Ansu Fati corona la fiesta de la Masia


A plena luz del día, con el sol como sombrero y en la fiesta final de la Mercè, el Barça rompió a jugar en el Camp Nou. También era el día en que regresaba Ansu Fati, ya vestido con el 10, y la jornada en que Koeman no se pudo sentar en el banquillo por la expulsión de Cádiz. Una casualidad si se atiende a que el equipo pareció haber preparado un plan que consistía en generar mucho fútbol por dentro para desbordar a un rival amable en la cancha y agradecido en el marcador, derrotado en sus 19 visitas al estadio, 15 partidos seguidos sin ganar en Liga. El Levante fue el mejor analgésico azulgrana después de los dolorosos partidos con el Granada y el Cádiz y Ansu Fati se convirtió con el gol que cerraba la tarde en el mesías de la afición del Barça.

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A juzgar por la vivacidad barcelonista, nadie hubiera dicho que su entrenador estaba sentenciado por no haber apostado por una formación parecida a la que formó ante el Levante. No ha habido partido en que la alineación no haya alimentado la cháchara, atrapado como ha quedado el equipo en la ciénaga por las lesiones, las sanciones y las peticiones a la carta que formulan los aficionados y hasta el presidente Laporta. El entrenador tiene que trampear en cada partido, resignado a su suerte, y la estabilidad parecía una quimera en un estadio que ya no corea a Messi y suspira energía positiva por Ansu.

El único punto de consenso en el barcelonismo ha sido la apuesta por la Masia y la coronación de Ansu Fati como líder del Barça. Así que ante el Levante regresó Eric a la defensa y como centrocampistas formaron Nico y Gavi junto a Busquets mientras desde el banquillo miraba Ansu Fati. El solfeo de la cantera sonó estupendamente en la sala de máquinas de un equipo armónico en su juego y asimétrico en un dibujo parecido al 4-2-3-1. Una formación valiente que no perdió el tiempo sino que fue a por el encuentro con una presión muy alta y una defensa dispuesta para el mano a mano con los puntas del Levante. Muy pocas veces pudieron salir los granota del acoso y al cuarto de hora el Barça ya ganaba por 2-0.

Hasta marcó Luuk de Jong después de un desmarque que le permitió recibir con ventaja de Dest. El lateral no paraba de percutir desde la izquierda, Nico aseguraba el juego posicional y la afición estaba entusiasmada con la personalidad de Gavi. Apenas había pérdidas de balón y por tanto no hacía falta replegar para frenar las transiciones del Levante. Los muchachos de Paco López se quedaron en tierra de nadie, ni atacaban ni defendían, superados por el fútbol colectivo barcelonistas y la agresividad con la pelota de Memphis, protagonista de la jugada y del penalti de Radoja.

No podía correr el Levante y no paraba de morder el Barça. A falta de extremos, los azulgrana apostaban por el fútbol interior y se asociaban a menudo ante el asombro de Coutinho, que después de no saber cómo mezclar con Messi ahora necesita descifrar el juego de la Masia. La hinchada se puso tan contenta cuando Coutinho fue sustituido por Riqui que se puso a corear el nombre de Ansu Fati para coronar la fiesta del Camp Nou. Ni con 2-0 desfallecieron los barcelonistas, igualmente artísticos cuando intervenía Gavi, punzantes con Memphis, siempre con la pelota en cancha ajena y con la defensa parada lejos de Ter Stegen. El Levante no amenazaba ni con la salida del Comandante Morales.

Ruleta y remate

Al Barça solo le faltaba acabar las jugadas después de optimizar sus recursos ante la satisfacción del Camp Nou. Al desequilibrante Memphis le fallaba el tiro y Riqui no supo rematar una jugada tan preciosa como egoísta porque permitió la intervención de Mustafi. La contienda, sin embargo, se ralentizó poco a poco en espera de Ansu. El delantero salió en el minuto 81 y el Camp Nou se puso en pie, enfebrecido por la vuelta de su ídolo caído el 7 de noviembre de 2020. El momento Ansu fue tan emocionante que paralizó por un momento al Barça. El pie derecho de Ter Stegen evitó entonces el gol de Cantero antes de que entrara en juego Ansu.

A la carrera, veloz y decidido, el delantero se conectó con el campo y con la grada hasta alcanzar la plenitud con el 3-0. Ansu se arrancó con una ruleta ante una pelota dividida a campo abierto, corrió hasta encarar y quebrar al central y desde el balcón del área enganchó un disparo que sorprendió a Aitor. No ha asumido el 10 para quedar bien sino porque se siente exigido y responsabillizado, siempre extraordinario, incluso con la lesión que le ha tenido casi 11 meses lejos del Camp Nou.

El gol culminó un guion a pedir de boca para el Barça. El fútbol evocó por momentos la jornada inaugural ante la Real con la diferencia de que entonces no estaba Ansu. Koeman, sancionado, ni siquiera compareció en la sala de prensa del Camp Nou. El protagonista era Ansu Fati.

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