Solo unas horas después de que la duquesa de Huéscar, Sofía Palazuelo, diera a luz a su hija Rosario otra duquesa, la de Suárez, se ha convertido también en mamá primeriza. Alejandra Romero, nieta de Adolfo Suárez, ha dado a luz a su primera hija con la que ha cumplido su sueño, y además ha tenido un recuerdo muy especial hacia su madre. Y es que Alejandra y su marido, Pedro Armas, no han podido elegir mejor nombre para su pequeña que el de Mariam, en honor a la hija mayor del ex presidente del Gobierno de la Transición, que falleció en el año 2004 después de una incansable lucha contra el cáncer.
La duquesa ha dado a luz en la Clínica Nuestra Señora del Rosario y, según publica ‘¡Hola!’ la feliz mamá ha recibido la visita de su padre, Fernando Romero y de su hermano pequeño, Fernando, pocas horas después de la llegada al mundo de la pequeña, que hubiera sido la primera bisnieta de Adolfo Suárez. La pequeña ha llenado de alegría a toda la familia, y en especial a sus padres, que el pasado 21 de abril celebraron su segundo aniversario de boda. La pareja se casó en el Club Puerta de Hierro en una ceremonia íntima a la que faltaron algunos miembros de la familia de la novia.
Estas ausencias estaban ‘justificadas’ por la guerra mantenida por el título nobiliario que ahora ostenta la abogada y al que también optó su tío, el político Adolfo Suárez Illana. Tras el fallecimiento de su abuelo, y con el cambio en la ley de sucesión de títulos nobiliarios, con la que desapareció la prevalencia del varón sobre la mujer a la hora de heredar los títulos, este recaía en Mariam Suárez, al ser la primogéntica de Adolfo Suárez y Amparo Illana, y por ende en su hija mayor. Esta solicitó el título para sorpresa de parte de su familia, y fue este movimiento de Alejandra el que abrió un auténtico cisma familiar.
Alejandra Romero lleva con orgullo el título de duquesa de Suárez, título nobiliario -con Grandeza de España-, creado expresamente por el Rey Emérito en febrero de 1981, en reconocimiento a la labor realizada por Adolfo Suárez durante la Transición. A pesar de que la polémica estuvo servida por esta guerra por el ducado, la nieta mayor de Suárez es una mujer discreta, que prefiere mantener un perfil bajo y que vive como cualquier mujer de 30 años, volcada en su trabajo como abogada -asociada del prestigioso bufete angloaustraliano Herbert Smith Freehills- y ahora en su faceta de madre.