El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, encabezó este miércoles su tercera ceremonia del Grito de Independencia, aunque por segundo año consecutivo sin la presencia de ciudadanos en el Zócalo capitalino debido a la pandemia de Covid-19.
Poco antes de las 23.00 horas el mandatario dirigió un minuto de silencio por las víctimas de la pandemia, que en el país ha causado casi 270 mil muertes y 3,54 millones de contagios.
Ya con la bandera mexicana, entregada por cadetes del Heróico Colegio Militar, López Obrador se asomó al balcón central del Palacio Nacional para dar el tradicional “Grito” en conmemoración del 211 aniversario del inicio de la Independencia de México.
“Mexicanas, mexicanos”, inició López Obrador y siguió con “¡vivas!” por la independencia, los héroes Miguel Hidalgo, José María Morelos, Josefa Ortiz, Ignacio Allende, Leona Vicario, Vicente Guerrero y los héroes anónimos.
Continuó con arengas por la libertad, la justicia, la igualdad, la democracia, la honestidad, la soberanía, la fraternidad universal, el amor al prójimo y una especial a las culturas del México prehispánico.
El mandatario cerró con tres “¡Viva México!” y luego hizo sonar la campana de Dolores que, según la tradición, el cura Miguel Hidalgo repicó en 1810 para llamar al inicio de la gesta de Independencia.
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El escenario de la ceremonia, por segundo año consecutivo, fue una Plaza de la Constitución sin público. En ella se instaló una maqueta monumental del antiguo Templo Mayor sobre la que se proyectó un vídeo de la fundación, resistencia e Independencia de México al igual que sobre la fachada de la Catedral Metropolitana. Luego vinieron fuegos pirotécnicos y música tradicional mexicana.
El evento, transmitido por televisión, radio e internet, quedó enmarcado en el maratón de conmemoraciones diseñadas este año por el Gobierno de López Obrador para conmemorar los 500 años de resistencia por la conquista, así como los 200 años de la consumación de Independencia y los 700 años de la fundación de Tenochtitlan.
En la noche del 15 al 16 de septiembre de 1810, el cura Miguel Hidalgo y Costilla inició el levantamiento armado para proclamar la independencia de España tras ser avisado de que la conspiración que fraguaba en la ciudad de Querétaro (centro del país) había sido descubierta.
Hidalgo, también llamado el Padre de la Patria, dio el “Grito” reivindicativo en el pueblo de Dolores, en el estado de Guanajuato, a unos 300 kilómetros de la Ciudad de México, dando comienzo a la lucha de independencia que se consumó el 27 de septiembre de 1821.
Pero aunque la primera conmemoración de la fecha la celebró el 16 de septiembre de 1812, el general Ignacio López Rayón, en Huichapan, Hidalgo, “fue en 1825 cuando se realizó la primera celebración oficial del Grito de Independencia en México, con Guadalupe Victoria como presidente”, explicó en entrevista con la agencia EFE la historiadora Ana María Cárabe López.
“El festejo era una función de teatro y a ella asistía el presidente y su comitiva y en el acto se decían algunos discursos y se declamaban poesías alusivas a la independencia” explicó.
“Se hacía una lectura del acta de Independencia del Congreso de Chilpancingo y se recordaba el decreto de Miguel Hidalgo dándole la libertad a los esclavos y se repicaban campanas“, señaló la experta en historia regional por la Universidad Autónoma de Guerrero.
“No era una fiesta popular, para el pueblo, como la conocemos ahora, sino más bien era una ceremonia bastante privada para la clase política de ese momento”, recordó.
Dijo que el pueblo participaba al día siguiente, como sucede ahora, el 16 de septiembre, “cuando se llevaba a cabo un paseo cívico -no un desfile militar-, en las calles, además se llevaba a cabo una misa”.
La también licenciada en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid recordó que la ceremonia del grito tal como la conocemos comenzó en la etapa del Segundo Imperio Mexicano en la que el emperador Maximiliano de Habsburgo (1864-1867) estuvo al frente del país.
“A Maximiliano se le ocurrió ir a dar el grito al pueblo de Dolores, en Guanajuato”, dijo. En ese mismo tono, el presidente Porfirio Díaz, para las fiestas del centenario de la Independencia en 1910, “mandó traer la campana que estaba en Dolores a la Ciudad de México y de esta forma comenzó una comunicación de carácter popular”, dijo la especialista de la Universidad Autónoma Metropolitana Blanca García.
La experta en historia del Estado y la sociedad recordó que después de la mitad del siglo XIX la prensa mexicana propuso celebrar la consumación de Independencia, el 27 de septiembre, “pero solo se conmemora el 15 de septiembre”.
Recordó que durante la etapa de la República Restaurada (1867-1877) “se comenzaron a fortalecer la instituciones liberales y se consideró que Palacio Nacional no solamente era la sede del gobierno sino que también representaba la sede de la identidad para celebrar festividades como el reconocimiento de la Independencia”.
“¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!” fueron las arengas de Hidalgo, en la parroquia de Dolores y no portaba una bandera sino un estandarte de la Virgen de Guadalupe.
En condiciones normales, el “Grito” lo da el presidente y autoridades locales en la mayoría de la plazas públicas de los 2 mil 457 municipios del país, quienes lanzan vivas “¡a los héroes que nos dieron patria y libertad!”
“¡Mexicanos!, ¡Viva la Independencia Nacional!, ¡Vivan los héroes que nos dieron Patria y Libertad!, ¡Viva Hidalgo!, ¡Viva Morelos!, ¡Viva Allende!, ¡Viva la Corregidora!, ¡Viva Aldama!, ¡Viva Guerrero!”, gritan las autoridades y cierran con el “¡Viva México!”, y el tañer de campanas. Tras la ceremonia, una gran mayoría de los mexicanos dan paso a una cena con antojitos, bebidas y música tradicional mexicana.
(Con información de EFE)
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