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Actividad frenética en Villa Meona a horas de la boda de Tamara Falcó

La cuenta atrás para la boda de Tamara Falcó ya ha comenzado. Será el próximo día 8 de julio cuando la marquesa de Griñón e Íñigo Onieva pongan por fin el broche de oro a su historia de amor, después de unos meses que no han sido fáciles para la pareja y su entorno. Al margen de su inesperada ruptura en septiembre y su reconciliación justo a comienzos de año, lo cierto es que los preparativos del que, sin duda, va a ser el enlace del año, han sido intensos y no han estado exentos de polémicas. El problema del vestido de la marquesa de Griñón, los rumores de infidelidad por parte del empresario o el cambio de la fecha original han sido solo algunos de los frentes abiertos para la pareja, que está a las puertas ya de dar el paso más importantes de sus vidas.

Tamara Falcó en Madrid / Gtres

A pocos días del enlace, la casa de Isabel Preysler, donde Tamara se ha instalado para pasar su última etapa de soltera, se ha convertido en centro de operaciones para los preparativos y, como era de esperar, el trasiego a las puertas de la residencia es constante. Cristina Reyes es la estilista de confianza de Isabel Preysler y Ana Boyer, ha sido vista en varias ocasiones a lo largo de estos días, probablemente para ultimar algunos de los detalles de los looks de la madre y la hermana de la novia. Ella ha sido también la encargada de vestir a Íñigo Onieva en su enlace.

Tamara Falcó e Isabel Preysler llegando a Madrid. / Gtres

Más allá de la visita de Cristina Reyes, las puertas de Villa Meona han sido testigo de un continuo ir y venir de mensajeros, repartidores y otras personas relacionadas con la organización del enlace. En la mañana de este lunes, entraba en la casa un repartidor que llevaba la funda de un vestido de la firma Redondo Brand, pero no ha sido el único. Varios ramos de flores han llegado a la casa, así como paquetes cuyo contenido se desconoce.

Mientras que en la casa de Isabel Preysler se está viviendo una auténtica vorágine, Íñigo Onieva ha acudido a la última de las pruebas de su traje de novio en compañía de Cristina Reyes.  El empresario ha comentado que tiene ganas de ver a Tamara, ya que llevan unos días separados y ha asegurado que su chaqué, de la firma Canali, le queda como un guante.

Íñigo Onieva en Madrid. / Gtres

Por su parte, la madre del novio, Carolina Molas, cuyo nombre ha vuelto a acaparar titulares en los últimos días a raíz del dramático robo de joyas que se produjo este fin de semana -aunque se ha confirmado que las joyas sustraídas no son las que iba a llevar la futura suegra de la marquesa de Griñón, sino que llevará piezas propias-, ha comentado que no está nerviosa por la boda. Lo que sí ha dicho es que tanto Tamara Falcó como Íñigo Onieva están ultimando los detalles de cara al enlace y, como es lógico, muy ocupados con los preparativos.


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