Al menos diez militares y un conductor murieron este miércoles tras la explosión de un artefacto explosivo de la guerrilla maoísta en el estado de Chhattisgarh, en el este de la India.
“Lamento la noticia de la muerte de diez de nuestros miembros de la Guardia de Reserva del Distrito (DRG, en inglés) y un conductor debido a la explosión de un artefacto explosivo”, dijo el jefe de Gobierno de Chhattisgarh, Bhupesh Baghel, en un comunicado.
El suceso tuvo lugar esta tarde en el distrito de Dantewada, en la zona de Aranpur, donde según Baghel las fuerzas de seguridad llevaban a cabo una operación contra la insurgencia naxalita, como se conoce localmente a los maoístas, tras recibir información sobre la presencia de altos cargos de este movimiento.
Tras conocerse el ataque, el primer ministro indio, Narendra Modi, condenó en Twitter el incidente y expresó sus condolencias a los familiares de los fallecidos.
Por su parte, el ministro del Interior indio, Amit Shah, indicó en Twitter que ha asegurado “toda la asistencia posible al gobierno estatal”.
En noviembre de 2021 las fuerzas de seguridad abatieron a un alto comandante maoísta y otros 25 militantes rebeldes en una masiva operación policial contra ese movimiento en el estado de Maharashtra, con el que la “columna vertebral” del movimiento naxalita fue destruida, según las autoridades.
El movimiento naxalita, denominado así porque nació tras una revuelta en la aldea bengalí de Naxalbari en 1967, busca imponer una revolución agraria de corte maoísta y continúa activa tras medio siglo de operaciones sobre todo en el llamado “cinturón rojo”, una franja de territorio que recorre el centro y el este de la India.
Según datos del Portal de Terrorismo del Sur de Asia, en lo que va de año se han producido 42 muertes en incidentes relacionados con los maoístas (20 de ellos civiles, 9 miembros de las fuerzas de seguridad y 13 guerrilleros), frente a las 135 de 2022 y 237 de 2021.
En total, la insurgencia ha causado alrededor de 12.000 muertos en la India, en su mayoría civiles, durante las últimas décadas y los maoístas fueron declarados como la principal amenaza para la seguridad interna, si bien ha ido perdiendo fuerza en los últimos años.
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