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Asensio da el salto


Marco Asensio (Palma de Mallorca; 26 años) solía celebrar goles deslumbrantes como fogonazos con una contención exquisita: se pinzaba con dos dedos los hombros de la camiseta, los levantaba un par de centímetros y se giraba para mostrar la espalda. Hasta que marcó en la semifinal de los Juegos de Tokio, contra Japón, en la prórroga, minuto 115, 0-0 en el marcador. Entonces, el estallido. En lugar de levantar con delicadeza los hombros de la camiseta, se la sacó con rabia y la tiró a la hierba mientras corría. Luego lo explicó: “Hay mucha gente que habla y critica, y tenemos que convivir con ello. Lo que sí es que hay algunas [críticas] que sobrepasan algunos límites que no deberían sobrepasar”.

El domingo en el Bernabéu, después de otro gol que también ganó un partido, del Madrid contra el Granada (1-0), Asensio volvió a quitarse la camiseta, esta vez para lanzarla al aire, esta vez sin reproches. Más bien un desahogo después de meses oscuros, como recuerda una fuente cercana al futbolista: “La temporada poslesión lo pasó fatal. No terminaba de encontrarse. La pierna no le funcionaba como debía. No lograba volver a su nivel”.

Su cañonazo al Granada puede tomarse como primer colofón simbólico de un tortuoso viaje de la promesa a la jerarquía. Faltaban Benzema y Vinicius, los máximos goleadores del equipo, y el partido lo tenía bloqueado con una actuación imponente Maximiano, el portero rival. En ese trance, Asensio siguió percutiendo con la zurda hasta que se llevó el premio, del mismo modo que el jueves anterior había insistido en encabezar en San Mamés las últimas arremetidas del Madrid, que terminó eliminado en cuartos de la Copa del Rey (1-0).

Como se aprecia en el gráfico, el extremo balear registra esta temporada unos números que apuntan a que ha dado un salto de nivel, continuidad y rango. En poco más de media temporada, lleva seis goles en la Liga, tantos como en su mejor curso en el Madrid, el 2017-18. Ese avance se deriva de un cambio decisivo en su manera de afrontar los partidos y de situarse en el campo. Desde que llegó al Madrid en el verano de 2016, nunca había disparado tanto. Ahora lo intenta 3,5 veces por partido, mientras su máximo anterior era de 2,7 en la 17-18, antes de su grave lesión de rodilla.

Luego ha atravesado periodos con lagunas sorprendentes, como la de mediados de la temporada pasada, cuando acumuló seis jornadas ligueras seguidas sin intentar ni un tiro ni un regate. Ahora, según los datos de Statsbomb procesados por fbref.com, en la Liga solo hay dos jugadores que prueben más a menudo que él, entre los que han disputado al menos 800 minutos: Danjuma (4) y Benzema (3,9).

El domingo Ancelotti avaló su persistencia: “Hemos ganado un partido hoy gracias a su mejor cualidad, que es el tiro”, dijo. “Él sabe muy bien que tiene una piedra en los pies, es muy peligroso”. En efecto, Asensio es consciente de su don. La temporada pasada comentó en varias ocasiones con gente cercana que la banda no era el sitio desde el que creía que podía aportar más al equipo. Prefería estar más cerca del centro, del área, para poder armar pronto la zurda y disparar. Si arrancaba desde la banda, parte de la amenaza se diluía durante el trayecto a la zona de tiro.

Ancelotti también le tenía mucha confianza al latigazo de Asensio, le persuadió de que no buscara una cesión, y desde el principio trató de encontrarle un lugar en el once. “Lo estoy probando de medio centro por izquierda y derecha en un centro del campo de tres”, contó el técnico en agosto, cuando aún alineaba a Hazard y Bale arriba. El italiano quería a Asensio en el campo, y lo quería cerca de la zona de tiro. Pero el experimento no prosperó y volvieron a abrirse oportunidades en la derecha del ataque, donde ahora ya solo compite con Rodrygo.

Pese a ocupar el mismo puesto en la alineación que en temporadas anteriores, ha variado lo que busca desde allí. Solía partir con la mirada puesta en la línea de fondo y en un centro al área. El Madrid de Zidane aparecía entre los seis equipos que más usaban esta arma: el último año de Cristiano, los primeros. Con Ancelotti la tabla se ha dado la vuelta: son los sextos que menos centros al área completan.

El camino al gol ha cambiado, y el Madrid es el equipo que más marca. También ha variado la ruta de Asensio, que enseguida busca acercarse al área y hace a menudo señas a Carvajal o Lucas Vázquez para que sean ellos quienes lleguen por fuera a la línea de fondo. Los mapas de actividad de Statsbomb registran ese cambio y muestran que el balear recibe el balón cada vez más a menudo en el carril interior, y cada vez menos pegado a la línea de la banda derecha como se ve en el gráfico.

Ancelotti ha sido fundamental en ese viaje, aunque el domingo se quitara importancia: “No tengo que decirle que tiene que tirar más porque él lo sabe”, dijo. Aunque el futbolista quiso matizar: “Me insiste en que participe mucho, en que cada vez que tenga oportunidad dispare a puerta”. Lo explica una fuente que los ve trabajar de manera habitual: “Carlo es así, el tipo con menos ego de Valdebebas. El aparente regreso de Marco se debe en enorme medida a la insistencia del míster en eso, en que busque su don, y que no pierda el tiempo (no demasiado) en otros trabajos”. Todo eso dio fruto el domingo, con una victoria y un simbólico salto de jerarquía. “Ha sido un gran gol, marca de la casa”, bromeó Asensio, riendo feliz.

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