Argentina espera con una sonrisa al mejor Messi

Argentina vive en los excesos. Los mejores o los peores. El término medio no existe. Después de un feo arranque de la Copa América ahora camina con el pecho inflado como lo hacía Maradona. Tener a Brasil enfrente en la madrugada del martes al miércoles (02.30 h./DAZN, TVG2) es un desafío que envalentona. Pero hay que tener cuidado: cuando más alto se llega más ruido hace el que cae. La Selección aún no es un equipo que dé garantías por más que haya mejorado parte de su versión contra Venezuela. Lo mejor -aunque parezca una contradicción- es que Messi no haya sido el mejor. El crack no jugó en todo su potencial. El propio Leo se quejó de su nivel, del estado de los campos de juego y de la pelota que parecía ser un conejo. Si él llega a su potencial el equipo de Scaloni se puede ilusionar con el batacazo. Eso sería -un triunfo épico en la previa- sacar a Brasil de la Copa en su propia casa. Y en Belo Horizonte, donde tiene el recuerdo imborrable del 7-1 con Alemania en el Mundial que armaron para ganar y después les quedó para llorar.

Leo corre, encara, intenta. Vuelve a probar. De todos modos aún Messi no jugó en modo Messi. Tuvo algunos arranques en el debut con Colombia. No brilló con Paraguay -aunque metió un penal cargado de presión- ni con Qatar ni ahora con Venezuela. No conectó y el equipo no lo encontró. En el último 2-0 por momentos llovían los pelotazos de Argentina para que la aguantaran el Kun
Agüero y Lautaro Martínez. Un error que no parece planificado. Nadie arma una táctica que saltea a Messi. Pero la pelota no le llegaba y de hecho la cámara tomó varias veces su fastidio al verla en el aire. El otro costado positivo es que él lo asume sin que sea una mochila pesada. ¿Cómo no va a confiar en jugar como sabe si lo hizo mil veces? Hasta puede tener un costado liberador -pese a no ser premedidato- que se pueda pasar a semifinales sin que sea exclusiva responsabilidad de él.

Argentina mostró signos vitales. Situaciones positivas más allá de que no define una forma de juego ni potencia a Messi. Individualmente, Lautaro Martínez ratificó que es un centrodelantero de los que lastiman en el área. De Paul se convirtió en la revelación argentina en la Copa América. Paredes mostró que su pase mejora la salida del equipo. Acuña le dio equilibrio en el medio. Foyth bancó la apuesta del central al que ubican de lateral. Armani fue el gigante de River en un mano a mano que le definieron saltando. El entrenador tuvo de las dos: leyó bien la formación inicial; otra vez pareció fallar en los cambios. Pese que terminó ganando, Scaloni sacó a Lautaro cuando era el mejor de la cancha y después a Acuña cuando estaba en el podio. Entró Lo Celso e hizo un gol. Pero nadie planifica que el arquero rival te dé un rebote de jugador amateur.


Las estadísticas de Messi contra Venezuela


Las estadísticas de Messi contra Venezuela

Ahora se viene Brasil con todo el morbo que tiene uno de los mejores clásicos del fútbol mundial. Con varias imágenes en el recuerdo. El más gratificante para los argentinos fue en el Mundial 90. Brasil le rompió los palos a la Selección, hasta que apareció un Maradona con el tobillo explotado de la hinchazón y dejó mano a mano a Caniggia para uno de los goles que más gritaron en los hinchas argentinos en todas sus vidas. Ahora Argentina espera que justo contra Brasil vuelva el mejor Messi, el más capacitado para darle actualidad a ese recuerdo imborrable.


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