La crisis en la cúpula del poder en Argentina escala día a día. El presidente Alberto Fernández ya no oculta su malestar con su vice, Cristina Fernández de Kirchner. Este martes, advirtió a quien fuera su mentora política que es él quien toma las decisiones de Gobierno. Pero al mismo tiempo pidió por la unidad del Frente de Todos, la coalición peronista que tiene al kirchnerismo como su principal fuerza. La ruptura se consumó el jueves pasado, cuando los 13 senadores que responden a la vicepresidenta votaron en contra del acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar una deuda de 44.500 millones de dólares. Fernández hace tiempo que soporta fuego amigo, pero el voto negativo de los miembros de su propia coalición fue demasiado.
“Cuando me propusieron estar a cargo sabía que iba a tener que tomar decisiones y esperaba que me acompañaran y no me acompañaron”, lamentó el presidente en una entrevista que concedió a una radio ultrakirchnerista. Intentó así dar un mensaje directo a quien lo puso a cargo de la presidencia, como él mismo dijo. En 2019, fue Cristina Kirchner quien le pidió a Fernández ser candidato a presidente, con ella como vice. El experimento resultó exitoso para bloquear la reelección de Mauricio Macri, pero ha hecho agua para gobernar. Las diferencias respecto al rumbo económico crecieron con el agravamiento de la crisis. Las críticas de Cristina Kirchner y su hijo Máximo, líder de la agrupación La Cámpora, fueron cada vez menos veladas. La rebelión parlamentaria del kirchnerismo fue, finalmente, una declaración de guerra abierta.
Fernández ha dicho este martes que no será él quien de el paso hacia una ruptura de la coalición. “No todos pensamos igual. Lo que creo que no podemos hacer es darnos el lujo, por la causa que sea, narcisismos, egoísmo, política, de desunirnos. De mi parte no esperen un solo gesto que rompa la unidad. Yo no soy títere de nadie. Ha quedado demostrado que tengo diferencias, pero yo actúo con mis convicciones. Yo escucho a todos, pero el presidente soy yo y el que tiene que tomar las decisiones soy yo”, expresó.
Es la primera vez que el presidente argentino se refiere tan abiertamente a la pelea con Cristina Kirchner. Los argentinos sabían que las cosas no estaban bien por las acciones, más que por las palabras. Tras la derrota electoral en las elecciones primarias de septiembre del año pasado, Cristina Kirchner ordenó a los ministros que le responden que presentasen la renuncia. Forzó así a Fernández a realizar un cambio de Gabinete que no quería. La relación se deterioró definitivamente con el acuerdo con el FMI. Mientras la oposición lo apoyó en el Congreso, el texto recibió críticas despiadadas del kirchnerismo.
El lunes, un grupo de intelectuales kirchneristas le puso palabras al descontento del sector. En una carta pública, criticaron la estrategia económica de Fernández para combatir la inflación, que ya supera el 50%, y advirtieron que los llamados a la unidad por si solos no alcanzan para resolver el descalabro económico y político que atraviesa Argentina. “¿Unidad para qué política? ¿Unidad que garantice la transferencia de recursos desde los trabajadores hacia el capital? ¿Unidad que rompa el contrato electoral y en la que los trabajadores resultan perjudicados?”, se preguntaban los autores del documento. “La ‘Unidad’ del Frente de Todos ya se rompió en noviembre de 2021 cuando más de cuatro millones de electores que lo acompañaron en el año 2019 ya no lo hicieron en las elecciones de medio mandato. Reconstruirla es el objetivo”, dice el documento.
En el kirchnerismo consideran que la crisis terminará por arrastrarlos a una derrota en las presidenciales de 2023. Y que el acuerdo con el FMI solo agravará la debacle. La estrategia ha sido dejar solo al presidente. Por ahora, Cristina Kirchner seguirá en el Ejecutivo, al menos en lo formal. El jueves Argentina conmemora un nuevo aniversario del golpe militar de 1976 contra Isabel Perón. La Cámpora, la agrupación de Máximo, el hijo de Cristina Kirchner, ha organizado una larga marcha desde el ex centro de detención ilegal de la ESMA hacia la Plaza de Mayo. La recorrida supone atravesar toda la ciudad de Buenos Aires de oeste a este. Será una demostración de fuerza a Fernández, un recuerdo de que la calle les pertenece.
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