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Aprueba Senado reforma que otorga derechos laborales a trabajadoras del hogar

Para ellas, largas jornadas de trabajo, con todo tipo de tareas, algunas muy ingratas y abusivas (…) a cambio han recibido los salarios más bajos, dijo Xóchitl Gálvez.

Este martes el Senado aprobó, por unanimidad, el dictamen que reforma las leyes Federal del Trabajo y del Seguro Social, con el objetivo de regular el trabajo doméstico remunerado, así como reconocer y garantizar los derechos de las personas que se dedican a esta labor.

Entre otras cosas, la reforma aprobada con 112 votos establece que las personas trabajadoras del hogar contarán con vacaciones, prima vacacional, pago de días de descanso, acceso obligatorio a la seguridad social, aguinaldo, y cualquier otra prestación que se pudieren pactar entre las partes; la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos fijará los sueldos que deberán pagarse a este tipo de trabajadoras y trabajadores que en ningún caso podrá ser menor a dos salarios mínimos vigentes.

Durante la discusión del dictamen, senadoras de distintos grupos parlamentarios destacaron varios aspectos de la reforma. Martha Lucía Micher Camarena, de Morena, expuso las condiciones de desigualdad que dentro del campo del trabajo doméstico sufren las mujeres respecto de los hombres.

La senadora dijo que tres de cada diez hombres trabajadores del hogar ganan dos salarios mínimos o menos, mientras que la proporción aumenta a cuatro de cada diez en el caso de las mujeres. Además, 83.2 por ciento de los hombres dedicados al trabajo doméstico remunerado carece de acceso a servicios de salud, pero el porcentaje de mujeres en esa situación sube a 98 por ciento.

“Un gran problema que enfrentamos para la valorización social del trabajo son el estereotipo y los prejuicios existentes en relación a estas actividades que se consideran casi naturales. No, compañeras y compañeros, las mujeres no traemos en la sangre el gusto de lavar y planchar, o de cambiar un pañal a las tres de la mañana de un bebé cuando no hemos dormido absolutamente nada. Nada es natural, no va consustanciado a las mujeres, es un tema que tiene que ver con el patriarcado, con esta cultura machista y con una cultura que les ha dado un privilegio a los hombres y los ha caracterizado como personas que no pueden lavar y planchar”, afirmó.

Elvia Marcela Mora Arellano, del Partido Encuentro Social, recordó lo escrito por Rosario Castellanos en 1970 para el periódico Excélsior en un artículo titulado “Casandra de huarache: la liberación de la mujer, aquí”: “cuando desaparezca la última criada, en el colchoncito en que ahora reposa nuestra conformidad aparecerá la primera rebelde furibunda“.

Añadió que “México apenas comienza a compensar la deuda que tiene con generaciones y generaciones de mujeres, muchas de ellas pobres, que no teniendo otra alternativa han optado por esta labor, a la que se ha romantizado invistiéndola como una relación casi filial y familiar para negar derechos laborales“.

“La infantilización que las patronas promueven para no reconocer que estamos hablando de personas trabajadoras, está encontrando fin, o esperamos esté encontrando fin, con este dictamen”, concluyó.

La senadora de Movimiento Ciudadano Patricia Mercado reconoció los diferentes hechos que se conjugaron para la aprobación unánime del dictamen. Reconoció la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que declaró inconstitucional que las trabajadoras del hogar no sean inscritas en el Instituto Mexicano del Seguro Social, así como la mayoría parlamentaria de Morena, que tiene una visión sindicalista y que busca la dignificación de las y los trabajadores.

Durante su exposición, Patricia Mercado se emocionó al recordar que el lunes la senadora panista Xóchitl Gálvez le dijo que había trabajado con fuerza por esta iniciativa porque su mamá se había dedicado a lavar ropa. “Me conmovió mucho que lo dijera y entendí tu compromiso“, expresó, dirigiéndose a Gálvez.

La panista, por su parte, dedicó la aprobación de la iniciativa a las trabajadoras del hogar: “Para ellas, porque principalmente son mujeres, largas jornadas de trabajo, con todo tipo de tareas, algunas muy ingratas y abusivas; responsabilidades en la crianza y cuidado de hijos y enfermos ajenos; a veces comiendo de las sobras de la mesa principal. A cambio han recibido los salarios más bajos que el mínimo, han carecido de prestaciones sociales, su situación de explotación silenciosa asume un matiz aún más agobiante porque sucede en la privacidad de los hogares de sus patrones. Esta tiranía tendría que llegar y va a llegar a su fin”.




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