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Alba Reche: “La terapia es lo mejor que me ha pasado en mi vida”


Es muy probable que Alba Reche (Elche, Alicante, 23 años) no lea esta entrevista ni los comentarios que pueda originar. Es algo que evita hacer por temor a perder su naturalidad: “No me quiero intoxicar de opiniones ajenas sobre lo que soy porque, al final, voy a empezar a hacer lo que le guste a la gente”. Así que como seguramente la cantante no eche un vistazo a las siguientes líneas, se puede decir en positivo que esta exconcursante de Operación Triunfo muestra durante la conversación con EL PAÍS un saber estar, una madurez y una oratoria que muchos compañeros de profesión envidiarían.

Su carrera no ha hecho más que empezar. Quedó en segunda posición en la edición de 2018 del programa de Gestmusic y ya tiene dos discos en el mercado: Quimera y La pequeña semilla. Este viernes inicia en la sala La Riviera, en Madrid, una gira con la que recorrerá otras ciudades españolas como Barcelona, Valencia y Las Palmas de Gran Canaria, a la espera de confirmar más fechas. Hace unos días, se encontraba en los estudios Metropol ultimando detalles para los conciertos. Revela entre risas que “está siendo un día raro” y como tiene una canción favorita en función de su estado de ánimo escoge en esta ocasión La dignidad: “Habla de por qué estamos aquí, de por qué queremos hacer música y de cómo queremos que nos tomen cuando hacemos música”. Es un tema que también aborda la importancia de las raíces: “Tampoco hay que enraizarse, pero no hay que olvidarse de los orígenes. Hay que estar siempre agradecido de lo que te ha hecho llegar hasta aquí”.

Sus orígenes se hallan en Elche. Eligió su ciudad natal para hacer su primer concierto como solista, alejada ya del concurso de televisión. Fue en diciembre de 2019 y reconoce que disfrutó como una niña, emocionada por la energía que el público desprendió aquella noche: “Estaba histérica. Pero también te digo: mejor eso en casa que en cualquier otro lado”. Además, le tiene un cariño muy especial a Valencia, ciudad a la que se mudó cuando inició sus estudios de Bellas Artes. La canción Flor alta es un reflejo de aquella etapa que supone el comienzo de la vida adulta y que considera la más feliz. “Fue cuando empecé a construir realmente mi personalidad, libremente, sin ningún tipo de juicio. Es como cuando sales del pueblo. Creo que la gente que hemos salido del pueblo lo entendemos”, expresa riéndose.

Ahora también es feliz; e incluso algo más. “Conmigo misma sí que estoy mejor que por aquel entonces. He aprendido muchas más cosas y me encuentro mejor en cuanto a las conversaciones que tengo en mi cabeza y a lo que quiero hacer con mi vida”, defiende la cantante, que habla sin tapujos del cuidado de la salud mental. Lleva años acudiendo al psicólogo —“La terapia es lo mejor que me ha pasado en mi vida”, sostiene—, ha hablado en varias ocasiones de que lo necesitó tras su paso por OT y considera que debería ser un servicio público.

No tiene miedo a mostrarse vulnerable y eso se evidencia en sus composiciones, como en Los cuerpos, canción en la que colabora con el dúo Fuel Fandango, donde busca un espacio libre que la aleje de las críticas y las opiniones. “A veces soy un poco inconsciente y me lo recuerdan. Habla un poco de: ‘Estoy bien. No hace falta que me recuerdes que puede ir mal”, explica.

Asimismo, en su último trabajo se encuentran voces como las de Çantamarta y Cami. Con la cantante chilena comparte Que bailen, un tema que nace después de las revueltas en el país latinoamericano. Ambas coinciden en la defensa del feminismo y Reche es una persona que habla con soltura del tema, aunque exhibe una sonrisa modesta cuando se le hace dicha afirmación. Pero no cualquiera es autora del prólogo de Mitos de la transgresión femenina, libro escrito por Alfredo Arias. Eso sí, no duda en admitir lo siguiente: “El feminismo me ha servido para construirme y me ha ayudado a nivel vital, social y de todo. Estructuralmente, a mí me ha cambiado la vida a mejor”.

Empezó a informarse con más ahínco cuando comenzó el Bachillerato y formó parte de colectivos feministas durante su época universitaria, pero es consciente de que en los últimos años hay cierto postureo respecto a este movimiento. Pese a ello, consigue ver el lado positivo: “Al final creo que el mensaje va a calar de alguna forma, y tampoco vamos a parar una cosa que se ha hecho global. Prefiero que sea global a que seamos las tres pavas que hablaban sobre feminismo”. Pero añade: “También implica tener una conciencia que hay que trabajar para tenerla y eso es algo que no hay que olvidar”.

Esa suma sin conocimiento se da igualmente en el apoyo al colectivo LGTBI, pero lo que más molesta a Reche es que las empresas y los medios de comunicación se acuerden de ellos solo en el mes del Orgullo. “No puedes querer que los referentes LGTB del momento formen parte de tus campañas publicitarias y que cuando asesinan a un chaval por un crimen homófobo no digas nada al respecto. Si te posicionas para un momento, te posicionas todo el rato”, opina la cantante en referencia al caso de Samuel Luiz.

Reche pertenece al colectivo y afirma haber sufrido ataques por ello. Más pausada y algo incómoda relata: “Me acuerdo que cuando tenía novia en el pueblo, nos paró un coche y empezó a decirnos de todo. Pero prefiero ni acordarme de eso”. Asimismo, las redes sociales son un coladero de insultos y críticas, desde la sexualización por parte de hombres hasta el poner en cuestión su orientación dependiendo de con quién esté.

Algunas de sus letras tratan de concienciar sobre estos asuntos sociales, como Lux, de su primer disco, que aborda la violencia machista. “Intento que las canciones salgan lo más natural posible en cuanto a lo que pienso. Hay varias que hablan sobre eso porque para mí era necesario en ese momento desfogarme de alguna cosa”. Y concluye: “Creo que al final llegan mensajes a través de ellas y quien quiera escuchar, escuchará”.


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