Miembros de la junta electoral anuncian el resultado del referéndum constitucional, el martes en Túnez.Hassene Dridi (AP)
El presidente de Túnez, Kais Said, se ha salido con la suya. Ya dispone de una Constitución hecha a su medida, con un Ejecutivo omnipotente y un sistema político sin separación real de poderes. No obstante, en las últimas horas, la pobre actuación del ISIE (Instancia Superior Independiente para las Elecciones, es decir, la junta electoral) ha arrojado dudas sobre la credibilidad del referéndum constitucional celebrado el pasado lunes. Sin entrar a calificar la fiabilidad del proceso, Estados Unidos ha expresado este miércoles su inquietud sobre la senda unilateral trazada por el presidente, que amenaza la única transición democrática exitosa que surgió de la Primavera Árabe. Said decretó hace un año una especie de estado de excepción en el país.
Según ha denunciado la ONG tunecina Atide, especializada en los procesos electorales, se registraron varias irregularidades durante la consulta, como los intentos de influir en los electores durante la jornada de reflexión o en los propios colegios electorales. Pero las críticas más duras desde la sociedad civil apuntan a los resultados cambiantes presentados por el ISIE. Entre la medianoche del lunes y la del martes, la tasa oficial de participación saltó del 27,5% al 30,5%. Es decir, aparecieron de golpe casi 400.000 nuevos electores. De acuerdo con los resultados oficiales, el sí se impuso con un 94,6% de los sufragios.
Igual de problemático resulta que la suma de los votantes de cada opción y los votos totales no cuadraran en la mayoría de regiones. Tras la denuncia en las redes por parte de activistas y analistas, el ISIE retiró en la mañana de este miércoles de su página web información que reapareció unas horas después corregida. En un comunicado público, la junta electoral justificó sus acciones por un error “al mezclar datos que habían sido actualizados con otros anteriores”.
Ante las críticas y sospechas sobre el proceso, dos ONG tunecinas, el Obervatorio Chahed y I Watch, han solicitado un nuevo recuento de los votos del referéndum sin la participación del ISIE. Por su parte, la Campaña Nacional contra el Referéndum, que agrupa a varios partidos progresistas, ha acusado a Said de “manipular los resultados”. “Siempre puede haber alguna discrepancia en los números, pero, dada su magnitud, cuesta creer que el error sea honesto”, opina, por su parte, Monica Marks, catedrática estadounidense especializada en Túnez de la New York University (sede de Abu Dabi).
Recelos entre la disidencia
Ya desde su concepción, la celebración de la consulta suscitó los recelos de la oposición. Por primera vez desde la caída del dictador Zine el Abidine Ben Alí en 2011, la cita con las urnas no contó con delegaciones de observadores de la UE y de la Fundación Carter por decisión expresa de Said. Además, el ISIE añadió nuevas reglas para favorecer el resultado deseado por el Ejecutivo, como la ampliación en cinco horas del horario habitual de apertura de los centros de votación, que pasó a ser de las 6.00 a las 22.00. Incluso en plena campaña, el presidente introdujo varios cambios en el borrador del texto constitucional. Por ejemplo, modificó el artículo 5, referido al papel del islam, que había recibido numerosas críticas de los sectores más laicos.
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La creación del ISIE fue considerado uno de los mayores logros de la transición democrática tunecina. Entre 2011 y 2019, el organismo organizó de forma transparente seis procesos electorales. Sus resultados fueron aceptados por todos los partidos políticos, tanto vencedores como vencidos.
Sin embargo, Said decidió cesar a la dirección del ISIE en abril y renovar a varios de sus miembros. “El ISIE ya no es independiente. ¿Cómo puede ser creíble organizando elecciones democráticas si su presidente actual [del ISIE] realizó un golpe de Estado contra el anterior?”, arremete Sayida Ounissi, exdiputada del partido opositor Ennahda, de tendencia islamista. La actuación del ISIE en el referéndum proyecta serias dudas sobre la limpieza de las elecciones legislativas del próximo 17 de diciembre, última etapa de la hoja de ruta de Said para transformar el sistema político del país.
“La nueva Constitución incluye mecanismos y contrapesos debilitados, lo que podría comprometer la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales”, ha afirmado este miércoles un portavoz del Departamento de Estado de EE UU, que también ha criticado el proceso de redacción de la nueva Ley Fundamental por no ser “inclusivo y transparente”. “Los países occidentales están intentando mantener la ayuda humanitaria a Túnez, pero sin que este apoyo implique ayudar a consolidar el régimen de Said”, ha añadido el portavoz del Departamento de Estado.
La UE ha sido más circunspecta en su evaluación del proceso constitucional, lo que ha suscitado duras críticas en las redes sociales por parte de los opositores al presidente. A través de un comunicado, la delegación diplomática de los Veintisiete en Túnez se ha limitado a “tomar nota de los resultados”, y a otorgar consejos genéricos sobre la necesidad de “amplios consensos entre las diferentes fuerzas políticas” en las transiciones políticas. “La UE está más preocupada que EE UU ante un colapso de la economía tunecina porque ello comportaría una ola de migrantes hacia las costas europeas. Y eso explica su posición”, opina el analista Mohamed Dhia Hammami, de la Universidad de Siracusa (Nueva York).
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