Francia ha anunciado la muerte en una operación de una figura clave del yihadismo en el Sahel. Bah Ag Moussa, jefe militar del Grupo por el Apoyo del Islam y de los Musulmanes (JNIM), una filial de Al Qaeda en Malí, fue “neutralizado” el pasado martes por las fuerzas francesas desplegadas en la región de Ménaka, según ha informado la ministra de Defensa, Florence Parly, en un comunicado.
La operación supone un “gran éxito en la lucha contra el terrorismo que Francia lleva a cabo con sus aliados en el Sahel”, afirmó Parly, que destacó el alto perfil del yihadista abatido. Según esta ministra, el terrorista era uno de los “principales lugartenientes” del jefe del JNIM, Iyad Ag Ghali, otro peso pesado del yihadismo en la región.
El tuareg Bah Ag Moussa, alias Bamoussa, era además una de las figuras históricas del movimiento yihadista en el Sahel. Tras tener un papel destacado en varias rebeliones tuareg de los años noventa y la década de los 2000, este exmilitar de las fuerzas de Malí, que desertó en varias ocasiones hasta abandonar definitivamente el Ejército en 2012 para sumirse en la lucha yihadista, es, según Francia, “responsable de numerosos ataques contra las fuerzas malienses e internacionales”. Entre otros, estaba considerado el autor de dos ataques contra fuerzas malienses en 2016 y 2019 que causaron más de 20 muertos cada uno, según la Agencia France Presse.
Su nombre también apareció relacionado con varios ataques este año. En su comunicado, Parly recordó por su parte que Ag Moussa también se encargaba de “la formación de nuevos reclutas”. Tanto Naciones Unidas como Washington lo habían incluido en sus listas negras de terrorismo.
Un soldado maliense radicalizado
Como tantos otros rebeldes tuaregs, Bamoussa se curtió como militar de terreno en la Libia de Gadafi. Los sucesivos acuerdos que pusieron fin a las rebeliones independentistas que sacudían de manera cíclica el norte de Malí le llevaron a integrar el Ejército nacional, pero él nunca abandonó sus convicciones rebeldes, lo que le llevó a desertar hasta en dos ocasiones. Juró la bandera en Bamako, pero su fidelidad la depositó en Iyad Ag Ghali, su comandante, a quien siguió no solo en las rebeliones, sino también en el camino de radicalización que les condujo a crear uno de los grupos yihadistas más temibles del Sahel.
En 2012, cuando los radicales y los rebeldes tuaregs se unieron para alzarse contra el Gobierno de Malí desencadenando una tormenta que todavía golpea al Sahel, Bamoussa se puso al lado de su mentor y lideró sangrientos ataques. Su figura emergió en Ménaka, Kidal, Tessalit o incluso Aguelhoc, donde los yihadistas cometieron una de las peores masacres que se recuerdan contra los soldados malienses. Para él ya no había vuelta atrás. A medida que Ag Ghali iba ganando peso entre los distintos grupos terroristas, a los que logra aglutinar bajo su mando en el JNIM, el coronel Bamoussa se convertía en el líder operativo, en el estratega sobre el terreno.
Éxito de Francia en su guerra contra el yihadismo
La operación de alto nivel, que según Francia implicó “importantes medios de inteligencia, así como un dispositivo de intercepción compuesto de helicópteros y tropas de tierra”, constituye un “gran éxito” en la lucha contra el terrorismo en el Sahel y propina un “nuevo duro golpe” a los grupos extremistas de la región. El pasado junio, Francia también anunció la muerte del líder de Al Qaeda en el Magreb, el argelino Abdelmalek Drukdal, en otra operación militar.
“Ya se trate del Estado Islámico o de Al Qaeda, Francia ataca a aquellos que, en nombre de una ideología mortífera, atacan a poblaciones civiles y desean desestabilizar los Estados de la región”, sostuvo Parly en unas declaraciones pronunciadas en el mismo día en que Francia conmemora el quinto aniversario de Bataclán, el atentado más mortífero en su territorio hasta la fecha. Los ataques yihadistas de aquella fatídica noche del 13 de noviembre de 2015 dejaron 130 muertos en París. Pero la amenaza sigue. En los dos últimos meses, el país galo también ha sufrido nuevos ataques extremistas que se han extendido a Austria y que han dejado un total de ocho muertos en ambos países.
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