La doctora Cecilia Bañuelos, investigadora del Cinvestav, considera que México registra avances positivos en la planeación de la vacunación contra la Covid-19.
Los avances en la planeación de la vacunación contra la Covid-19 son positivos y favorables en la protección de la población, aseguró la doctora Cecilia Bañuelos, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) y asesora de proyectos científicos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Durante una entrevista con Aristegui en Vivo, Bañuelos señaló que es el momento de trabajar en la logística de la vacunación, la priorización de la población que será vacunada en un primer momento: “Esto también tiene que ver con estos preacuerdos o acuerdos que ya se están consumando con algunas de las empresas que ya están más estables en cuanto a los procesos regulatorios, en cuanto a la determinación de estos parámetros de seguridad, eficacia y efectividad de las vacunas y de la capacidad de producción. Una vez que se están superando estos puntos críticos, se está empezando a identificar qué sigue ahora, para tener garantizadas las escalas de producción y empezar a ver cómo se van a distribuir las vacunas”.
Señaló que existe un avance en cuanto a las fechas de vacunación. Puso como ejemplo que el Reino Unido anunció que la próxima semana recibirá las primeras miles de dosis para empezar a vacunar a la población. “Posteriormente ese número de dosis se incrementará para empezar a cubrir al resto de la de la población”, precisó.
Bañuelos comentó que, aunado a la planificación de la vacunación y a la priorización, también existe inquietud por el movimiento de las vacunas en los mercados negros.
En torno al grado de certeza, mencionó que tiene sus bemoles, como en toda experimentación científica: “Generalmente lo que hacemos es trabajar con los llamados universos, muestras de un cierto universo que estadísticamente sea representativo y que dé muestra de cómo va a ser un comportamiento en un universo cada vez mayor”.
Dijo que con los estudios realizados hasta el momento, algunos publicados en revistas científicas evaluadas por pares, se consigue cierta certeza, ya que éstos requieren la aplicación de criterios rigurosos: “Claro que siempre va a haber riesgos, es lo que tenemos que tener claro. Los riesgos asociados a los insumos biológicos siempre existen. También tenemos los efectos secundarios, éstos son inherentes a la vacunación”. No obstante, se debe tomar en cuenta el costo-beneficio.
“Parece ser que con las evidencias ya documentadas, tenemos un nivel de eficacia de seguridad que da cuenta de que estamos bien, que más vale tener a la población vacunada que seguir con esta zozobra”, comentó.
Para Buñuelos, todavía hay interrogantes por definir, como el comportamiento de las moléculas de ARN, en el caso de la vacuna de Pfizer y Moderna, o de las moléculas de adenovirales, en el caso de la vacuna de AstraZeneca, por lo que se debe continuar con el monitoreo. “Por lo pronto las evidencias apuntan a que vamos a tener vacunas de ARN mensajero, de adenovirus y seguramente saldrán otras más. Vamos a ir corriendo, pero para los tiempos que teníamos, ocho meses es tiempo récord para tener un proceso tan complejo prácticamente completado, con todas las prescripciones que te van señalando las entidades regulatorias y los fundamentos científicos”, aseveró.
No se puede decir que se está preparado al 100%, ya que aún falta ver cuánto va a durar la protección, si ésta tiene un efecto preventivo en casos severos, agudos, asintomáticos, adultos mayores, personas con comorbilidades, etcétera.
La investigadora considera que son mayores los beneficios que los riesgos “no calculados que pudieran conllevar secuelas irreversibles o alguna situación así”. No obstante, las evaluaciones continuas ayudarán a conocer de mejor forma la efectividad, por ejemplo, en personas con afecciones médicas subyacentes o en la población infantil.
Lo principal, por el momento, es la definición de los grupos de especial atención, como los médicos y las enfermeras, quienes están más expuestos.
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