Estados Unidos no es un país corriente. Es un continente de 330 millones de habitantes, 3 husos horarios diferentes, increíblemente multicultural y con un poder de decisión que repercute en cualquier lugar del mundo. Así lo describe la delegada de EL PAÍS en la región, Amanda Mars. Estas circunstancias provocan que millones de ciudadanos sigan de cerca sus elecciones presidenciales incluso cuando no son estadounidenses. La periodista analizó los resultados de los comicios del pasado 3 de noviembre, junto a un grupo de suscriptores del diario, en un encuentro exclusivo y virtual enmarcado en el programa de actividades de EL PAÍS +.
Informar sobre un territorio de estas magnitudes requiere lo que Mars llama “doble perspectiva”. Se debe conocer qué ocurre con los agricultores de Iowa si se quiere entender la política que Washington lleva a Bruselas y viceversa. “Es un país que te obliga a tener buen olfato local, porque no todo vale para cualquier parte del país, y al mismo tiempo estás haciendo de corresponsal diplomático”, explica.
La periodista, que ya cubrió las elecciones que convirtieron a Donald Trump en presidente, ha recorrido buena parte del territorio para palpar cómo ha cambiado en estos cuatro años el electorado. Lo que percibió en 2016 era que Trump “gustaba mucho” y no solo a un prototipo de votante de derechas. Iba más allá.
En esta ocasión le ha sorprendido encontrar a muchos seguidores “pragmáticos” que prefieren obviar los escándalos del todavía presidente porque están conformes con la marcha de la economía y la dureza de sus mensajes en contra de la emigración irregular o la violencia en las calles. “Lo que también vi es que la oposición demócrata estaba muchísimo más unida y movilizada”, destacó Mars.
Esa movilización es la que ha convertido a Joe Biden en el presidente más votado de la historia del país. La corresponsal califica la derrota de “rotunda”, pues en votos individuales o en puntos porcentuales la distancia entre ambos es amplísima. Considera que se han visto “los límites de Trump”, ya que ha provocado que 80 millones de demócratas apoyen a una figura, la de Biden, que ni siquiera los entusiasma demasiado. Mars señaló que los republicamos “tienen que entender lo que tienen con Trump”, un personaje irrepetible, con un fuerte olfato político, pero con el que han perdido en buena parte por la ola de rechazo que genera en la oposición.
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