El presidente Andrés Manuel López Obrador dio un largo discurso en La Habana, frente al presidente Miguel Díaz-Canel, en el que alabó la relación bilateral, con amplios pasajes históricos, criticó a Estados Unidos por el bloqueo económico a Cuba y abogó por una organización continental que sustituya a la Organización de Estados Americanos.
Reiteró que el gobierno de Estados Unidos “luce mal” al implementar un embargo que afecta el bienestar del pueblo de Cuba, para que la población se vea en la necesidad de enfrentar a su propio gobierno.
Si esta perversa estrategia lograse tener éxito, algo que no parece probable por la dignidad a que me he referido del pueblo cubano, de todas formas, convertiría a ese gran agravio en un triunfo pírrico, vil y canallesco, en una mancha de esas que no se borran ni con toda el agua de los océanos.
Adelantó que, “con todo respeto a la soberanía y la independencia de Cuba”, seguirá insistiendo que Estados Unidos levante el bloqueo y se restablezcan las relaciones entre las dos naciones.
Afirmó que el orden internacional en América “está agotado, no tiene futuro ni salida, y ya no beneficia a nadie”, por lo que hay que dejar atrás la disyuntiva sobre si integrarse o no a Estados Unidos.
Como alternativa, propuso un diálogo abierto para empujar el desarrollo económico del continente, de tal forma que se pueda competir con China y otras zonas económicas en expansión.
La propuesta es, ni más ni menos, construir algo semejante a la Unión Europea (…) no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador a petición y aceptación de las partes en conflictos.
López Obrador insistió en que Estados Unidos incluya a Cuba en la Cumbre de las Américas, que se realizará próximamente en Los Angeles, California.
Por ello, insistiré con el presidente Biden en que no se excluya a ningún país de América en la cumbre del mes próximo, a celebrarse en Los Ángeles, California. Y que las autoridades de cada país decidan libremente si asisten o no a dicho encuentro, pero que nadie excluya a nadie.
Sobre política interna, dijo que no apostará al fracaso de la ‘revolución cubana’ ni trabajará con golpistas, aunque sí dijo que espera que la Revolución “sea capaz de renovarse”.
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