Una irrevocable decisión ha hecho temblar los cimientos del Gobierno británico. Hace apenas unos minutos, la cadena británica BBC ha informado que el primer ministro, Boris Johnson, ha dimitido de su cargo, aunque al parecer, ha pedido quedarse hasta otoño para asegurar un relevo en su partido. Un giro de 180 grados que ha llegado después de que varios miembros del Ejecutivo de Reino Unido decidieran protestar por los continuos escándalos que han rodeado a Johnson en los últimos meses. Aunque en un principio, el líder tory aseguró que su intención era seguir al frente del Gobierno, finalmente ha decidido tirar la toalla. Una determinación que también afecta a su esposa, Carrie Johnson, la mujer que ha estado siempre a su lado, en los buenos y los malos momentos.
Conocida popularmente como la anfitriona del ‘partygate’ y primera dama ecologista del Reino Unido, es hija de Matthew Symonds, uno de los fundadores de Independent, y de la abogada Josephine McAffe. Creció en East Sheen -una lujosa zona ubicada al suroreste de Londres- y estudió teatro y arte en la Universidad de Warwick. En 2010 se unió al Partido Conservador como jefa de prensa y, dos años después, pasó a formar parte de la campaña de Boris Johnson para ser reelegido alcalde de Londres. Fue en 2019 cuando Carrie apareció por primera vez en público junto al que se convertiría más tarde en el amor de su vida. Por aquel entonces, Boris estaba casado y Carrie fue calificada como ‘la otra mujer’, que finalmente y tras un polémico divorcio, se convirtió en su nueva ilusión.
Tan solo un año más tarde, ambos anunciaron su compromiso, además de estar esperando un bebé. La pareja se dio el ‘sí, quiero’ el 29 de mayo de 2021 en la catedral de Westminster y fruto de su amor nacieron Wilfred Lawrie Nicholas, bautizado en homenaje a los abuelos paternos y maternos, y Romy Iris Charlotte, como tributo a una tía de Carrie, además de tener un especial significado relacionado con el arcoíris, debido a un aborto natural que sufrió la primera dama el año pasado.
Symonds no solo es conocida por ser la mujer del primer ministro de Reino Unido, sino también por su papel como fiel defensora de la lucha contra el cambio climático y el maltrato animal, además de apoyar causas relacionadas con la conservación de especies en peligro de extinción. Uno de los temas en los que ha trabajado es la prohibición del comercio de marfil en el Reino Unido y también ha tratado de impedir que se use a los monos como recolectores de cocos. Asimismo, su posición con respecto a una tradición británica tan arraigada como la caza es un ejemplo de sus ideales. “La caza de trofeos se presenta como un premio a la destreza, pero es todo lo contrario. Es cruel, enfermizo, cobarde y nunca entenderé los motivos que tiene detrás”, aseguró en 2019.
Sin embargo, su figura no ha estado exenta de polémica. En los últimos meses, la prensa británica ha considerado que Carrie ha sido la responsable del escándalo de la nueva decoración del apartamento de la pareja en Downing Street, al pretender financiar los cambios en su residencia oficial pidiendo donaciones y creando una organización benéfica. Al parecer, varias investigaciones apuntan que la reforma habría costado alrededor de 230.000 euros, cantidad que habría sido sufragada con donaciones privadas al Partido Conservador.
Hasta el momento, Carrie Symonds era la equivalente en el Reino Unido al tradicional puesto de primera dama en los Estados Unidos, siendo además la pareja más joven de un ocupante del nº10 de Downing Street en 173 años. Sin embargo, todo ha cambiado. Tras la dimisión del primer ministro británico, la joven ha perdido finalmente este papel.
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