Las autoridades de Chipre que buscaban a las víctimas de un presunto asesino en serie recuperaron el domingo una maleta que contenía los restos en descomposición de una mujer del fondo de un lago artificial.
Se cree que el cuerpo sea el de una de las víctimas de un oficial militar que supuestamente confesó haber matado a siete mujeres y niñas extranjeras.
La maleta tenía un bloque de hormigón, dijo el jefe del Departamento de Investigación Criminal de Chipre.
El inspector principal Neophytos Shailos informó que el médico forense que examinó el cuerpo en la escena dijo que se trataba de una mujer adulta y que los restos estabas en una etapa avanzada de descomposición.
Shailos agregó que se realizarán una serie de pruebas y exámenes científicos para determinar la identidad de la mujer.
Las autoridades centraron su búsqueda en el lago a unas 20 millas al oeste de la capital, Nicosia, luego de que el sospechoso, un capitán de ejército de 35 años, dijo a los investigadores que puso los cuerpos de tres de sus víctimas en maletas y las arrojó en el lago tóxico que es parte de una mina de pirita de cobre, actualmente cerrada.
Se cree que las víctimas son Maricar Valtez Arquiola, de 31 años y de Filipinas, Florentina Bunea, de 36 años y de Rumania, y la hija de 8 años de Bunea, Elena Natalia. Arquiola ha estado desaparecida desde diciembre de 2017, mientras que la madre y la hija desaparecieron en septiembre de 2016.
La maleta recuperada es una de las dos que se ubicaron en el lago el sábado. El inspector Shailos dijo que las autoridades no recuperarán la segunda de inmediato, sino que seguirán recorriendo el lago en busca de la tercera maleta.
El desarrollo es el más reciente en un caso que ha conmocionado a los chipriotas que temen que un asesino en serie haya atacado a mujeres extranjeras que venían a trabajar a la isla del este del Mediterráneo.
El caso salió a la luz con el descubrimiento el 14 de abril del cadáver atado de Mary Rose Tiburcio, de 38 años, de Filipinas, en un pozo inundado cerca del lago.
El descubrimiento desencadenó una investigación que llevó al arresto del capitán antes de que el cuerpo de una segunda mujer, que se cree sea el de Arian Palanas Lozano, de 28 años, también de Filipinas, fue encontrado en el pozo de la mina el 20 de abril.
La policía dijo que el sospechoso admitió haberlas matado a ambas y creen que él también mató a Sierra, la hija de 6 años de edad de Tiburcio, quien sigue desaparecida.
El alcance del caso se amplió cuando el sospechoso confesó el jueves que había matado a un total de cinco mujeres y dos de sus hijas.
El sospechoso, que no ha sido identificado porque aún no ha sido acusado formalmente, también llevó a los investigadores a un campo de tiro donde se descubrieron los restos descompuestos de una mujer en un pozo. Las autoridades dijeron que los restos podrían ser los de Ashita Khadka Bista, de Nepal.
La policía inicialmente rastreó al sospechoso a través de los mensajes informáticos de Tiburcio en un sitio de citas. Los investigadores dijeron que los dos habían tenido una relación de seis meses antes de que Tiburcio y su hija desaparecieran en mayo de 2018.
Un tribunal escuchó que la compañera de cuarto de Tiburcio le suplicó que no llevara a su hija a una cita preestablecida con el sospechoso la noche de su desaparición. Pero Tiburcio dijo que el sospechoso insistió en que ella llevara a su hija para que pudiera jugar con sus dos hijos pequeños.
Se enfrenta a cargos que incluyen asesinato premeditado y secuestro por presuntos delitos que se remontan al 30 de septiembre de 2016.
El jefe de policía Zacharias Chrysostomou ordenó una investigación interna para determinar si los detectives no habían investigado adecuadamente las desapariciones de las mujeres, en medio de críticas públicas de que las autoridades hicieron poco para buscar a las mujeres cuando se las reportó como desaparecidas.