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Así conquistó el cine alemán la hora de la siesta

“Han pasado tres años desde que Sven perdió a su esposa. Hasta ahora, no se ha aventurado en el mundo de las citas, sin embargo, su asistente Anna está locamente enamorada de él”. Esta sinopsis pertenece a la película Enamorada de mi jefe, dirigida en 2017 por Matthias Kiefersauer. Es una de las incontables producciones germanas que se han hecho con la sobremesa de Televisión Española durante los fines de semana. Marcadas por bonitos paisajes, historias sencillas, un elenco atractivo y su habitual final feliz, están respaldadas por buenas cifras de audiencia: alrededor del 10% de cuota de pantalla. “Son rentables y parecen casi postales: entretienen y mantienen ahí al espectador aunque no tengan una gran producción”, afirma Juan Francisco Gutiérrez, profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga y director de la sección de estudios de televisión de la Asociación Europea de Educación e Investigación en Comunicación.

En la temporada 2020-2021, que comenzó el pasado septiembre, La 1 ha emitido 132 películas en la sobremesa de sábados y domingos, de las que 95 eran de nacionalidad alemana (el 72%). Son películas baratas —se ruedan en un mes y su presupuesto ronda el millón de euros— que tienen una duración estándar de 90 minutos. La cadena pública ZDF las emite en horarios de máxima audiencia y luego las vende en paquetes a numerosos países, entre ellos España. De hecho, apenas tres años después de apostar por estas producciones, en 2017, Televisión Española había adquirido más de 300 títulos con la intención de “reforzar ese concepto de producto blanco y abierto a todo tipo de públicos”, explicaron entonces desde la cadena pública. Su horario de sobremesa acogía hace décadas un espacio fijo para el cine, como el mítico Primera Sesión, casi siempre con clásicos de Hollywood. Ahora es la producción europea la que destaca sobre la norteamericana. Otras cadenas, como Antena 3, también han puesto sus miras en Europa, en parte por la obligatoriedad de contar con una cuota de cine hecho en la UE.

El alicantino Fernando Corral, de 42 años, es uno de los pocos actores españoles que ha participado en una de estas producciones alemanas. Lo hizo en 2018 con un papel protagonista Un verano en Salamanca. “Es un cine con muchos estereotipos [trajes de gitana en Andalucía, un jamón en Salamanca], un guion sin demasiada lógica y se ruedan prácticamente del tirón”, dice Corral, que vivió tres años en Múnich y domina el idioma alemán. “Fue un reto interpretativo, pero me dieron bastante libertad. Fue una experiencia tremenda que agradeceré toda mi vida”, subraya al tiempo que reconoce que cada vez que La 1 emite la película, las redes sociales se desmadran. “Cuando la pasaron por primera vez en España fue lo más visto del día tras el telediario”, recuerda Corral, que participó en Águila Roja y acaba de hacer una prueba para una serie alemana mientras ofrece un taller de interpretación actoral en línea denominado Desafíate como actor.

Dos de los protagonistas de la película alemana ‘Un verano en Amberes’.Sofie Silbermann / ZDF

“Son películas para sentirse bien”

La película en la que participó Corral pertenece a la serie Un verano en… que incluye historias situadas en habituales destinos turísticos como España, Francia, Grecia, Dinamarca o Portugal. También hay adaptaciones de obras de la escritora británica Rosamunde Pilcher que se ruedan al sur del Reino Unido, mientras que otras son guiones de Inga Lindström, pseudónimo de la guionista y periodista Christiane Sadlo, que siempre sitúa sus historias en Suecia, donde incluso se organizan rutas turísticas para visitar los escenarios. Siempre las protagonizan actores alemanes. “Son películas para sentirse bien, sobre el amor y ambientadas en el hermoso paisaje sueco que están dirigidas a un público amplio”, subraya Isabelle Fedyk, una de las responsables de la productora Bavaria Film. “En Alemania están dirigidas a mujeres mayores y se emiten deliberadamente cuando en otro canal público muestran películas de crímenes”, añade Lothar Mikos, profesor de la Konrad Wolf Film University de Babelsberg, al sur de Berlín.

Las cadenas españolas, precisamente, aprecian estas películas por ser un producto blanco, de calidad, con buenos actores y actrices y paisajes atractivos. Al menos, así lo explica Javier Iriarte, subdirector de programación de Atresmedia Televisión, que hace unos años apostó por explorar el mercado europeo. “Hicimos pruebas con películas alemanas y fue un éxito rotundo”, dice. Ahora han aparcado las cintas de esa nacionalidad, pero le han sucedido las francesas o británicas. “Es muy importante que en los primeros minutos de emisión se cree el conflicto o la situación límite para enganchar al espectador lo antes posible”, dice Iriarte. La competencia de la sobremesa es muy alta, pero aun así, estas películas —que se emiten dentro del contenedor titulado Multicine de Antena 3— rondan el 13% de cuota de pantalla esta temporada, algo más de dos puntos por encima de las de La 1, según los datos facilitados por la cadena privada. “El público sabe qué se va a encontrar en las sobremesas”, insiste Iriarte, que destaca la existencia de una gran fidelidad de la audiencia a pesar de la cada vez mayor competencia de las plataformas digitales. Desde TVE, en plena caída de audiencia, solo dicen que “no es el momento” de hablar de estas producciones.

“Las películas de sobremesa se han convertido en un género en sí mismas. Y el subgénero de ‘alemanes haciendo cosas’ es quizás el más efectivo”, insisten desde el perfil de Twitter @pelidetarde, nacido en 2018 “como reconocimiento” a este tipo de producciones y con altas dosis de humor. El espacio tuitero ha creado incluso una página web con un apartado especial para las películas de esta nacionalidad y las califica por bostezos, en vez de estrellas. Enamorada de mi jefe es una de sus favoritas, pero hay títulos como Corazones ocupados, La cabaña en el Tirol o Fuego y vidrio. La sinopsis de esta última lo dice todo: “Sara Forsberg sabe por su propia experiencia que la vida es tan frágil como el hermoso arte en vidrio que hace”. ¿Palomitas o siesta?

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