El mundo se le queda pequeño a Anna Lewandowska. Siendo una niña se metió en el mundo del kárate para aprender a defenderse. “Mi vida fue una lucha constante”, cuenta a MD. Escaló hasta lo más alto de Europa en la disciplina de kata, se consagró como la mejor de su país y fue tercera del mundo, conquistando hasta 40 medallas. Dejó el deporte profesional para formar una familia, pero siguió nuevos caminos que le llevaron a ser una exitosa empresaria al frente de cinco negocios. Más de 200 personas trabajan para ella y es toda una personalidad en las redes sociales con casi cinco millones de seguidores, donde promociona hábitos saludables y una vida activa. También es una persona imprescindible para entender la carrera de su marido, el azulgrana Robert Lewandowski. Entre otras cosas, tuvo un gran impacto en el cambio de sus hábitos alimenticios. Anna es una persona llena de energía, cercana y abierta. Su llegada a Barcelona supuso un cambio radical en su vida que le ha ayudado a conocerse más a sí misma. Mundo Deportivo compartió con Lewandowska una charla sobre sus nuevas ilusiones con vistas al mar.
¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del deporte?
Mi madre quería que hiciera ballet, pero ambas nos dimos cuenta que no era para mí. A los 12 años mi padre dejó nuestra familia y mi madre tuvo que criarnos a mi hermano y a mí ella sola. Fue una época dura. Mi tío nos ayudaba y fue la primera persona en llevarme a una clase de kárate. El deporte se convirtió en mi manera de vivir. De pequeña no era muy alta y por ese motivo tenía que entrenar más que mis compañeros. En una ocasión, acudí a una sesión con gripe y fiebre. Recuerdo que era invierno, hacía un frío increíble, y mi profesor me obligó a irme a casa. Le di todo mi corazón a ese deporte y acabé ganando casi 40 medallas. Para mí, el kárate no es solo un deporte, es una filosofía de vida, basada en el respeto hacia los demás y la humildad.
La polaca es la preparadora física más seguida en su país.
¿Hasta qué punto es importante para usted tener una buena alimentación?
Es mi manera de vivir y mi gran pasión. Todo empezó cuando estaba en la universidad, tuve la gran fortuna de conocer a expertos que me transmitieron todo su conocimiento y su pasión por la nutrición. Empecé a prestarle atención a lo que estaba comiendo. No tardé en darme cuenta de la diferencia que estaba marcando en mi vida. La siguiente persona a la que animé a seguir mis pasos fue a Robert. Al principio se mostró un poco escéptico pero pronto se dio cuenta de todos los beneficios que le aportaban esos cambios alimentarios.
¿Le ha sorprendido la comida en Barcelona?
Me encanta. Además, hay muchas opciones para comer bien, muchos restaurantes de comida saludable. Es muy importante comer de manera inteligente y aprender qué es lo que mejor le va a tu estómago. Luego, siempre se pueden hacer excepciones. Viviendo cerca del mar, es un lujo poder comer pescado fresco y marisco.
Los Lewandowski pasan mucho tiempo en familia en la playa de Castelldefels.
¿Cómo recuerda su llegada a la Ciudad Condal?
Venir a Barcelona fue un sueño hecho realidad. Nos sentimos bienvenidos desde el primer día y nos consideramos unos afortunados por ello. Nos han ayudado mucho y la gente es muy positiva. Siempre digo que los polacos tenemos el potencial para ser como los españoles pero que nos falta el sol. Estamos extremadamente felices de poder vivir aquí y estoy disfrutando aprendiendo español. El día que Robert fue presentado como nuevo jugador del Barça en el Camp Nou fue muy especial y emotivo. Se me saltaron las lágrimas. Los culés nos hacen sentir que estamos en el sitio correcto.
¿Diría que su estilo de vida ha cambiado?
Ha sido un cambio grande pero mis rutinas diarias son parecidas. Empiezo el día con un entrenamiento y luego preparo un desayuno saludable para toda la familia. Hace unos meses, después de eso me habría ido a trabajar ocho o nueve horas, pero desde que estoy en Barcelona he aprendido a vivir de una manera diferente. Ahora estoy disfrutando más de la vida y he encontrado el equilibrio perfecto. Sigo trabajando mucho, tengo más de 200 personas trabajando en mis empresas y nuevos proyectos en marcha, pero ahora también he encontrado tiempo para mí misma.
¿Qué lugares le ha gustado visitar?
He empezado a descubrir Barcelona como una turista más. He estado en la Sagrada Familia varias veces y en el Parc Güell. Gracias a mis amigos catalanes estoy viendo Barcelona desde una perspectiva diferente y lo estoy disfrutando mucho.
¿Por qué decidió empezar a bailar bachata?
Empecé a bailar porque quería sorprender a mi marido por nuestro 10º aniversario pero se lo tuve que contar antes porque se dio cuenta que mi manera de ser estaba cambiando. Cuándo empecé las clases mi profesor me preguntó quién era. Yo respondí que me llamaba Anna pero no se quedó conforme con mi respuesta. Me lo siguió preguntando porque quería una explicación más profunda y eso me hizo reflexionar. Al final, me di cuenta de que llevaba toda la vida luchando, principalmente contra mí misma. Todo empezó cuando mi padre nos abandonó de niña, siguió cuando empecé a hacer kárate y cuando me casé con Robert, porque no quería ser simplemente la mujer de un futbolista.
Anna empezó a bailar bachata tras su llegada a Barcelona.
¿Cómo fueron sus inicios como empresaria?
La mayoría de mis empresas las dirijo junto a mis socios y lo hacemos con mucha pasión. Creo que la pasión siempre es responsable de la mitad de tus éxitos. La otra mitad depende de tu habilidad para aprender, escuchar y no rendirte. Cuando creé mi primera empresa ‘Foods by Ann’ era muy joven e inexperta, pero tenía muy clara mi visión. Fue un privilegio conocer a gente que tenía más experiencia y pude cumplir mi sueño. Después creé mi aplicación ‘Diet and Training by Ann’ o ‘Phlov’, mi marca de cosmética vegana.
¿Viaja mucho a Polonia?
Cuando vivía en Múnich, iba cada semana. Desde que estoy en Barcelona, acostumbro a ir una vez al mes. Ahora, iré a Polonia pronto porque hay varias actividades en las que participo. Cada año apoyo una de las iniciativas solidarias más importantes en mi país, se llama Wielka Orkiestra Świątecznej Pomocy, y el objetivo es recaudar dinero para niños enfermos. Tres veces al año organizo un campus deportivo de una semana llamado ‘Camp by Ann’. Lo organizo en ‘Dojo’, una localidad polaca muy marcada por la cultura japonesa. Preparamos entrenos diarios, enseñamos pautas de nutrición y relajación. Me encantaría poder traer estos campamentos aquí a Barcelona e invitar a todas las mujeres. Me encanta organizar este tipo de eventos porque me hacen sentir empoderada.
Tiene cinco millones de seguidores en Instagram. ¿Qué impacto tienen las redes sociales en sus negocios?
Las redes sociales son muy importantes en mi vida profesional y tienen un gran impacto en mis empresas. Me siento orgullosa por toda la gente que me sigue en Instagram, una plataforma que utilizo para promocionar la vida saludable y activa. Siento que he creado una comunidad increíble, que se anima a seguir los retos deportivos que organizo a través de las redes sociales. Me abrí el perfil hace 10 años y todo lo hacía por mi cuenta. Me encanta poder interactuar con mis seguidores y que me manden fotos haciendo deporte o de cómo han cambiado sus cuerpos.
La polaca está al frente de 5 empresas y cuenta con más de 200 empleados.
¿Cómo encuentra el equilibro entre su vida personal y profesional?
Tenemos dos niñas encantadoras. Klara tiene cinco años y Laura, dos años y medio. Nuestra familia está muy marcada por la carrera de Robert. Para él, ser parte de un club como el FC Barcelona es muy importante, es un logro para el que llevaba muchos años trabajando muy duro. Él invierte mucha energía en los entrenamientos y mi papel de apoyarle es muy importante. Eso no es siempre fácil, especialmente cuando tienes tantas responsabilidades profesionales. Con el tiempo, he aprendido a encontrar el equilibrio entre ser madre, empresaria y tener tiempo para mí. Queremos que nuestras hijas se sientan seguras y que sepan que sus padres siempre van a estar ahí para ellas.