Que Adam Driver es uno de mejores actores del momento es algo que nadie discute. Sin llegar a los cuarenta, el de California ya ha trabajado con autores de la talla de Jim Jarmush, Martin Scorsese, Los hermanos Coen, Steven Soderberh y recientemente en dos entregas que Ridley Scott ha lanzado este final de año: El último duelo y La casa Gucci, que se estrenará en España el próximo 26 de noviembre. Sin embargo y a pesar de esta filmografía, el gran público general y los fans de Star wars reconocen a Driver por su papel de Kylo Ren, seguramente de lo poco que merece la pena en la última trilogía supervisada por J.J. Abrams para Disney. Lejos de querer estar situado en el centro mediático, Driver contó a la BBC, lo mal que lo pasó su primera vez en el evento de la Comic-con.
“No conocía las reglas de Comic-Con”, le contaba Driver a Graham Norton, presentador nocturno de la cadena. “Llegue al hotel a las dos de la mañana…y pensé ‘quizás mañana iré a tomar un café’. Y ellos dijeron ‘Oh no, no puedes tomar un café’. Yo estaba como ‘Bueno, tal vez tome un café en el hotel’. Ellos dicen ‘No, no puedes tomar un café en el hotel’”.
La condición que la producción le proponía a Driver es que si quería salir a cualquier actividad, fuera del acto tenía que colocarse una máscara completa o de Iron Man o de Darth Vader. Todo ello debido al fanatismo que existe hacia la franquicia creada por George Lucas y ahora, propiedad de Disney.
El actor continuó señalando cómo fue esa experiencia encerrado en el hotel: “Abrí mi ventana, porque había estado en la habitación durante 24 horas antes de lo que se suponía que debíamos hacer. Luego había una banda en la parte inferior de edificio tocando el tema de Star wars porque todos (el elenco) nos estábamos quedando en el hotel. Fue aterrador…vi lo que era. Quiero decir, es agradable (pero) no estoy ansioso por volver”, terminaba de explicar Adam Driver.