La princesa Ana, única hija de la reina Isabel II, conmovió por el gesto de respeto que mostró hacia su madre, cuando arribó su ataúd en Edimburgo el domingo pasado, para descansar en el Palacio de Holyroodhouse durante la noche.
Cuando el ataúd de roble de la monarca británica descendió del coche fúnebre que lo transportaba, Ana hizo una reverencia cuando ingresó al Parlamento escocés, mientras que sus dos hermanos, Eduardo y Andrés, lucían sombríos cuando recibieron el ataúd, envuelto en el Estandarte Real de Escocia con una corona de flores de Balmoral en la parte superior.
El ataúd de la reina permaneció en Escocia hasta el martes, cuando la princesa real acompañó a su difunta madre desde el aeropuerto de Edimburgo al aeropuerto de la base militar Northolt, ubicado a las afueras de Londres.
En un comunicado de la Casa Real, la princesa Ana agradeció a todas las personas que han mostrado respeto hacia su madre durante los diversos actos de despedida que se han organizado en el Reino Unido.
“Es posible que se nos haya recordado cuánto de su presencia y contribución a nuestra identidad nacional dábamos por sentado. También estoy muy agradecida por el apoyo y la comprensión ofrecidos a mi querido hermano, Charles, al aceptar las responsabilidades adicionales de un monarca”, expresó Ana.
Tuve la suerte de compartir las últimas 24 horas de la vida de mi queridísima Madre. Ha sido un honor y un privilegio acompañarla en sus últimos viajes. Ser testigo del amor y el respeto mostrado por tantos en estos viajes ha sido, a la vez, aleccionador y edificante.
Your browser doesn’t support iframes
La princesa real siempre destacó entre sus tres hermanos por realizar deberes y compromisos oficiales en nombre de la Casa Real, impulsando el deporte, las ciencias, las personas con discapacidad y la salud en los países en desarrollo.
Ana participó en más de 300 organizaciones de beneficencia, incluidas WISE, Riders for Health y Carers Trust., así como Save the Children, la cual apoyó durante más de cincuenta años, y le resultó en una nominación al Premio Nobel de la Paz en 1990.
También destacó por ser la primera integrante de la familia real británica en participar en unos Juegos Olímpicos, cuando compitió en Montreal 1976.
Desde joven se convirtió en una hípica respetada, ganando una medalla de oro en 1971 y dos medallas de plata en 1975 en el Campeonato de Europa de Concurso.
Source link