Ícono del sitio La Neta Neta

Arabia Saudí decide reabrir sus fronteras con Qatar

Donald Trump choca la mano con el emir de Qatar, el jeque Tamim, en su visita a la capital de Arabia Saudí del 21 de mayo.

Las diferencias de Qatar con sus vecinos han estallado este lunes. Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin y Egipto han roto relaciones diplomáticas con ese pequeño pero rico Estado del golfo Pérsico después de diez días de creciente tensión. Acusan a Doha de alentar el terrorismo por su apoyo al islam político y de simpatizar con Irán. De ahí, que hayan decidido cortar las vías de comunicación áreas, marítimas y terrestres para aislarlo. Qatar ha negado las alegaciones y denuncia un intento “inaceptable” de someterlo a tutela. Además de la caída de la bolsa catarí, el rifirrafe ha provocado la cancelación de numerosos vuelos regionales y un descenso del precio del petróleo.

La acción concertada de estos países, aliados bajo el liderazgo saudí, es un aviso a Qatar, que siempre ha mantenido cierta independencia en sus políticas regionales. Los cuatro Estados, a los que más tarde se han unido el Gobierno yemení de Abdrabbo Mansur Hadi (que vive en Arabia Saudí), el Gobierno del este de Libia (apadrinado por Emiratos) y Maldivas, anunciaron el cierre de sus espacios aéreos, puertos y aeropuertos a las compañías cataríes. Además, las tres petromonarquías también prohíben viajar a Qatar a sus nacionales y dado dos semanas a los cataríes, residentes o visitantes, para que abandonen sus territorios.

Arabia Saudí ha vedado el aterrizaje de aviones cataríes, así como que usen su espacio aéreo y también que las aerolíneas saudíes vuelen a Qatar. La medida, secundada por Egipto, pone en graves aprietos a Qatar Airways, la segunda mayor compañía de la región y un conector muy importante para los vuelos regionales. Las compañías emiratíes Etihad, Emirates y FlyDubai, así como Gulf Air de Bahréin, dejan de volar a partir de mañana martes.

Esas restricciones al movimiento de pasajeros y mercancías, y el cierre de la frontera saudí, la única terrestre de Qatar, amenazan el abastecimiento de productos de primera necesidad. El emirato importa el 90 % de los alimentos que consume. De hecho, la noticia causó preocupación entre los 2,7 millones de residentes, la mayoría inmigrantes extranjeros, muchos de los cuales corrieron a los supermercados y a sacar dinero del banco.

“Hay mucha más gente de lo habitual un lunes a esta hora, pero no hay pánico”, declaró a EL PAÍS un matrimonio de profesores europeos que hacían la compra preocupados por la escalada política.

Otro foco de preocupación son las exportaciones de gas natural licuado (LNG). Qatar, uno de los países más ricos del mundo gracias a tener las terceras reservas mundiales de gas, es un suministrador clave para Europa y Asia. Sin embargo, los analistas estiman improbable una interrupción del abastecimiento un bloqueo de las rutas marítimas supondría una escalada que no haría ninguna gracia a EE. UU. Aun así, Emiratos ha prohibido el atraque en el puerto de Fuyaira a todos los barcos vinculados con Doha, según The Financial Times. Eso podría alargar y encarecer los envíos.

La cuarentena supone un golpe al prestigio internacional de Qatar y, de prolongarse, pondrá en peligro la construcción de las infraestructuras del Mundial de 2022. El pulso también puede afectar a la base que EE. UU. tiene en ese país. No obstante, el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, ha declarado en Australia, donde se encuentra de visita, que la riña no va a afectar a la lucha contra el terrorismo islamista y que Washington ha animado a sus aliados del Golfo a resolver sus diferencias, informa Reuters. También el ministro de Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, ha hecho un llamamiento al diálogo.

De momento, Qatar se ha visto expulsado de la coalición militar que dirige Arabia Saudí en Yemen, donde facilitaba varios aviones para bombardear a los rebeldes Huthi. El enfrentamiento diplomático también ha hecho caer las principales bolsas de la región, en especial la de Doha que ha perdido un 7,5 %. Pero el petróleo, que en un primer momento subió ligeramente, ha terminado cayendo ante el temor a que la tensión termine debilitando el acuerdo global para reducir la producción.

“Son medidas injustificadas y sin fundamento”, se quejaba un comunicado el Ministerio de Exteriores catarí recogido por la agencia France Presse. Desde la perspectiva de Doha, tienen “un objetivo claro: colocar al Estado [de Qatar] bajo tutela, lo que constituye una violación de su soberanía” y es “absolutamente inaceptable”.

El texto catarí recuerda que el respeto a la soberanía es uno de los principios de la carta del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), el foro que integra junto con Arabia Saudí, EAU, Bahréin, Kuwait y Omán. Pero a pesar de los intentos de forjar una postura común ante los retos regionales, como las primaveras árabes, el ascenso del islamismo o, sobre todo, el desafío que presenta Irán, las diferencias parecen insoslayables.

Mientras los gobiernos de Riad, Abu Dhabi y Manama se han mostrado especialmente combativos frente a Teherán, Doha, Kuwait y Mascate se inclinan, con mayor o menor intensidad, por el diálogo con el vecino iraní. Significativamente, ni Kuwait ni Omán se han sumado al castigo a Qatar. Las diferencias no son nuevas. Ya en 2014, Arabia Saudí, Emiratos y Bahréin retiraron a sus embajadores de Doha, pero en esta ocasión las medidas anunciadas apuntan a otro nivel.




Source link

Salir de la versión móvil