Al menos 38 personas han fallecido y dos sufren heridas leves por un incendio que tuvo lugar el lunes por la tarde en una fábrica de la ciudad china de Anyang, en el centro del país. La cadena de televisión CCTV ha informado de que una o varias personas relacionadas con el incidente se hallan bajo custodia policial, entre ellos, el encargado de la fábrica, aunque por el momento no se han proporcionado más detalles al respecto. Medios locales se han hecho eco de que muchos de los trabajadores de la planta supuestamente estaban empleados de manera irregular, y algunos de ellos son personas de más de 70 años. El presidente, Xi Jinping, ha pedido que se investiguen las causas del siniestro y que los culpables asuman la responsabilidad de acuerdo con la ley, según recoge la prensa estatal.
El incendio se produjo en las instalaciones de la empresa Kaixinda Trading, en el distrito de Wenfeng de Anyang, en la provincia de Henan, alrededor de las 16.22 hora local del lunes (09.22, hora peninsular española). Según los medios chinos, 63 camiones de emergencias y unos 240 bomberos se desplazaron hasta el lugar y, para las 23.00 hora local, los equipos de rescate habían concluido las operaciones de salvamento. La agencia Reuters informa de que la causa del fuego pudo ser una soldadura eléctrica que incumplía las regulaciones, aunque las autoridades locales aún no han confirmado el origen.
El suceso ha sido uno de los más comentados del día en las redes sociales chinas, donde circulan vídeos en los que se muestra una gran llamarada y una columna de humo negro en el lugar del suceso. En una de las imágenes aéreas, se aprecia que casi todos los techos del edificio han colapsado debido al sobrecalentamiento. “Dentro de la fábrica hay mucho combustible, por lo que el fuego comenzó de repente y se extendió muy rápido”, aseguró un testigo citado por los medios locales.
La planta se encuentra a unos 200 kilómetros al norte de la capital provincial de Henan, Zhengzhou. El edificio, de dos pisos, alberga varias fábricas en las que trabajan habitantes de pueblos de los alrededores, de entre cuatro y seis kilómetros a la redonda. Según recoge Reuters, muchas de las víctimas son mujeres que confeccionaban ropa de algodón. Por el momento se desconoce el balance total de hombres y mujeres fallecidos.
En un reportaje publicado en el digital chino Fengmian (The Cover, en inglés) se condena la falta de regularización contractual de los empleados de la planta. Según una investigación de este medio, en los últimos tres años, la empresa Kaixinda Trading no tiene trabajadores dados de alta en los registros de la seguridad social. En el mencionado artículo también se recogen testimonios de familiares de las posibles víctimas, quienes aseguran que en la fábrica trabajaban personas mayores de 70 años, que cobraban entre 30 y 50 yuanes diarios (entre cuatro y siete euros, según el cambio actual). La normativa de 2018 establece que el salario mínimo para los trabajadores de la categoría más baja de Henan debe ser de 15 yuanes la hora (poco más de dos euros al cambio actual) y 1.500 yuanes al mes (unos 205 euros).
Según el perfil de la empresa publicado en Tianyancha, una base de datos con información sobre firmas chinas, Kaixinda se fundó en diciembre de 2007 en Anyang, especializada en la fabricación y venta al por mayor de productos que van desde piezas de maquinaria pesada, materiales de construcción y químicos especiales, pasando por muebles, ropa, zapatos y sombreros.
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El representante legal de la compañía es Kang Jige, quien ha tenido un puesto similar en hasta siete empresas, cinco de las cuales han sido canceladas en los registros. Los cinco principales accionistas de Kaixinda se apellidan Kang, y cada uno tiene operaciones en, al menos, otras dos firmas. En 2020, Kaixinda fue multada con 81.900 yuanes (unos 11.180 euros) por ocupación ilegal de terrenos. La cadena CCTV ha informado este martes de que al menos el responsable de la fábrica se encuentra bajo custodia policial.
Varios accidentes industriales en China han ocupado titulares en los últimos años, lo que ha generado dudas sobre los estándares de seguridad y ha salpicado a los funcionarios encargados de hacerlos cumplir. En junio, falleció una persona y otra resultó herida en una explosión en una planta petroquímica de Shanghái, un suceso que provocó densas nubes de humo en una zona industrial a las afueras de esta megaurbe de 26 millones de habitantes. El año pasado, una fuga de gas mató a 25 personas, hirió a un centenar y redujo a escombros varios edificios de Shiyan, en la provincia central de Hubei. En marzo de 2019, una explosión en una fábrica de productos químicos en Yancheng, a 260 kilómetros de Shanghái, mató a 78 personas y arrasó con las viviendas ubicadas en un radio de varios kilómetros. Cuatro años antes, la gigantesca explosión de varios contenedores en el puerto de Tianjin (ciudad portuaria muy cercana a Pekín) dejó 165 decesos y varios centenares de magullados, una tragedia que figura como uno de los peores incidentes de la historia del gigante asiático.
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