Durante varias décadas, Yuri Andrujovich (Ivano Frankivska, 62 años) ha sido la voz de un momento y un lugar: la Ucrania que rompe sus cadenas con el pasado soviético en busca de un futuro europeo. Escritor, poeta, ensayista y traductor nacido en los Cárpatos y formado intelectualmente en la extinta URSS, gracias a su escritura irónica y nostálgica, Andrujovich es considerado uno de los intelectuales más importantes del país, con una habilidad especial para revelar la mentalidad ucrania de la mano de su historia reciente y su geografía. Autor de libros representativos como El último territorio, 12 anillos o Moscoviada (editorial Acantilado), enmarca su visión de Ucrania en una definición del ser humano que incorpora a sus reflexiones: “Ser humano: criatura bípeda, sin plumas, capaz de tener esperanza”. En una entrevista con vía Zoom desde su casa en el Oeste de Ucrania reprocha a Europa la indiferencia hacia los sueños de libertad del país y aboga por una derrota militar contundente de Rusia para cortar de raíz la tentación de nuevas agresiones.
Pregunta. ¿El mundo ha tenido que hacer un curso acelerado para conocer Ucrania?
Respuesta. Ucrania es un país poco conocido porque ha vivido en la sombra los últimos decenios, especialmente cuando nos quedamos sin cara y sin identidad, como muchos otros países de la órbita soviética. El mundo debería habernos hecho caso desde nuestra revolución naranja de 2004, cuando Ucrania declaró al mundo su deseo de incorporar valores democráticos a su esencia.
P. ¿Se abusó de los tópicos?
R. Muchos medios de comunicación usaban estereotipos que se repetían una y otra vez para describir Ucrania. Primero hablando de la pobreza como punto principal del país y luego separándolo en dos partes; el este ruso y el oeste europeo. Ahora muchos se preguntan: ¿Cómo es posible que un país tan significativo e insípido pueda tener éxitos militares frente a Rusia? Paralelamente, la guerra nos ha ayudado a conocernos mejor a nosotros mismos. Por ejemplo, cuando los soldados rusos saqueaban las aldeas cercanas a Kiev llevándose todo, los ucranios nos enteramos de que vivíamos bastante bien y mucho mejor que en Rusia.
P. ¿De qué forma condiciona Rusia la existencia de Ucrania?
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R. Es imposible vivir como un país normal teniendo enfrente a Rusia. No me gustaría que esta situación de guerra siguiera indefinidamente, pero solo una derrota militar contundente pude frenar esto. No se trata simplemente de sacar al ejército ruso de nuestro país, sino de destruir las raíces de su esencia. Si no es así, esta agresión se perpetuará y se repetirá cada cierto tiempo porque Rusia acumulará experiencia y nuevas fuerzas para volver a atacar.
P. Usted hizo el servicio militar en la Unión Soviética, ¿Es posible diferenciar a Rusia de Vladímir Putin?
R. Los rusos derrocarían a Putin en cinco minutos si él perdiera esta guerra y lo odiarían por ello. Por el fracaso. Pero mientras se mantenga la indefinición y el suspense sobre el desenlace de la misma, seguirán creyendo que lo está haciendo bien. El modelo típico ruso es adorar a su zar mientras les traiga victorias, pero cuando pierda y lleguen las derrotas será destituido rápidamente. Esa es una gran diferencia con el pueblo ucranio, que siempre es muy crítico con su Gobierno y casi siempre está descontento con sus dirigentes.
P. ¿Cree que solo ahora el resto de Europa está entendiendo la verdadera dimensión de Putin?
R. Europa podría haberlo visto antes, pero no quería y cerraba los ojos. Desde los primeros años de su Gobierno, Putin se mostró como un político peligroso que destruyó a la oposición de forma brutal. Y lo hizo en los primeros tres años, pero Europa consideraba que esto no era tan malo y que se podía cooperar con él. Por supuesto, no fue detenido a tiempo y fue alimentado con dinero europeo.
P. ¿El mundo académico o cultural ha entendido lo que sucede en Ucrania?
R. Sentí mis primeras decepciones hace ocho años, en 2014, cuando comenzó la llamada guerra pequeña en Ucrania. Yo estaba dando clase en Berlín cuando esto pasó y tuve bastante contacto con representantes de la cultura alemana y Europea occidental. Para mi sorpresa y decepción no entendían por qué los ucranios cogíamos las armas e íbamos a luchar. Ellos pensaban que los rusos simplemente terminarían saliendo del país. Era una opción muy consciente y dirigida contra cualquier tipo de heroísmo y confrontación. Yo para ellos era un arquetipo anticuado y con raíces arcaicas. Ahora han pasado ocho años y su opinión ha ido cambiando.
P. ¿Se debe a que sobrevive el mito de Rusia como un símbolo de la izquierda?
R. Es un estereotipo erróneo. Rusia es un país de ultraderecha radical y el mundo de la cultura europea ha optado por el pacifismo como ideología principal.
P. Tal vez es un deseo por evitar nuevas guerras.
R. Los europeos prefieren mantenerse en un baño de agua tibia mientras viven su existencia, pero independientemente de que sea Europa occidental o del Este, es necesario estar en contacto con cierta realidad para vivir esa vida y saber cómo afrontar la muerte. Tengo una amiga ucrania que vive en España y que ha estado recogiendo ayuda para enviar al frente y a veces le dicen que por qué no se rinden para poder terminar con la guerra y salvar vidas. Pero nosotros no podemos capitular, porque Rusia ha traído la muerte a nuestro país y, por supuesto, muchos podemos morir, pero también pueden quitarnos lo más valioso que tenemos, que es la libertad. Eso es algo que no entienden los europeos, porque para ellos la libertad es algo tan natural como el aire y es suficiente con respirar.
Yuri Andrujovich, periodista y escritor. Yana Stefanyshyn
P. ¿Se instalará en Ucrania una sensación agridulce hacia Europa por no pertenecer a un club que no le abre plenamente las puertas?
R. Todavía no podemos decirlo con tanta contundencia porque llevamos pocos meses de guerra, pero entendemos muy claramente que hay una Europa cercana, encabezada por Polonia, que nos está apoyando y otra más negativa como Alemania. Hay una alianza franco-alemana que nos recuerda que, de alguna forma, tenemos que salvar la cara a Putin y esto provoca bastante irritación porque sabemos que para eso es suficiente su maquinaria propagandística. Los políticos europeos nos están diciendo que están dispuestos a sacrificar los intereses de Ucrania de nuevo.
P. ¿Se trata de un cálculo económico o hay otros miedos en la estrategia europea?
R. La corrupción política tiene una base económica y sabemos que hay muchos intereses. Hay muchos políticos activos interesados en los negocios y un ejemplo obvio es [el expresidente alemán] Gerhard Schröder, aunque también hay otras personalidades menos evidentes. El continuo recordatorio de que cualquier guerra tiene que terminar por la vía diplomática es parte de ese espectáculo de corrupción económica con consecuencias políticas.
P. La juventud habla de guerra, muertos, trincheras… ¿Habrá una generación de la guerra?
R. Por supuesto, y no es ninguna broma. Es parte de nuestra realidad y no puede ser de otra forma, porque es un patriotismo del que no se han empapado por los libros, sino que es algo que sienten e identifican. Tenemos que aceptarlo tal y como es. Yo vivo en una ciudad que está en la retaguardia y cuando voy al parque no se siente la guerra y ves a muchos jóvenes que parecen tener una vida en paz y tranquila, pero que mañana estarán en el frente. Esa es nuestra realidad de hoy.
P. ¿El presidente Volodímir Zelenski aglutina bien el sentir actual de Ucrania?
R. Yo diría que está en su lugar y verbaliza muy bien todas las cosas con las que nos identificamos. Tengo dudas de que sea el autor de todos sus discursos, pero tiene un equipo talentoso alrededor para llevar los sentimientos al papel.
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