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Asesinadas 47 personas en Burkina Faso tras un ataque yihadista a un convoy de civiles

Mujeres y niños hacen cola para recoger agua en el campo de desplazados de Barsalogho, en Burkina Faso, en marzo de 2020.
Mujeres y niños hacen cola para recoger agua en el campo de desplazados de Barsalogho, en Burkina Faso, en marzo de 2020.Juan Luis Rod

Hombres armados atacaron este miércoles un convoy de civiles con escolta militar en el norte de Burkina Faso y provocaron la muerte a 47 personas, según ha informado el Ministerio de Comunicación burkinés. Entre los fallecidos hay 30 civiles, 14 soldados y tres miembros del grupo paramilitar Voluntarios para la Defensa de la Patria (VDP), creado a instancias del Gobierno. Ningún grupo ha reclamado la autoría del ataque, pero esta zona es el escenario habitual de acción de facciones yihadistas pertenecientes tanto a Al Qaeda como al autodenominado Estado Islámico.

El ataque se produjo a unos 25 kilómetros de Gorgadji, en la región norteña de Sahel, cuando el convoy se dirigía desde Dori hasta Arbinda, en una amplia zona conocida como Las Tres Fronteras por su proximidad a Malí y Níger. Los militares trataron de ofrecer resistencia y lograron matar a 58 presuntos yihadistas. Otras 19 personas resultaron heridas en el violento incidente.

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Este es el tercer ataque de gravedad ocurrido en esta área en lo que va de mes. El primero ocurrió el 4 de agosto cerca de la frontera con Níger cuando 30 personas fueron asesinadas, entre ellas 19 militares y 11 civiles. Apenas cinco días más tarde un nuevo ataque terrorista se saldó con la muerte 12 soldados en esta ocasión en un lugar próximo al límite con Malí. En lo que va de año han sido asesinadas en Burkina Faso unas 850 personas por la violencia yihadista, en su mayoría civiles, según las cifras de la ONG Acled, y hay 1,3 millones de personas desplazadas de sus hogares dentro del propio país.

El creciente malestar por la intensificación de la violencia yihadista en los últimos meses provocó el estallido de protestas y manifestaciones el pasado mes de junio tanto en el norte del país como en su región central, pero el Gobierno no parece capaz de poner freno a un fenómeno en franco crecimiento. El recurso de los VDP, jóvenes sin formación militar a quienes se utiliza para asegurar el orden en lugares donde las fuerzas de seguridad están en retroceso o ausentes, no ha dado los frutos esperados.

Toda la zona del Sahel central, que además del norte de Burkina Faso incluye al centro de Malí y al oeste de Níger, está sumida en una espiral de violencia provocada por la presencia de grupos yihadistas que cada vez ponen más el foco en la población civil. El pasado lunes, supuestos miembros del Estado Islámico del Gran Sahara (EIGS) asesinaron a 37 campesinos cuando trabajaban en sus campos en un pueblo en la región nigerina de Tillabéri, elevando a 450 los muertos desde principios de año. Asimismo, el pasado 8 de agosto un ataque cerca de Menaka, en Malí, acabó con la vida de 42 personas y provocó un éxodo masivo de población.

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Desde que grupos yihadistas se hicieran con el control de dos terceras partes de Malí en 2012 la violencia terrorista no ha dejado de extenderse por la región. La respuesta militar liderada por Francia logró recuperar el control de las grandes ciudades, sobre todo Gao y Tombuctú, pero no ha podido acabar con estos grupos que se apoyan en la pobreza, la débil presencia estatal en zonas alejadas del centro político de cada país y las disputas intercomunitarias para ir ganando peso y reclutando milicianos. La Operación Barkhane, que incluye la presencia de unos 5.500 soldados franceses en la región, está previsto que finalice este año, lo que supondrá una notable reducción de militares de dicho país europeo en el Sahel.

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