La Corte Suprema de Alabama dictaminó que los embriones congelados son considerados niños y que quienes los destruyan pueden ser considerados responsables por muerte injusta de menores. Esta es una decisión sin precedentes en la historia de Estados Unidos, que vuelve a revivir el debate sobre cuándo empieza la vida.
Defensores de los derechos reproductivos dicen que el fallo podría tener un efecto paralizante en los tratamientos de infertilidad y profundos impactos a nivel nacional, teniendo en cuenta que podría hacer que los costos legales asociados a la fecundación in vitro, unión del óvulo de una mujer y el espermatozoide de un hombre en un plato de laboratorio, se disparen, haciendo que los precios de los tratamientos de fertilidad sean imposibles para muchas familias.
Además, podría significar que los padres ahora se verán obligados a pagar tarifas de almacenamiento de embriones de por vida aunque no quieran tener más hijos. Otros estados podrían intentar definir a los embriones como personas. De hecho, un grupo religioso está utilizando el fallo de Alabama como precedente en un caso sobre derechos al aborto en Florida.
Dana Sussman, directora ejecutiva adjunta del grupo de defensa legal Justicia en el Embarazo, dijo en declaraciones a CNN.
Esto es parte de una larga y estratégica marcha hacia la consolidación de esta ideología de la personificación fetal, que está en el corazón del control de las personas embarazadas, sus decisiones y sus resultados de nacimiento.
Al respecto, el juez de la Corte Suprema de Alabama Greg Cook, la única voz disidente, escribió que “ningún proveedor médico racional continuaría brindando servicios para crear y mantener embriones congelados sabiendo que deben continuar manteniendo dichos embriones congelados para siempre o arriesgarse a la pena de una reclamación por muerte injusta”.
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