Casualmente, o no, en la previa del clásico la palabra estrella en la sala de prensa del Real Madrid fue “miedo”. La pronunció en dos ocasiones Carlo Ancelotti, que teorizó sin dramatismos sobre ella. “El miedo es una sensación positiva porque, si no lo tienes, te enfrentas al león pensando que es un gato”, se arrancó. “El miedo es algo que a veces te pasa antes de los partidos, antes de un entrenamiento o después si no ves al equipo enchufado. Es una sensación bastante constante. Tener miedo es bueno. Afortunadamente, no estoy aterrorizado. Nunca me aterrorizo porque hay cosas peores en la vida que perder”, abundó el entrenador italiano, que este domingo regresa al Camp Nou, un estadio donde nunca ha ganado con los tres equipos con los que ha acudido (Milan, PSG y Real Madrid).
A sus 62 años y 30 en los banquillos, el de Reggiolo se esforzó por mirar con distancia el choque contra el Barcelona (16.15, Movistar) y huyó de sentencias gruesas. “Es un partido especial, como el Chelsea-Tottenham”, apuntó sin más confetis. Para el duelo recupera a Carvajal, lesionado el 19 de septiembre en Mestalla, y Hazard, ausente del viaje a Kiev tras su nueva caída en la Liga de las Naciones hace dos semanas. El técnico blanco aseguró que tiene muy claro cuál será su plan de partido, aunque evitó dar detalles más allá de decir algo previsible, que el atacante belga tiene muy complicado salir de inicio. “Es difícil meter un jugador que viene de una lesión”, puntualizó. Norma que no aplicó el pasado martes ante el Shakhtar con Mendy, que, tras medio año en la enfermería, apareció en el once por la vía de urgencia.
“Tengo un equipo fuerte, con calidad técnica, física y, sobre todo, mental”, valoró Ancelotti, que ya adjudicó alguna victoria de la buena racha inicial, como la remontada de Mestalla (1-2), al espíritu más que al buen pie. “En el aspecto físico hemos mejorado con las vueltas de Kroos, Mendy y Marcelo. Y el aspecto ofensivo me gusta, hay creatividad. Aquí el entrenador entra menos porque la creatividad es más de los jugadores. Y algo tenemos que mejorar. Me gustaría hacer la presión más adelantada”, explicó.
Este es uno de los grandes debes que el entrenador italiano lleva admitiendo desde la primera jornada en Vitoria, hace dos meses. Y el pasado martes, en Kiev, optó por abrigarse más atrás para ganar en orden y control del juego. Consciente de la virtud del Shakhtar para sortear la presión, esperó en su campo. “Cada partido y cada equipo tienen sus características. Sin cambiar nuestra identidad, arreglamos un poco esto. Puede ser que la estrategia contra el Shakhtar no salga bien contra el Barcelona porque tiene diferentes características con el balón”, afirmó escondiendo el planteamiento.
Sí quiso hablar sobre los conceptos generales de su Madrid y su deseo camaleónico. “La identidad que quiero en mi equipo es que haga muchas cosas, que no tenga una única idea. Porque tener una identidad muy clara significa que te pueden encontrar una solución bastante fácil. Son los principios del juego los que no cambian. Nos gusta tener el balón y, si podemos usar la contra, por qué no. Es una de las maneras más sencillas para meter goles”, concluyó.
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