La inseguridad alimentaria aguda afecta ya al menos 155 millones de personas de todo el mundo, el peor dato en cinco años, según un informe internacional que pone cifras a las consecuencias que tienen los conflictos, los desastres meteorológicos y, en el último año, la pandemia de Covid-19 para la supervivencia en decenas de países.
El Informe Global sobre Crisis Alimentarias, liderado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), advierte que en 2020 hubo 20 millones más de personas en un nivel tres o superior dentro de la clasificación que analiza la inseguridad alimentaria -el quinto escalón es la hambruna-.
La inseguridad alimentaria aguda va al alza desde 2017 -cuando se publicó por primera vez este análisis- y se extiende ya a 55 países y territorios de todo el mundo. La población en fase tres ha pasado de 2016 a 2020 de 94 a 147 millones de afectados, mientras que otros 28 millones de personas están un escalón por encima, al borde por tanto del abismo.
Los peores escenarios se concentran en Burkina Faso, Sudán del Sur y Yemen, donde hay 133 mil personas en la fase cinco, la de ‘catástrofe’, lo que requiere “acciones urgentes” para “evitar muertes y un colapso de las formas de vida”, como refleja la FAO en un comunicado.
Por regiones, los valores más dramáticos corresponden a África, donde hay casi 98 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria -unos dos tercios del total-. Entre las diez peores crisis figuran también Yemen, Afganistán, Siria y Haití.
En cuanto a la edad de quienes viven en situaciones límite, el informe cifra en más de 75 millones los niños menores de cinco años que están por debajo de la talla correspondiente a su edad y en más de 15 millones quienes pesan menos de lo que deberían por falta de alimentos.
El informe señala los conflictos como el principal detonante del hambre, ya que los contextos de violencia estarían detrás de casi 100 millones de víctimas del hambre en 2020 -un drástico aumento si se compara con los 77 millones de 2019-. Las crisis económicas, atribuidas en gran medida a la pandemia, figuran detrás de más de 40 millones, mientras que el tiempo extremo aparece relacionado con 16 millones de casos.
La Red Global contra las Crisis Alimentarias, de la que forma parte también la Unión Europea, ha advertido que “la perspectiva para 2021 y los años venideros es desalentadora”, teniendo en cuenta que la pandemia de coronavirus no ha hecho sino “revelar la fragilidad del sistema global de alimentos” y la necesidad de métodos “más equitativos, sostenibles y resilientes”.
En definitiva, aspira a una “transformación radical” si se quieren cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y que el ‘hambre cero’ sea realmente una realidad para 8 mil 500 millones de personas en el año 2030. “Si las tendencias actuales no se revierten, las crisis alimentarias serán cada vez más frecuentes y graves”, ha alertado.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha abogado por atender tanto el conflicto como el hambre, que “se refuerzan mutuamente”. Así, ha llamado a “hacer todo lo posible para poner fin a este círculo vicioso”, incidiendo en que “atajar el hambre es fundamental para la estabilidad y la paz”.
(Europa Press)
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