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Alan Moore ve una clara relación entre el auge del cine de superhéroes y el fascismo

No es ninguna sorpresa que Alan Moore despotrique del cine de superhéroes. El considerado por muchos como uno de los mejores guionistas y creadores del mundo de las viñetas siempre ha criticado ferozmente, cualquiera de las adaptaciones que Hollywood y la industria en general han hecho de alguna de sus mejores obras. Sin Moore no existiría Watchmen, La liga de los hombres extraordinarios, V de Vendetta ni el origen del Joker en Batman: la broma asesina. Por tanto, el británico es uno de los principales responsables de que se comenzase a entender el mundo de los superhéroes como algo más que una cosa de niños y gente joven. Anárquico y descorazonador en cualquiera de sus alegatos, hoy Moore no saca pecho de ello, sino más bien todo lo contrario. En una reciente entrevista para The Guardian ha dejado bien claro que hay una relación entre un posible resurgimiento del fascismo y el consumo masivo de cine de superhéroes:

Alan Moore

“En 2011 dije que creía que el hecho de que millones de adultos hiciesen cola para ver películas de Batman tenía serias y preocupantes implicaciones para el futuro. Ese tipo de infantilización, ese impulso hacia tiempos y realidades más simples, puede ser muy a menudo un precursor del fascismo”, le contaba Moore al medio. A pesar de ser el artífice de historias adultas en torno a la figura de los héroes y justicieros, el escritor se ha mostrado muy escéptico respecto a que en algún momento fuese realmente un material dirigido a un público maduro: “En realidad nunca he creído que los superhéroes fueran un producto para adultos. Se trata de un malentendido ocurrido en los años 80 del que tengo una parte considerable de culpa. Cuando aparecieron cosas como Watchmen, hubo un montón de titulares diciendo ‘los cómics han madurado’” y tiendo a pensar que no, los cómics no han madurado”.

‘La broma asesina’ (DC)

Cerrando su ristra de argumentos terminó explicando que más que madurar, lo que había hecho la industria era responder inversamente a la edad emocional del público. Alan Moore lleva varios años alejado de la industria del cómic. Actualmente se dedica a la literatura, publicando libros como La voz del fuego. Aunque ya no se considere parte del mercado de la novela gráfica, la influencia de su trabajo ha trascendido a cientos de creadores posteriores.


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