“Templo Mayor”, en Reforma:
“La dizque ‘explicación’ que dio ayer en la mañanera Octavio Romero sobre los contratos entre Pemex y Baker Hughes dejó más sospechas renovadas que dudas aclaradas. Y es que el agrónomo presentó una gráfica para señalar que los gobierno neoliberales también les dieron jugosos contratos a empresas… con las que su administración sigue haciendo negocios. Lo raro es que este gobierno canceló el aeropuerto de Texcoco y generó un dramático desabasto de medicinas bajo el argumento de que las anteriores administraciones hacían transas con contratistas y proveedores, pero a los contratos firmados por Pemex desde 2019 no los tocan ni con el pétalo de una auditoría”.
“Bajo Reserva”, en El Universal:
“Como un balde de agua helada, nos dicen, cayó en la Secretaría de Relaciones Exteriores la declaración del presidente Andrés Manuel López Obrador, de poner ‘en pausa’ la relación con España. Mientras en la oficina central de la cancillería mexicana se recibía al enviado especial de Joe Biden para el Cambio Climático, John Kerry, llegó la noticia de lo que el jefe del Ejecutivo había dicho durante la conferencia de prensa mañanera”.
“Trascendió”, en Milenio:
“Si usted disfrutó de las piruetas del joven Donovan Carrillo en el patinaje artístico de Pekín 2022, no puede perderse las de la clase política morena que debió salir a explicar el tema España, desde Héctor Vasconcelos, quien señaló que ‘cuando uno se da una pausa hasta se retoma la relación con mayor madurez’, hasta Olga Sánchez Cordero, creyente de que ‘pausar es dejar en pausa, es una pausa’, pasando por Ricardo Monreal, que descartó rompimiento con España y matizó: ‘pausa es un término suave, no usual en diplomacia’. Para evitarse una exhibida, el canciller Marcelo Ebrard, principal obligado a aclarar el punto, mejor declinó opinar”.
“Estrictamente Personal”, en El Financiero:
“El Presidente está empapado en la ira. No ha podido procesar con serenidad e inteligencia racional la difusión de la casa gris donde vivieron en Houston su hijo mayor y su nuera. Dos semanas seguidas ha sido el principal promotor de un tema que pudo haber contenido, pero ha seguido inyectándole combustible. Podría incluso convertirse en el error estratégico que cometió el presidente Enrique Peña Nieto cuando, para explicar la casa blanca, envió a su esposa, Angélica Rivera, a defender la adquisición. Fue un desastre de comunicación política porque una artista, enojada y regañona a la vez, transmitió lo contrario a lo buscado. La respuesta sepultó el sexenio de Peña Nieto”.
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