“Templo Mayor”, en Reforma:
“VAYA COCHINERO hubo en San Lázaro con la reforma sobre recursos de los partidos políticos. Pese a que los diputados sólo pueden votar de forma presencial o por medio de la plataforma digital que les crearon, el priista Rubén Moreira lo hizo… ¡por teléfono! Fuera de toda norma, el coahuilense llamó al celular del presidente de la Mesa Directiva, Sergio Gutiérrez Luna, quien le tomó la votación en el altavoz”.
“Bajo Reserva”, en El Universal:
“El miércoles pasado, Noriteru Fukushima, embajador de Japón en México, fue recibido por la secretaria de Energía del gobierno, Rocío Nahle, para, entre otras cosas, explicarle “en qué consiste la reforma eléctrica presentada por el presidente”, dijo la propia funcionaria en sus redes sociales. Lo que ni ella ni su equipo percibieron —pues la imagen seguía publicada hasta anoche— es que erraron el nombre del diplomático en su identificador, de tal forma que lo llamaron “Fuckushima”. No importó que el dedazo fuera exhibido por usuarios en Twitter y se burlaran de su similitud con una palabra ofensiva en inglés.”
“Trascendió”, en Milenio:
“Para cerrar el acuerdo que todo indica se formalizará este sábado, el aún senador morenista José Luis Pech se reunirá hoy con el dirigente de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, con el fin de concretar su candidatura en Quintana Roo, pues parece que la aventura del actor Roberto Palazuelos como político naranja ha llegado a su fin, muriendo por boca propia, pese a los buenos números en encuestas estatales. Siguiendo sus apariciones televisivas, habría que citarlo: “¡Apuesta bien, mirrey!”.
“Estrictamente Personal”, en El Financiero:
“El asesinato del periodista Heber López Vásquez, en las puertas de su casa-estudio en el puerto de Salina Cruz el miércoles 9 de febrero, ha recibido una atención en el mundo muy pocas veces vista. Puede ser que se deba a que fue el quinto crimen contra periodistas en las primeras seis semanas de este año, el periodo más mortal que ha tenido el gremio en un plazo tan corto, que galvanizó la atención y preocupación internacional. Pero lo que seguro no motivó la gran reacción es lo más grave de todo en el fondo. Su muerte muestra con enorme claridad la intervención de políticos y narcotraficantes actuando de manera abierta cuando un periodista se les cruza en el camino. El asesinato busca el silencio y la autocensura, sabiendo que en las condiciones actuales del país, la impunidad se fortalece desde el Zócalo de la Ciudad de México”.
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