Aunque nosotros las relacionemos con el cine de aventuras, las señales de humo fueron en el pasado un método de lo más efectivo para comunicarse a larga distancia. Ya en la antigua China, los soldados instalados en la Gran Muralla utilizaban esta técnica para informar de la situación a otras torres de vigilancia. Por su parte, los pueblos indígenas de América del Norte también empleaban las señales de humo para relacionarse con las tribus más cercanas. Estas crearon incluso un sistema propio de señalización y comprensión.
En la actualidad, este curioso sistema de comunicación todavía se utiliza para dar a conocer al mundo importantes acontecimientos. Por ejemplo, el Colegio Cardenalicio de Roma recurre a las señales de humo para hacer pública la elección de un nuevo Papa durante el cónclave.
¿Cómo era el ritual?
Para realizar con éxito este ritual, varios miembros del grupo debían escalar hasta la colina más elevada y encender una fuerte hoguera a base de hierba, ramas y hojas. Estas debían estar tanto secas como húmedas, provocando así distintas tonalidades y significados. Después, con la ayuda de una manta extendida se creaban las señales. Cuyo número y frecuencia dependían del mensaje que se quería transmitir.
El anuncio resultante siempre estaba vinculado a grandes sucesos. Como el inicio de una batalla, el fallecimiento del jefe de alguna tribu o el aviso de un ataque inminente. Lejos de estos temas de gran urgencia, las señales de humo permanecían en el más absoluto secreto.
El significado de las señales de humo
Según cuentan algunos expertos e historiadores, una humareda blanca era sinónimo de victoria, felicidad y paz. Mientras que el color negro hacía presagiar una terrible revelación. De igual forma, el número de señales también estaba relacionado con un motivo concreto. Por ejemplo, tres soplos seguidos se traducían como una señal de alarma que requería cierta ayuda.
Esta interpretación variaba según la zona y el clan emisor. Para algunas, el punto de procedencia del humo también tenía cierto significado. Si el rastro surgía a mitad de la colina, la situación se mantenía estable. Y si esta venía desde lo alto, la comunidad mensajera se encontraba en grave peligro. A pesar de la importancia de este sistema en el pasado, todavía resulta muy complicado descifrarlo de manera exhaustiva.
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