EL PAÍS

Andrea Legarreta y Erik Rubin, la pareja eterna de la televisión mexicana, se separan


Andrea Legarreta y Erik Rubin en Ciudad de México, el pasado 13 de enero.Edgar Negrete Lira (Cuartoscuro)

Andrea Legarreta, mítica presentadora del programa matutino de televisión Hoy, y Erik Rubin, antiguo integrante del grupo musical Timbiriche, se separan después de una relación de casi 23 años. Una de las parejas más longevas y discretas del espectáculo en México ha anunciado el fin de su relación este miércoles en redes sociales. Junto a un video de los dos paseando abrazados por Central Park, en Nueva York, un texto en el que anunciaban que su “historia en pareja se ha transformado”. “Y desde la más profunda sinceridad, respeto y honestidad, y por el gran amor que nos tenemos, seguiremos amándonos desde otro sitio”.

Se conocieron una noche en el Baby O’, una famosa discoteca de Acapulco, cuando ella ya presentaba programas de televisión y él cantaba en Timbiriche. “Llegamos a la discoteca mis amigos y yo. Veo a Rafael Villafañe, que es el dueño del Baby y uno de los mejores amigos de Erik. Entonces me grita: ‘Negra, ven. Siéntate aquí. ¿Cómo ves que Erik dice que vas a ser la madre de sus hijos?’”, contó Legarreta en uno de sus programas. Y continúa: “Entonces me siento a su lado en la mesa. Mi brazo roza con su brazo, y bueno, hizo que me olvidara de mis anteriores amores y de mis tristezas. Sentí esa energía que se siente la piel chinita y los pelos de punta”.

Décadas después, la relación que parecía eterna ha llegado a su fin, aunque en el comunicado que han emitido en sus redes sociales no se han referido a los motivos de la ruptura. “Hoy hemos decidido compartir algo muy personal”, empezaba la carta en la que aseguran que su historia de amor “continúa en familia, como padres de nuestras amadas hijas, que son lo que más amamos en la vida y a las que estamos enseñando que una separación de pareja, no es una separación de familia”. La pareja ha querido aclarar que la decisión la tomaron ya hace unos meses, y que están tranquilos porque esto “no es un pleito, que no existe nada malo ni turbio”.

Sus hijas son Mía Rubín y Nina Rubín, de 17 y 16 años, que han perseguido carreras artísticas como sus padres. Mía es la cantante, y próximamente participará en el Cumbia Machine Tour acompañando a su padre. Nina, la pequeña, es la actriz, y ya tuvo su debut en La vida inmoral de la pareja ideal. En una entrevista reciente, Mía contaba que sus padres siempre las han apoyado en sus sueños artísticos mientras, al mismo tiempo, trataban de que mantuvieran los pies en la tierra. “Mis papás, desde que soy chiquita, ha sido siempre ‘sigue tus sueños, te apoyamos’, y también me han hecho muy conscientes acerca de lo que pueden causar los vicios, el perder los pies de la tierra”, decía la hija mayor de la pareja.

Pero volviendo a aquella noche en aquella discoteca de Acapulco, la pareja estuvo charlando durante horas. Al final de la velada intercambiaron sus números de teléfono, y Rubín no espero al día siguiente para llamar a Andrea. “En la madrugada me llama, y él ya andaba medio tomado. Me dijo: ‘Yo sé que tú sentiste lo mismo que yo. Déjame ir a verte’. Yo le dije: ‘No, estoy con mis papás. Vivo con ellos y no puedes venir y menos así’”, contó la actriz y presentadora. Al día siguiente le contó a sus padres que había conocido a Erik Rubín, pero ellos no se sintieron muy entusiasmados. Hasta que el día de su cumpleaños, Rubín le mandó un trío de mariachis para que cantaran Si nos dejan.

Cuando empezaron a salir, nadie apostaba por ellos, sobre todo por las múltiples relaciones que había tenido Rubín en poco tiempo. Poco antes, Rubín se había visto envuelto en un escándalo de carácter amoroso. Paulina Rubio y Alejandra Guzmán, dos divas del pop mexicano de la época, se pelearon por él y reflejaron esa pelea en dos canciones que han quedado para la historia: Hey! Güera, de Guzmán, y Ese hombre es mío, de Paulina Rubio. Finalmente, ninguna de las dos terminó por salir con él. Fue Andrea Legarreta la que terminó por conquistarle y con la que acabó sentando cabeza, como ha dicho él en varias ocasiones.

Apenas en diciembre, la familia estuvo en Japón pasando las navidades. Erik Rubín, vestido con un traje de samurái y blandiendo una espada, escribía: “Donde fueres haz lo que vieres”. Aunque la pareja ya había tomado la decisión de separarse, todavía eran capaces de divertirse paseando por las calles de Kyoto. En la carta emitida este miércoles, la pareja dejaba una puerta abierta para la reconciliación. “Hoy no sabemos que suceda con el tiempo (nadie lo sabe). Quizás nos demos cuenta de que no fue la decisión correcta y la vida en una de sus vueltas nos sorprenda de nuevo…”

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