París ha vivido una enorme transformación en los últimos seis años: ha creado cientos de kilómetros de carriles bici, ha apostado por la ciudad de los 15 minutos —que pretende acercar equipamientos, empleos y mercados a los barrios— y hasta ha convertido una autopista urbana junto al Sena en un espacio peatonal. Tras esos cambios está la alcaldesa Anne Hidalgo (San Fernando, Cádiz; 62 años), que gobierna la ciudad desde 2014. Su apuesta ecológica urbana le valió la reelección como regidora en 2021 y ahora ha contribuido a su candidatura a la presidencia de la República francesa el año que viene. Este jueves, los militantes del Partido Socialista francés refrendaron su candidatura, que Hidalgo quiere centrar en “la transición ecológica y digital, el compromiso contra el cambio climático y la lucha contra la desigualdad”. Hija de gaditanos emigrados a Francia, la ya candidata acudió este viernes al Congreso del PSOE en Valencia, donde atendió a EL PAÍS.
Pregunta. ¿Cómo ha cambiado París en su primer mandato?
Respuesta. Ha cambiado mucho, porque me he implicado en la transición ecológica de mi ciudad y también en embellecer la urbe.
P. Carriles bici, peatonalizaciones… Los cambios en el espacio público generan muchas críticas. ¿Cómo las ha gestionado?
R. He ganado la reelección como alcaldesa de París, lo que quiere decir que la mayoría de los parisinos estaban de acuerdo con los cambios. Para ellos actúo.
P. ¿Cómo deben enfrentarse los gobiernos al cambio climático?
R. El gran desafío que tenemos en todos los países es el cambio climático, pero tenemos que afrontarlo desde la igualdad. Debemos lograr que todos se puedan beneficiar de las medidas, desde la nueva movilidad a nuevas maneras de vivir en pisos más eficientes, que no pierdan tanta energía. Para que todos se puedan aprovechar de estos cambios hay que plantear políticas de igualdad, como se está haciendo por ejemplo en España. Hay que unir el tema de la ecología con el de la solidaridad y la igualdad, en un equilibrio. Es lo que plantean hoy los socialdemócratas por toda Europa, y lo que yo quiero llevar [en mi candidatura] en esta elección presidencial. Es lo que yo quiero aportar al debate en mi país. Me gustaría realizar estas políticas donde cambio climático, ecología y solidaridad [van unidas], es decir, que todos se puedan beneficiar de lo que estemos haciendo. Es el principal reto que tenemos en los países para que la ciudadanía pueda seguir eligiendo las políticas y los políticos.
P. ¿En qué políticas se fija?
R. En este tema estoy proponiendo un proyecto para Francia que es muy parecido a lo que está haciendo Pedro Sánchez en España, António Costa en Portugal y a lo que está proponiendo Olaf Scholz en Alemania, es decir, un proyecto muy socialdemócrata y muy ecologista. En mi caso, tengo experiencia sobre la ecología a gran escala, porque París es una ciudad de gran escala. Eso me ha permitido trabajar a nivel internacional, porque París ha sido también la ciudad del Acuerdo de París. Lo que he visto es que las soluciones existen: son las energías renovables, transformar nuestra economía… Las soluciones existen, pero necesitan inversión pública, que hoy está presente en Europa porque este plan de inversión europeo le ha dado una posibilidad más fuerte a cada uno de los Estados de actuar y de organizar este plan de inversión sobre los retos [climáticos]. Lo que veo en España es que una gran parte de este plan de inversión europeo la ha consagrado Pedro Sánchez y su Gobierno al Green Deal [Pacto verde]. Este es el programa que yo estoy planteando en Francia, porque creo que necesitamos gobiernos de izquierda, socialdemócratas, que tengan la solidaridad como valor esencial, una izquierda de gobierno progresista.
P. El mensaje ecologista cala más en las grandes ciudades que en otros territorios. Los chalecos amarillos, por ejemplo, protestaron contra la subida de los combustibles. ¿Cómo evitar el peligro de que haya gente que piense que la transición ecológica va contra ellos?
R. Hay que buscar otras soluciones. Cuando vives en una ciudad grande, como París, donde tienes una boca de metro o parada de autobús a 10 minutos de casa, no es lo mismo que cuando estás en una zona rural sin transporte público ni otra posibilidad que el coche para moverte. Tenemos que pensar soluciones distintas para estos territorios y su manera de organizarse. Creo que en España es más fácil, porque es un país muy descentralizado donde las regiones tienen poder, y eso es muy interesante, porque las propias comunidades organizan medios de transporte para ir de un pueblo a otro. Francia es un país muy centralista, por lo que no hemos tenido las mismas oportunidades. Es un país de tradición jacobina donde todo se decide desde el Palacio del Elíseo [sede del presidente de la República], y claro que no se pueden tomar las mismas decisiones en un pueblo rural o en una ciudad grande donde tienes disponibles todos los medios de transporte.
P. ¿Podría haber otra crisis de chalecos amarillos ante medidas contra el cambio climático? ¿O por los precios de la energía?
R. Creo que en cualquier momento se puede volver a plantear una crisis como la de los chalecos amarillos. Aquella protesta se organizó porque la gasolina aumentó de precio tres céntimos. Ahora estamos viendo que el aumento de precio de la gasolina y la dificultad de las clases populares de poder utilizar su coche se está convirtiendo en un problema social muy fuerte. En España se privatizaron las empresas que llevan la energía, no es igual que en Francia, pero lo que ha hecho el Gobierno español bajando el IVA sobre la energía y la electricidad, lo que está planteando para modular y regular los precios de la energía es algo muy interesante. Y lo que ha pedido Pedro Sánchez en Europa [que actúe para rebajar los precios de la energía] también es algo que nos puede permitir avanzar hacia una solución europea para que la gente que tiene la obligación de moverse en coche hoy no diga: esta ecología se está haciendo contra nosotros. De todas formas, en 10 años no habrá producción de coches con gasolina, de modo que es un problema que de aquí a 10 años no existirá [La Comisión Europea ha fijado 2035 para el fin de la venta de coches de combustión]. Pero es un desafío que tenemos que plantear con método, para permitir a la gente tener otras soluciones que el coche de gasolina.
P. ¿Se plantea una candidatura conjunta con los ecologistas?
R. Me planteo mi candidatura, que será la de la izquierda ecologista y de gobierno.
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