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Aragonès exige que el diálogo con el Gobierno dé frutos en 2022

Pere Aragonès ha dado este domingo su primer discurso de Navidad como presidente de la Generalitat y, como ya ocurrió en la Diada, su equipo optó por grabarlo en un sitio diferente del Palau de la Generalitat. Desde el centro educativo donde nació la inmersión lingüística, en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), el líder republicano ha pedido que la mesa de diálogo con el Gobierno comience a dar frutos el próximo año. Y para presionar, hizo un llamamiento a “construir alternativas” por si esa negociación encalla, una expresión con la que el independentismo suele referirse a celebrar un referéndum, unilateral o no.

“2022 tiene que ser el año en que la negociación con el Estado avance y comience a dar resultados tangibles”, ha asegurado el jefe del Govern. Para Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) no ha sido fácil defender la bandera del diálogo ante las constantes críticas de sus socios en el Ejecutivo, Junts per Catalunya, y los anticapitalistas de la CUP. Los republicanos insisten en que intentar el acercamiento con el Ejecutivo de Pedro Sánchez es un paso necesario si se quiere que el independentismo gane credibilidad en escenarios internacionales, si bien también ha sacado réditos de su apoyo en el Congreso. El Gobierno, por su parte, espera que la llamada agenda del reencuentro con Cataluña disminuya la pulsión por la secesión.

Encontrar un punto medio entre esas dos estrategias, que sea posible vender como avance, no es sencillo. La parte catalana pone como objetivo un referéndum acordado, como el celebrado en Escocia en 2014 (y en el que la opción secesionista salió derrotada) y una ley de amnistía. Sánchez niega que sea factible cualquiera de las dos posibilidades.

La mesa entre los dos Gobiernos se reactivó el pasado mes de septiembre, después del difícil parto de un nuevo Ejecutivo en Cataluña y con Sánchez inmerso en los cálculos de cara al nuevo ciclo electoral. Ambas partes, que se reunieron en Barcelona y sin la participación de representantes de Junts, acordaron entonces seguir la negociación alejadas de los focos y sin un calendario fijo. Aragonès ha intentado este domingo descartar una eternización del diálogo y ha hecho un llamamiento a comenzar a construir alternativas “por si la negociación encalla y no aporta resultados”. Se trata de uno de los compromisos que están en los acuerdos de investidura y legislatura que ERC firmó con la CUP y Junts, respectivamente. Otro de esos compromisos, el de una moción de confianza, está en el aire.

El botón nuclear para presionar a Sánchez a que mueva ficha, sin embargo, tiene condiciones. Ese plan b, ha dicho Aragonès sin especificar el formato, pasa por “actuar con realismo, buscar el máximo consenso y con el aprendizaje del camino recorrido hasta ahora”. Es la manera del president de descartar martirios políticos que no tengan un efecto real en la consecución de una Cataluña independiente.

En un año en el que el debate sobre la lengua ha vuelto al epicentro social, el escenario escogido por el equipo del Palau para grabar el mensaje tiene una fuerte carga simbólica. Se trata de la escuela Rosselló Pòrcel, en el llamado cinturón rojo de la capital catalana, donde hace casi 40 años comenzó el modelo de inmersión lingüística. El líder republicano ha obviado en su discurso las decisiones judiciales de los últimos meses sobre la obligación de ofrecer un 25% de clases en castellano, pero ha defendido que el catalán sea “neurálgico” en el sistema educativo.

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Aragonès, cuyos socios en el Govern han criticado la tibieza en la defensa del modelo de inmersión, ha tirado de historia para recordar cómo unos padres que migraron de otras regiones de España lucharon hace 40 años para lograr una escuela pública y en catalán, “contribuyendo así a la cohesión social y ofreciendo un futuro de oportunidades para sus hijos”. El presidente de la Generalitat ha defendido que, si bien el contexto es diferente, ese modelo de escuela sigue siendo válido como respuesta a “la diversidad cultural social y lingüística del país”.

La situación en Cataluña es tan particular que Aragonès se ha felicitado porque, por primera vez en 12 años, la Generalitat comienza un calendario con Presupuestos de nuevo cuño. Las cuentas fueron aprobadas el pasado 23 de diciembre gracias al apoyo de En Comú Podem (la CUP se descolgó del bloque independentista que hizo posible la investidura en el pasado mes de mayo) y el líder del Ejecutivo autonómico ha querido sacar pecho de poder contar con más recursos para vivienda y sanidad. En la alocución tuvo un momento de agradecimiento para los sanitarios, en un momento crítico por los efectos de la variante ómicron y en que se cuestiona cómo la Generalitat está afrontando la sexta ola.


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