La plaza del pueblo se puso a bailar con Tequila hace más de 40 años. Ese rock brioso que se inventaron los argentinos Alejo Stivel (62 años) y Ariel Rot (61) se despide el miércoles en el WiZink Center madrileño después de que ambos se juntaron y se separaron para seguir vidas que ahora confluyen como en su adolescencia para revivir la música de cuando ignoraban que iban a ser parte del exilio obligado por el dictador Videla.
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Pregunta. Alejo, ¿qué hay en la vida ahora para ser cantado?
Respuesta. Quedan muchas cosas por vivir, atardeceres, discusiones… A veces, pienso que todo lo que vaya a vivir es una secuela de lo que pasó.
P. ¿Qué había entonces?
R. Iba a un exilio de una guerra diferente a la de aquí. Aquella era una guerra más fragmentada, que me tocó casi en primera línea. Algunos parientes quedaron allí, algunos desaparecidos. Me venía con mi madre en barco. Hice como un borrado de cabeza…
P. ¿Qué no ha podido olvidar?
R. A los que se quedaron allí, ese país que conocí y que no existe más. Era un lugar fantástico. El destino me compensó, aunque la muerte no tiene compensación. Fue una tragedia. Pero todo lo que vino con Tequila y ese momento de euforia pude disfrutarlo a pleno y vivir la parte de comedia que tiene la vida.
Alguien dijo que España era en blanco y negro y Tequila le puso color”
P. Decía Brecht: “Se cantará también en los tiempos oscuros”.
R. Me tuve que poner el lado de comedia que tiene la vida. Tequila era una propuesta muy evasiva. ¡Vamos a divertirnos en la plaza del pueblo! Fui sensible a que venía el momento del borrón y cuenta nueva.
P. ¿Lo pasó bien?
R. Fabulosamente. Se lo recomiendo a cualquier chaval. Le dije a mi madre que no quería seguir estudiando, que me quería dedicar a la música. Por suerte, nos salió bien a los dos. Ariel, que fue mi compañero de colegio en Buenos Aires, y yo estábamos grabando discos a los 18 años.
P. ¿No será que tenía prisa por la alegría?
R. Quería hacer mi propio camino. Puede ser que tuviera prisa por la alegría.
P. ¿Cómo era la España que encontró?
R. Gris. Alguien dijo que España era en blanco y negro y Tequila le puso el color. Argentina fue una época muy libertaria. Aquí la gente estaba como cerrada. Cuando regresé allí, en la dictadura, volví a tener esa impresión gris en Buenos Aires. Aquí hasta el rock era bastante pobre, al contrario que en la Argentina que dejamos. Me siento muy orgulloso cuando oigo decir que fuimos la banda sonora de la Transición.
P. ¿Ahora es de aquí?
R. Sí, a pesar de este acento me siento de aquí. Y también me siento de allí. Soy el anti-Facundo Cabral: él decía que no era de aquí ni de allí. Yo soy 100% de los dos sitios. Aquí el rock está en todas las plazas de los pueblos, y allí no hay eso. Aquella canción salió casi por generación espontánea. Apetecía bailar en las plazas.
Esa Argentina que conocí no existe más. Era un lugar fantástico”
P. ¿Qué no le gusta de España?
R. Lo que no me gusta del mundo: el fanatismo, la xenofobia, la homofobia. Pero en eso no es diferente a Francia, Alemania o Italia.
P. ¿Por qué sobrevivió Tequila?
R. Porque se separó hace 30 años. Y nos volvimos a juntar hace 10 con la voluntad de hacer una fiesta de despedida, porque había fanes a los que no les dijimos adiós. La despedida se alargó por la pandemia.
P. ¿Cómo cambio el tiempo a Tequila?
R. Como a los vinos. Le quitó el nervio adolescente, la anfetamina. No perdimos fuerza; los conciertos tienen mucha energía, aunque hay un poso de vino añejo donde la música se disfruta más. La amistad creó una banda y ahora es la banda la que mantiene la amistad. Tanto Ariel como yo tenemos nuestros proyectos personales, aunque no se puede decir de esta agua no beberé…
P. De este tequila, pues…
R. Cierto. Nunca se puede decir de este tequila no beberé.
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