El grupo ACS ha ofrecido a la italiana Atlantia comprar la red de autopistas más grande del país, Autostrade per l’Italia (ASPI), por 10.000 millones de euros. El presidente de la constructora, Florentino Pérez, ha remitido una carta a la compañía de la familia Benetton subrayando la idoneidad de que acepte su oferta puesto que ambas firmas ya son socios en Abertis. La oferta de la española superaría la del consorcio liderado por el banco Cassa Depositi e Prestiti (CDP), controlado por el Estado italiano, junto a Blackstone y Macquarie, que valoró Autostrade en 9.000 millones de euros.
Atlantia acordó con el Gobierno italiano la venta de Autostrade después de que en 2018 el derrumbe del puente Morandi de Génova que gestionaba ASPI causase la muerte de 43 personas. El Ejecutivo dirigido entonces por Giuseppe Conte, que acababa de tomar posesión, amenazó a la compañía con la retirada de las concesiones de las autovías italianas si no cambiaba de manos la gestión de las autopistas de peaje.
Tras varias tentativas fallidas ahora debe sustanciarse la desinversión. El consejo de Atlantia se reúne este jueves para analizar la oferta de CDP y de los fondos por Autostrade y la recién trasladada por ACS.
En una carta publicada por el diario Financial Times, Florentino Pérez subraya a la dirección de Atlantia la relación cercana que une a ambas compañías tras el éxito de la compra conjunta de Abertis –participada al 50% más una acción por Atlantia y el resto por ACS- y defiende que la operación encajaría en la estrategia a largo plazo de la compañía.
De hecho, el propio presidente de ACS admitió el pasado mes de febrero su interés por hacerse con Autostrade, una apuesta que se ha visto redoblada después de que el grupo vendiese parte de su división industrial, Cobra, al grupo francés Vinci por 4.930 millones de euros.
“Vamos a estudiar ASPI con toda la ilusión y ojalá pudiéramos hacer ese gran grupo de concesiones de autopistas”, señalaba Pérez en conferencia con analistas e inversores esta misma semana, aunque supeditando la operación “al acuerdo con los deseos del Gobierno italiano”.
Por eso, en su primer tanteo, el presidente de ACS ha abierto la posibilidad a entrar como socio del Gobierno o junto a otros accionistas relevantes, en caso de que Atlantia rechace la última oferta enviada por el Ejecutivo que encabeza actualmente Mario Draghi, como ha hecho en numerosas ocasiones en los últimos meses.
Aun así, si ACS no obtiene respuesta, Florentino Pérez admitió haber recibido ya otras ofertas encaminadas a la creación de este gran grupo de infraestructuras. “Si es con nuestros amigos italianos, encantados, si no, lo haremos con otros interesados”, afirmó.
El papel del Gobierno de Draghi
Precisamente uno de los mayores obstáculos para el proceso de venta son los recelos del Gobierno de que esta empresa pasase a ser propiedad de capital extranjero. Sin embargo, el nuevo Ejecutivo de Italia encabezado por el expresidente del BCE, Mario Draghi, parece plantear menos reservas ante esta opción.
Autostrade es la mayor concesionaria del país transalpino, con 3.000 kilómetros de carreteras de peaje, y está participada en un 88% por Atlantia. Esta compañía, controlada por la familia Benetton, ya rechazó el pasado mes de febrero la última oferta de CDP y los fondos que ofrecían 7.900 millones de euros por la concesionaria.
Ahora tal vez se muestre más receptiva con una de las dos ofertas que hay encima de la mesa. Por lo pronto, el fondo TCI, que tiene un 10% de Atlantia, ha dado la bienvenida a la oferta de ACS y anima a la empresa a “explorar profesionalmente la oportunidad de una combinación de Abertis y ASPI”, según ha publicado el rotativo británico.
Un gran negocio sobre una tragedia con 43 muertos
Italia inauguró el 3 de agosto de 2020 el nuevo puente noroeste de Génova, dos años después de que se derrumbara el antiguo dejando 43 muertos, en una ceremonia que no contó con los familiares de las víctimas que no querían participar de “un carnaval”, y se reunieron apenas diez después en la fecha de la conmemoración de la tragedia.
El 14 de agosto de 2018, bajo una lluvia torrencial, el puente Morandi, que llevaba el nombre del ingeniero que lo diseñó en la década del 60, uno de los ejes esenciales para el comercio con Europa pero también para los miles de turistas que lo atraviesan, se derrumbó arrastrando decenas de vehículos y causando la muerte de 43 personas, entre ellas cuatro niños.
Dos años después, aún está pendiente el juicio. Se estima que las indemnizacionesa los familiares de los fallecidos pueden alcanzar entre 500 y 1.500 millones de euros, un dato que también se incluye en la puja por Autostrade.
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