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Aguascalientes, la última esperanza de la oposición

Aguascalientes, la última esperanza de la oposición


La candidata del PAN a la gubernatura de Aguascalientes, Maria Teresa Jiménez, habla desde el estrado en un evento de campaña.RR. SS.

Entre Morena y una victoria total en las elecciones del 5 de junio solo se interpone un pequeño Estado conocido por su afición a los toros. Aguascalientes, en el centro norte del país, es la gran esperanza de la oposición en unos comicios en que se prevé que el partido del Gobierno se imponga en al menos cuatro de las seis entidades en juego. Tranquilo, empresarial y rico, el Estado parece destinado a seguir en las filas del PAN. Sin embargo, las preferencias se han estrechado con el paso de las semanas. Una derrota sorpresa tendría sabor apocalíptico para una oposición que se bate en retirada en casi todo el territorio.

Aguascalientes suele pasar desapercibido en el tablero político nacional. El cuarto Estado más pequeño y el sexto menos poblado con 1,4 millones de habitantes, la entidad no da mucho de qué hablar. Muestra un índice de desarrollo alto y se ha mantenido al margen de la ola de violencia que engulle a otras partes del país, como a sus vecinos Zacatecas y Guanajuato. El gran evento anual es la tradicional Feria Nacional de San Marcos, cuando la capital estatal ve desfilar a primeras figuras del toreo mundial.

Las elecciones del próximo domingo han colocado al Estado en el mapa político, al menos durante unas semanas. El cierre de campaña de la candidata morenista, Nora Ruvalcaba, reunió al líder del partido, Mario Delgado, y a tres políticos que se perfilan como posibles sucesores del presidente Andrés Manuel López Obrador: la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y los secretarios de Gobernación y de Energía, Adán Augusto López y Rocío Nahle, respectivamente.

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Tal asistencia ha buscado transmitir la idea un tanto optimista de que sí es posible conquistar Aguascalientes, donde el PAN ha gobernado 18 de los últimos 24 años, para la causa lopezobradorista. “Decían que este era un bastión de la derecha, decían que aquí no entraba Morena y no se esperaban que tuviéramos a una gran mujer que nos ha inspirado”, declaró Delgado en el acto de cierre. Aunque la candidata de la alianza formada por PAN, PRI y PRD, Teresa Jiménez, mantiene una sólida ventaja de unos 13 puntos, Ruvalcaba ha ganado terreno en las últimas semanas y ha puesto en alerta a la oposición.

La candidata Nora Ruvalcaba, con un collar de flores, junto a Adán Augusto López, Rocío Nahle y Claudia Sheinbaum, en un mitin.RR. SS.

La campaña ha estado dominada por las acusaciones de corrupción. Morena denunció esta semana ante la Fiscalía General de la República a la candidata panista por el supuesto sobre costo de un contrato que otorgó como presidenta municipal de la capital del Estado. Mientras, Jiménez ha intentado poner el foco en la reactivación económica y en la seguridad. “Necesitamos blindar a nuestro Aguascalientes. No queremos estar como Zacatecas o Jalisco, ¿o sí?”, lanzó en un mitin. En Zacatecas gobierna Morena y en Jalisco, Movimiento Ciudadano.

Morena sufre de un déficit “organizativo” en la entidad, de acuerdo a los expertos. “No existe necesariamente un arraigo total del conservadurismo en el Estado como generalmente se plantea, pero Morena no tiene una estructura sólida”, señala el politólogo Adán Baca, de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. El académico recuerda que a la formación del presidente le costó llenar la asamblea que organizó en el Estado cuando trataba de registrarse como partido político hace una década. “Tiene que ver con el desinterés del núcleo de Morena, con la falta de liderazgos locales propios”, dice.

El PAN, en cambio, cuenta con amplias bases en el Estado y buenas conexiones con las cámaras empresariales, la punta de lanza de la sociedad civil hidrocálida. “Hay empresarios muy activos a nivel local en la región del Bajío y el PAN tiene buen contacto con estas organizaciones. A los empresarios el discurso del presidente López Obrador no les gusta mucho”, señala el politólogo Gustavo Martínez, de la UNAM. El apoyo hidrocálido al panismo no es un fenómeno reciente. Uno de los primeros diputados federales del partido fue elegido en este Estado en los años 40, cuando el PRI gozaba de un dominio apabullante.

Con una victoria el 5 de junio en Aguascalientes, el PAN salvaría los muebles, pero sería difícil interpretar el triunfo como un giro importante en la suerte política de la oposición, muy debilitada ante el empuje de Morena. “Ganar Aguascalientes les permitiría sobrevivir”, afirma Martínez. “El PAN se volvió un archipiélago de islas en Guanajuato, Aguascalientes y Yucatán, donde a Morena le ha costado mucho entrar. Son los lugares en los que se siente cómodo”.

El PAN revalidaría, eso sí, su posición como hermano mayor de la alianza opositora. La formación conservadora se enfrenta a una probable derrota en Tamaulipas y ha permitido que el candidato opositor en Durango, hoy gobernado por un panista, sea del PRI. Sin embargo, sus aliados priistas, peor situados, se encaminan hacia sendas derrotas en Hidalgo y Oaxaca, dos de sus bastiones, que se suman a los numerosos Estados que perdieron en los comicios de hace un año.

Con o sin victoria en Aguascalientes, las divisiones dentro del panismo se mantendrán, opina la historiadora Soledad Loaeza, autora de varios libros sobre la formación. “Desde luego sería un respiro. El PAN llevaba mucho tiempo en Baja California y la perdió en 2019. Pero no sé si esta victoria provocará una sacudida. El partido está muy débil; no tiene un líder que sea reconocido de manera unánime”, señala la académica del Colegio de México.

El presidente panista, Marko Cortés, protagonizó una polémica el año pasado cuando se filtró un audio en el que daba por perdidos la mayoría de los Estados, meses antes de la elección. “No hay más, está muy complicado (…) La única que tenemos realmente posibilidades es Aguascalientes”, dijo. El actual gobernador hidrocálido, Martín Orozco, criticó abiertamente que el presidente de su partido tuviera esa “visión de derrota”. Pese a la indignación despertada, pocos en la oposición se atreven ya a apostar por una victoria más allá Aguascalientes, la única carta segura.

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