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América Latina se hace eco del grito de protesta de Greta Thunberg

La batalla contra el cambio climático retumba en América Latina. Desde Ciudad de México hasta Buenos Aires, miles de jóvenes latinoamericanos han salido a la calle este viernes para sumarse a las protestas convocadas por la activista sueca Greta Thunberg. El movimiento Fridays For Future [Viernes por el futuro] ha avanzado a cuentagotas en la región y, aunque las manifestaciones han sido menos multitudinarias que las celebradas en Europa y en Estados Unidos, están previstos esta semana 250 actos en más de una veintena de países. México, con 65 marchas, lidera la representación más activa, seguido por Brasil (48) y Colombia (43).

América Latina busca seguir el impulso de las protestas lideradas por Fridays For Future a raíz de la catástrofe forestal de la Amazonia —tras un verano marcado por los severísimos incendios—, con bloqueos frente a las Embajadas brasileñas alrededor del mundo hace un mes. En México, unos 1.000 manifestantes se han reunido en el icónico Ángel de la Independencia y han marchado hacia el Zócalo, en el centro de la capital. “Si no hacemos un cambio rápido nos estamos destruyendo a nosotros mismos. por eso creo que es el tema más importante que existe”, afirma Juan Pablo Murral, estudiante de 14 años, entre consignas como “no hidrocarburos, queremos futuro” y batucadas que exigían “cambio político, no cambio climático”. Fue la manifestación más concurrida de Fridays for Future que ha habido en el país. A algo más de 1.000 kilómetros de allí, en Mérida (Yucatán, sureste del país norteamericano), 11 premios Nobel de la Paz participaron en una ceremonia en apoyo a las protestas globales en la que pidieron perdón al planeta.

En Santiago de Chile, el principal punto de reunión ha sido Plaza Italia, pero otras 19 movilizaciones estaban programadas en todo el país andino. “Demandamos transición a 100% de recursos renovables”, indicaba uno de los carteles de los manifestantes en Alameda, la principal avenida de la ciudad. El evento global ha caído en medio de las fiestas patrias del país sudamericano, en que miles de capitalinos han salido de la ciudad para los festejos que se han prolongado por toda la semana. “Nuestra principal demanda es declarar la emergencia climática y ecológica, y que esto signifique el cierre de las termoeléctricas a carbón de aquí al 2030 y las que están obsoletas de acá a final de año”, señaló Ángela Valenzuela, portavoz de Friday for Future Santiago, una organización internacional que en Chile contempla 36 grupos de trabajo que exigen cambios estructurales para combatir el cambio climático. Informa Rocío Montes desde Santiago de Chile.

Argentina tiene programadas este viernes 18 marchas. Pero a diferencia de otros países, la protesta más grande se ha convocado para el próximo 27 de septiembre, el último día de semana de acción climática, informa, desde Buenos Aires, Mar Centenera. Los jóvenes argentinos que exigen medidas urgentes se concentran esta tarde en la céntrica Plaza de Mayo de la capital. Además de las consignas internacionales, el lema de la protesta en la nación sudamericana es “No queremos ser el basural del mundo”, en referencia al polémico decreto del presidente, Mauricio Macri, que hace más flexibles los criterios para importar residuos de otros países.

En Colombia, uno de los países más biodiversos del mundo, donde la principal causa del cambio climático es la deforestación, la jornada transcurría sin mayores movilizaciones, informa, desde Bogotá, Santiago Torrado. Para el final de la tarde los activistas locales de Fridays for Future convocaron un plantón en la plaza de Bolívar, el corazón de la capital colombiana, en una jornada fría y lluviosa. El sábado, la expectativa se trasladará al departamento de Caquetá, en el sur del país. Allí, con el auspicio del centro de estudios DeJusticia, cuarenta jóvenes ambientalistas de la Amazonia colombiana se reunirán para participar en una jornada de activismo creativo.

Convocatoria a la marcha en la capital mexicana.

El protagonismo de México en la huelga global contra el cambio climático no es casual. Es también el país latinoamericano que más dióxido de carbono y el undécimo en el mundo, con más de 490 toneladas métricas al año, según el Atlas Mundial del Carbono y el grueso de las mediciones internacionales. Los jóvenes que pertenecen a Fridays For Future también han sido especialmente críticos de la política ambiental del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que ha apostado por megaproyectos para detonar el desarrollo y el impulso a las energías fósiles, con la petrolera estatal (Pemex) a la cabeza, pese a los cuestionamientos de activistas, pueblos originarios y académicos. “En México no hay una estrategia clara para combatir el cambio climático”, sentencia Clara Martínez, de 22 años, una de las organizadoras mexicanas de la primera protesta mundial convocada por Thunberg en marzo pasado, que congregó a unos 200 asistentes. Este viernes, Edith Ruiz, de 19 años, profundizaba en la misma línea que Martínez. “Nuestro Gobierno”, decía en la marcha, “tiene que cambiar sus políticas, nos estamos acabando el planeta, es un momento crítico y todo mundo debería estar aquí, marchando”.

La representación mexicana ha tenido que luchar con un falso debate entre los problemas estructurales —como los 52 millones de pobres en el país o la inseguridad— y las nuevas banderas de la generación centennial, que ha asumido el liderazgo mundial contra el cambio climático. Pero las líneas entre cada conflicto son cada vez más difusas. Son las clases más acomodadas las que contaminan más y las más desfavorecidas, las más afectadas. Y la ola de violencia se ha cebado con al menos 21 defensores del medioambiente asesinados el año pasado, de acuerdo con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental. América Latina es la región más peligrosa para defender el medioambiente, con cinco países entre los diez más letales y más de la mitad de los homicidios contra activistas medioambientales en el mundo, advierte la organización Global Witness.

El bastión de la representación mexicana del movimiento son los estudiantes de universidades y escuelas privadas, pero el mayor desafío para sus miembros es hacer llegar su mensaje a más sectores de la población. “El principal pendiente es hacerlo más representativo y darlo a conocer, la pregunta que más nos hacen es ‘¿Quién es Greta?”, comenta Valeria Cruz, de 24 años, una de las coordinadoras. La consigna es la misma que la del movimiento mundial, pero el reto de tropicalizar la información, difundir el mensaje en las redes sociales y convencer a otros actores sociales que la lucha contra el cambio climático es también contra la pobreza y por la igualdad de género es mayor. Este viernes vio una mayor presencia de las universidades públicas, de organizaciones de la sociedad civil y de voces con cara de niño que gritaron para reclamar por su presente y su futuro.


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