dos días después detectó el terreno exacto al pie de una laguna, cerca de playa Bagdad.
De acuerdo con información federal, el sitio fue operado presuntamente por el Cártel del Golfo desde 2009. Los integrantes del crimen organizado utilizaron el terreno para llevar a personas secuestradas, y allí las torturaron, asesinaron, incineraron y enterraron los cadáveres.
En abril de 2016, medios fronterizos de México y Estados Unidos, como El Mañana de Reynosa, La Tarde, Breibart, Noticias 48 Univision y el periodista Enrique Lerma publicaron notas sobre el hallazgo; éste último reveló el caso en su cuenta de Facebook el 7 de abril. En los 3 días siguientes, los periódicos confirmaron el operativo de seguridad en la zona.
“A casi 48 horas de que se registrara el hallazgo sobre restos óseos (narco-fosas) en el Ejido la Bartolina en Matamoros, y ante la nula información oficial por parte de las autoridades de TamaulIpas, Se filtra información extraoficial con amplio conocimiento de la actividad criminal en la zona, identificada por grupos criminales como “La brecha del Infierno” ubicada a un costado del lugar que actualmente permanece resguardado por las autoridades federales. Geográficamente este sector se encuentra paralelo con la ciudad costera de Puerto Isabel en el Condado de Cameron en Texas”, reportó Lerma, periodista de Noticias 48 Univision, el 8 de abril de 2016.
Al día posterior, El Mañana de Reynosa presentó una nota con detalles de los hallazgos:
“Tropas militares desplegadas en un campamento de exterminio con fosas en un ejido de la ciudad de Matamoros, reportaron el hallazgo de tambos conteniendo cenizas y fragmentos de restos óseos, así como garrafones de plástico con residuos de combustible.
“Esto les permitió descubrir tres tambos de 200 litros cada uno conteniendo cenizas y fragmentos o restos óseos, se desconoce si son humanos o animales’’.
Ante la presión de las publicaciones, el Grupo de Coordinación Tamaulipas, integrado por la Federación y el gobierno estatal, emitió un comunicado el 11 de abril de 2016, donde admitió que Servicios Periciales de la PGJ y soldados intervinieron en terrenos del ejido La Bartolina.
A continuación el comunicado íntegro:
El Grupo de Coordinación Tamaulipas informa que el domingo 10 de abril se dieron por concluidas las labores de exploración en terrenos del ejido La Bartolina del municipio de Matamoros, donde inicialmente se corrió la versión del hallazgo de fosas clandestinas.
Precisa que en los terrenos del ejido que fueron objeto de revisiones por parte de personal de Servicios Periciales y elementos del Ejército, no se encontraron fosas de ninguna naturaleza, solamente un tambo de 200 litros de capacidad que contenía cenizas y fragmentos óseos, desconociéndose si son humanos o animales.
La exploración del terreno inició el miércoles 6 de abril cuando elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional realizaban reconocimientos terrestres y al llegar a una brecha que lleva al citado ejido, detectaron irregularidades en la tierra, procediendo a excavar para establecer de qué se trataba.
Desde esa fecha y hasta el domingo 10 de abril, peritos y soldados procedieron a realizar 20 excavaciones en el punto inicial y posteriormente se extendieron hasta un área conocida como “Zona de Mar”.
Del total de los lugares explorados, solamente en siete se encontraron fragmentos óseos, algunos objetos metálicos, papeles, prendas, botes y cartuchos. La inspección se hizo dentro del agua y en las orillas de la citada “Zona del Mar”, utilizándose un georadar.
El análisis de los fragmentos óseos encontrados aún no concluye, por lo que no se ha podido determinar si son humanos o animales. En los 20 puntos explorados no se encontraron ni fosas, ni osamentas, ni cuerpos carbonizados.
La versión dada por el Grupo de Coordinación en 2016 no coincide con lo que, un año después, buscadoras y elementos de la Fiscalía Especializada en la Investigación de los Delitos de Desaparición Forzada de Personas encontraron en el terreno de superficie extensa.
El ejido La Bartolina es una zona de terrenos con algunos sembradíos de sorgo, pero no hay más parcelas por la salinidad de la tierra cercana al Golfo de México.
Los trabajos en la zona de exterminio son liderados por el colectivo Madres Unidas por Nuestros Hijos, que reúne a buscadoras y buscadores con familiares desaparecidos en San Fernando, Matamoros y Reynosa.
María, una de las líderes del colectivo y de quien no daremos apellidos para protegerla, ha estado en La Bartolina de la primera búsqueda en 2017 a la última a mediados del mes pasado.
“Nosotros empezamos a abrir un pocito, luego se documentaron como 24 fosas, de esas 24 fosas nomás abrimos 1 o 2 con la Fiscalía de Tamaulipas, porque nos fuimos arriba del terreno y había otro pozo que excavamos y sacamos, que ahí nos intoxicamos 3 personas. Entonces ese otro pozo y 3 más se abrieron y terminó la intervención del estado, pero como yo no tenía resultados y una exhumación correcta fue cuando intervino la FGR a mediados del 2018”, explicó la buscadora.
A pregunta directa sobre el informe de los hallazgos que dio la Secretaría de Gobernación (Segob), María precisa que la cantidad total de restos supera la media tonelada, porque en dos búsquedas realizadas el año pasado los elementos de la FGR recolectaron aproximadamente 725 kilogramos de huesos. Además, ahonda, del lugar se recogieron objetos como credenciales de lector o manejo, escrituras, facturas, medias calcinadas, relojes, pulseras, anillos, dentaduras de ora, rosarios, ropa, entre otros.
María urge a que la Comisión Nacional de Búsqueda y la Fiscalía General de la República agenden más búsquedas, porque solo han excavado en menos de una cuarta parte de los 600 metros cuadrados del terreno que estuvo en operación delincuencial desde 2008.
“En La Bartolina donde pises hay una muela, una cervical, una costilla, una mandíbula; hemos encontrado cuerpos enteros y medios, cervicales con pelvis completas, pero el riesgo es que vuelvan a desaparecer los cuerpos porque cuando el agua del mar sube llega al terreno y arrastra todo, por eso queremos que se programe una intervención mayor y urgente”, afirmó la integrante del Madres Unidas por Nuestros Hijos.
Elefante Blanco entrevistó a un exfuncionario estatal, quien pidió reservar su identidad, sobre el recorrido que hizo por la zona de La Bartolina en 2017. “Anduvimos en las parcelas, porque es un área abierta, y encontramos en un declive pegado a una laguna que entra del mar, una especie como de playita, con la arena suave y fina, allí había restos a simple vista, dientes; lo veías y no lo podías creer”, recordó.
El pasado 7 de abril de 2021, la comisionada Karla Quintana mencionó brevemente el hallazgo y recolección de restos humanos, sin dar mayores detalles del procesamiento de los huesos. Sin embargo, fuentes de la FGR y FGJ confirmaron que los exámenes forenses y genéticos hechos a los restos han arrojado perfiles de las víctimas.
No es la primera vez que el gobierno de México acepta la existencia de campos de exterminio en Tamaulipas. En febrero de 2019, el titular de la Subsecretaria de Gobernación, Alejandro Encinas, recorrió el sitio en el rancho El Papalote, ubicado en Gómez Farías, al suroeste de Tamaulipas, presuntamente operado por Los Zetas.
Colectivos de familiares de personas desaparecidas en Tamaulipas han encontrado 50 centros clandestinos de incineración de cuerpos, también llamados ‘cocinas’, en el sur, centro y norte. Por medio de indagatorias, los grupos determinaron que en esas zonas hubo tortura, secuestro, homicidios multitudinarios, entrenamiento a criminales, fosas clandestinas y esparcimiento de cenizas en cuerpos de agua, por ello, decidieron llamarlos centros de exterminio.
Matamoros, el municipio con más desaparecidos
En Tamaulipas, grupos armados legales e ilegales han desaparecido a 11,443 personas; de los cuales, 2,241 desaparecieron en Matamoros, de acuerdo con el registro nacional de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Los años con mayores casos fueron 2009, 2011, 2012 y 2016; en estos 4 años fueron denunciados 1,079 personas que fueron desaparecidas. El rango de edad de las víctimas de este delito son de 15 a 34 años, y el 78.58% son hombres y el 21.37% son mujeres.
Respecto a la nacionalidad de las personas desaparecidas, el 87.55% son mexicanas y mexicanos. Sin embargo, el registro exhibe 52 casos de ciudadanos estadounidenses, 5 guatemaltecos, 4 hondureños, 4 salvadoreños, 3 cubanos y 1 nicaragüense. En 209 denuncias no se especificó el origen de la víctima.
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