Moscú – El asesinato de un padre de familia por tres de sus hijas puso hace un año los pelos de punta a los rusos, pero conforme se iban conociendo más detalles escabrosos del caso, cada vez más voces comenzaron a tomar partido en favor de las chicas.
“Cuando los prisioneros de (el campo de concentración) Sobibor se rebelaron y mataron a sus torturadores, a nadie se le ocurrió acusarles de ello”, dijo a Efe el abogado de una de las hermanas, Alexéi Parshin.
El 27 de julio de 2018 tres hermanas, de 17, 18 y 19 años, María, Angelina y Krestina, mataron a puñaladas en Moscú a su padre, de 57 años, mientras dormía la siesta.
Según la versión oficial, las chicas golpearon a su progenitor con un martillo y un cuchillo de cocina.
Cuando este se despertó e intentó defenderse, una de las hermanas le asestó la última puñalada, que resultó mortal.
Posteriormente, se entregaron a la policía y desde entonces siguen en el foco de atención de toda Rusia, en lo que se ha convertido en uno de los casos más mediáticos sobre la violencia doméstica en este país.
Los informes judiciales confirmaron que las hermanas llevaban años sufriendo abusos físicos y sexuales por parte de su padre, con el que vivían solas desde que este echó a su madre de casa bajo amenazas de muerte.
Parshin, quien representa a Angelina, afirmó que los abusos a los que Jachaturián sometía a sus hijas “han sido establecidos y no se ponen en duda por los investigadores”.
No obstante, las jóvenes fueron acusadas de asesinato premeditado, lo que les puede acarrear una pena de hasta 20 años de cárcel.
El posible castigo a las hermanas, que tras pasar dos meses en prisión preventiva se encuentran bajo arresto domiciliario a la espera del juicio, ha dado lugar a numerosas acciones de apoyo.
Los activistas aseguran que las chicas son víctimas de violencia familiar y la Justicia debe archivar la causa cuanto antes.
Asimismo, apremian la aprobación de una ley contra la violencia doméstica en este país, que se cobra miles de víctimas cada año.
En Rusia se aprobó en 2017 de una ley que despenaliza los primeros malos tratos en el seno de las familias, cuando las agresiones causan dolor físico pero no lesiones.
De acuerdo a esa norma, el agresor será procesado por vía penal solo si vuelve a golpear al mismo familiar en el plazo de un año.
Cerca de 14.000 mujeres mueren cada año en este país a manos de sus parejas, mientras unas 36.000 sufren malos tratos a diario.
Según el Servicio Federal de Estadísticas de Rusia, solo el 10 % de los 16 millones de mujeres víctimas de violencia machista denuncian la situación.
Al ser la violencia doméstica un “asunto privado” para gran parte de la sociedad rusa y ante la negativa de las instituciones de proteger a las mujeres, estas solo tienen dos opciones: esperar a que las maten o defenderse y ser condenadas a la cárcel, según denunciaban las activistas en uno de los actos en apoyo de las tres hermanas en Moscú.
Mientras, en San Petersburgo la historia de las tres hermanas será llevada al teatro, en otra muestra de solidaridad con las protagonistas de la tragedia familiar.
“Creo que las hermanas Jachaturián no vivían en una familia, en el sentido propiamente dicho de esa palabra, sino en una prisión, con torturas, humillaciones y todo tipo de abusos”, declaró a Efe la directora del centro de ayuda a víctimas de violencia sexual “Siostri” (Hermanas), Nadezhda Zamotaeva.
Para ella, las hermanas actuaron en defensa propia en un intento de poner fin a los abusos del padre, “que dejó de serlo cuando recurrió a la violencia por primera vez”.
“Creo que hay que cambiar el artículo por el que se les procesa”, opinó la activista.
La directora de “Siostri” abogó por la aprobación de una ley que proteja a las mujeres, pero subrayó que la solución del problema pasa no solo por el cambio de la legislación.
También abogó por un cambio en la actitud ante la violencia machista en un país en el que el “modelo patriarcal” de la sociedad ha reforzado sus posiciones en los últimos años.
Al otro lado se sitúan la familia del fallecido y activistas de “movimientos masculinos” que piden no exonerar a las hermanas porque “son unas asesinas que deben estar en la cárcel”.
“Hay que meterlas en la cárcel, pero la sociedad presiona a la Justicia para evitarlo”, consideró uno de los copropietarios de la comunidad El Estado Masculino, Dmitri Popov, en declaraciones al portal Lenta.ru.
Popov, cuyo grupo virtual con más de 150.000 miembros se describe como “patriarcal y nacionalista”, considera que las hermanas Jachaturián deben ser juzgadas por asesinato y no por excederse en el ejercicio del derecho a la defensa propia, como reclaman sus defensoras.
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