El canciller alemán, Olaf Scholz, durante su intervención en el Parlamento alemán este miércoles.Michael Kappeler (AP)
Al canciller alemán, Olaf Scholz, se le nota cada vez más la irritación que siente cuando le acusan de que no está haciendo lo suficiente para ayudar al ejército ucranio a defenderse de Rusia. Es como un mantra para la oposición, que a cada ocasión que tiene le recuerda que Kiev todavía no ha recibido el armamento pesado que le prometió Berlín. Presionado por esas críticas, este miércoles el líder socialdemócrata se ha defendido con mayor vehemencia de la habitual en el Bundestag y ha aprovechado para anunciar que Alemania entregará a Ucrania varias unidades de su mejor sistema de defensa antiaéreo, el IRIS-T.
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Producido por el fabricante de armas alemán Diehl Defence, el IRIS-T es uno de los sistemas de defensa tierra-aire más modernos del mundo. Puede derribar aviones de combate, helicópteros, misiles de crucero y drones a una distancia de hasta 40 kilómetros. “Esto permitirá a Ucrania proteger ciudades enteras de los ataques aéreos de Rusia”, aseguró Scholz en el Parlamento durante una sesión dedicada a los presupuestos, pero que inevitablemente viró hacia la guerra en un país cuya capital está solo a dos horas de vuelo de Berlín. “Es el sistema de defensa más moderno que tiene Alemania”, añadió.
Las peticiones de armamento pesado por parte de Kiev se han intensificado desde que Moscú se concentró en el este y el sur del país después de retirarse de la capital. Alemania se ha convertido en el blanco de las críticas por su vacilación a la hora de autorizar los envíos o de llevarlos a efecto. Hasta hace apenas un mes, Scholz se negaba a mandar tanques a Ucrania con el argumento de que había que evitar una escalada que amenazara con una guerra atómica entre Rusia y la OTAN. Finalmente, aprobó el envío de 50 tanques Gepard con capacidad antiaérea, que según Kiev todavía no han llegado a su destino.
El líder de la oposición, el democristiano Friedrich Merz, acusó este miércoles a Scholz de no cumplir sus promesas con respecto a las entregas de armas y de usar expresiones ambiguas sobre el conflicto. “Señor canciller, ¿por qué no dice con claridad que Ucrania debe ganar esta guerra?”, le espetó en un momento del debate. No ha pasado inadvertido que Scholz habla siempre de que Rusia no debe ganar la guerra, pero evita decir que la tiene que ganar Ucrania. Emplea expresiones como que Ucrania “debe sobrevivir”.
Merz, en un tono muy duro, le recordó al canciller que “más de un mes desde la decisión del Bundestag, Ucrania no ha recibido las armas prometidas” y acusó a su Gobierno de usar excusas falsas. La semana pasada, la viceministra de Defensa, Siemtje Möller, dijo que los tanques Marder que pide el Ejército ucranio para transportar soldados en el campo de batalla no se pueden enviar porque los países de la OTAN han acordado no entregar tanques de fabricación occidental. La explicación provocó la ira de los democristianos, que la tildaron de “mentira” sin contemplaciones. Acordado o no, lo cierto es que ningún país ha enviado todavía tanques modernos de fabricación occidental a Ucrania.
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SuscríbeteVarsovia acusa a Berlín de mentir
Hasta ahora Berlín ha estado intentando usar un sistema de intercambio llamado Ringtausch (canje circular) con países del este de Europa, de forma que estos envíen sus tanques de fabricación soviética a Ucrania y después Alemania los sustituya con equipos occidentales más modernos de su propio Ejército o salidos de las fábricas de armas alemanas. El sistema, aparentemente sencillo, ya ha provocado una primera crisis. El presidente polaco, Andrzej Duda, acusó a Berlín la semana pasada de faltar a su palabra de mandarles tanques Leopard a cambio de sus T-72 de época soviética. Dijo que se sentía “engañado” y “muy decepcionado”. Un portavoz de Scholz tuvo que salir a desmentir que se hubiera llegado a ningún acuerdo. “Se les dijo que en principio sí, pero que tendríamos que mirar qué podemos suministrar”, explicó. Al parecer las escasas existencias de los tanques Leopard que quería Varsovia, los más avanzados del Ejército alemán, impiden el envío.
Berlín sí ha cerrado un acuerdo con la República Checa para que esta reciba 14 tanques Leopard a cambio de enviar varias unidades de sus T-72 a Ucrania. Y ayer mismo se anunció otro intercambio con Grecia. Atenas dispone de carros de combate soviéticos BMP-1 que compró en los años noventa y que ahora va a enviar a Ucrania. Berlín tiene que cubrir el hueco con blindados de transporte alemanes Marder. El objetivo es suministrar cuanto antes armas de las antiguas existencias de la Unión Soviética de forma que puedan entrar en combate lo antes posible para contener la invasión rusa. El uso de equipamiento occidental requeriría entrenamiento y dilataría la puesta en marcha de los equipos, explican los expertos.
Alemania, como Estados Unidos, hace equilibrios para no provocar a Rusia con la ayuda que está enviando a Kiev. El presidente estadounidense, Joe Biden, ha anunciado que mandará sistemas de misiles avanzados y precisos, pero de un radio de acción que no permita alcanzar territorio ruso. Pese a ello, el Kremlin ya ha advertido de que Washington aumenta el riesgo de una “confrontación directa”. Berlín, por su parte, se centra en el equipamiento defensivo, como el sistema de última generación anunciado este miércoles por el canciller, aunque el Ejército está listo para enviar también cuatro de sus 22 ejemplares del lanzacohetes Mars II, capaz de alcanzar objetivos a 80 kilómetros con gran precisión y en cualquier condición climatológica. Según los medios alemanes, la entrega podría producirse a finales de este mes.
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