Cualquiera que conduzca por una carretera de Marruecos puede repostar en una gasolinera de la cadena Afriquia, filial del grupo Akwa, la más extendida en el país. Millones de conductores contribuyen a diario con ese pequeño gesto a alimentar la fortuna de Aziz Ajanuch (un apellido que en francés se transcribe como Akhannouch). La revista Forbes cifra su riqueza en 2.000 millones de dólares (1.693 millones de euros), la mayor después de la de su amigo el rey Mohamed VI. Ajanuch es también, desde 2007, ministro de Agricultura y Pesca en un país donde estos dos sectores tienen una gran influencia sobre la economía y en las relaciones con España y la Unión Europea. A partir de ahora, su poder alcanzará cotas aún más altas.
Tras las legislativas de este miércoles 8 de septiembre, el partido de Ajanuch ha pasado de ser la cuarta fuerza política del país, con 37 diputados, a ocupar la primera posición, con 102 escaños sobre un total de 395. Como candidato Ajanuch, de 60 años, se presentaba a la Alcaldía de Agadir y no a la jefatura de Gobierno. Pero el rey podría designarlo para encabezar el Ejecutivo. Y si no fuera así, podrá colocar en el puesto a un hombre de su entera confianza.
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El magnate atravesó su peor momento como empresario en abril de 2018, cuando comenzó a difundirse en las redes sociales una campaña anónima que invitaba a boicotear tres marcas líderes en el mercado estrechamente vinculadas a la élite del país. Una de ellas eran las gasolineras de Afriquia. La campaña trató de silenciarse al principio en la inmensa mayoría de los medios marroquíes, que dependen de la publicidad del grupo Akwa o pertenecen directamente a él. Sin embargo, el boicoteo tuvo un gran éxito durante casi dos meses.
Varios dirigentes de distintos partidos políticos han acusado a Ajanuch durante la campaña electoral de adulterar las elecciones con el uso masivo de dinero. La formación Reagrupamiento Nacional Independiente (RNI) de Ajanuch ha gastado solo en su página de Facebook el equivalente a 300.000 dólares, mientras que los islamistas del PJD apenas han invertido unos 300 dólares.
Sin embargo, los ataques más feroces contra Ajanuch han llegado de la mano del islamista Abdelilá Benkirán, exjefe del Gobierno, vencedor de las legislativas de 2011 y 2016, y hombre más carismático del PJD, a pesar de que no dispone de poder orgánico en su estructura. Benkirán ya se había dirigido en público en 2018 a Ajanuch diciéndole: “Usted tiene el gas y el dinero, manténgase lejos de la política”. Y el 5 de septiembre, tres días antes de las elecciones, declaró en su página de Facebook: “Ajanuch nunca ha sabido jamás resolver políticamente un problema. Al final, es un hombre de negocios rodeado de sospechas (…). No tiene ni cultura, ni ideología, ni pasado histórico, ni partido político”.
El grupo petrolero de Ajanuch se ha visto implicado, junto a las multinacionales Total y Shell, en un caso de posible delito contra la libre competencia, que está siendo investigado en Marruecos por el Consejo de la Competencia y por una comisión nombrada expresamente por el rey para estudiar el caso. El presidente de una comisión parlamentaria que también investigó el asunto en 2018, Abdelá Buanú, del PJD, declaró sin nombrar al líder del RNI que el cartel había ganado 17.000 millones de dirhams (1.600 millones de euros) con el supuesto pacto de precios. Ajanuch declaró en mayo que ese dato es una “fake news (noticia falsa) política”.
El activista y economista Fuad Abdelmumni, miembro de la ONG Transparency Maroc, indica que la comisión parlamentaria estaba integrada por miembros del RNI que trataron de “marear la perdiz”. “Pero el Consejo de la Competencia fue unánime al considerar que hubo un acuerdo contra la libre competencia y una manipulación grave de los precios”, afirma.
El RNI es un partido de tecnócratas fundado en 1978 bajo el auspicio del entonces poderoso ministro del Interior de Hassan II, Dris Basri. El magnate se afilió al partido una vez que fue nombrado ministro de Agricultura y Pesca, en 2007. Este jueves, en su primera conferencia de prensa como ganador de las elecciones, Ajanuch declaró que la victoria es “la expresión clara de la voluntad del pueblo por el cambio”. Es cierto que los marroquíes han optado por un cambio. Pero Ajanuch es un viejo conocido.
El RNI ha formado parte en los diez últimos años de los dos Gobiernos de coalición liderados por el PJD. No se puede decir que la formación sea ajena a la política económica actual que ha dejado crecer el paro, la emigración irregular y la fuga de cerebros. De hecho, el RNI cuenta con las carteras de Economía y Finanzas, además de la de Industria y la de Agricultura y Pesca.
El activista Abdelmumni cree que Ajanuch no tiene “carisma, ni inteligencia política”. En cuanto a sus principales cualidades, destaca dos: “Su proximidad al rey y su fortuna”. Y esas serían también, según él, sus grandes debilidades. “Ajanuch va a ser percibido como un buzón donde echar las cartas con las peticiones dirigidas al rey. Una vez que el PJD ha sido laminado, la monarquía se ha quedado sin parachoques. Y Ajanuch será visto como el caballo de batalla del rey”.
El semanario Tel Quel indicaba en un perfil sobre Ajanuch que ha emprendido en los últimos diez años políticas ambiciosas para desarrollar la Pesca y la Agricultura, pero no ha alcanzado sus objetivos. “Entre realizaciones y fracasos, la acción ministerial del millonario está lejos de ser ejemplar”, señala la revista.
Estrecha relación con el rey
Ajanuch está casado y tiene tres hijos. Es también dueño del grupo de comunicación Caractères, que a su vez posee, entre otros, el semanario económico La Vie Éco. Ningún otro político en Marruecos ha mantenido un trato tan estrecho con Mohamed VI como Aziz Ajanuch. En 2013 agasajó al monarca en su mansión de Casablanca, en una cena que correspondía con el fin de una jornada de ramadán.
Su padre, Ahmed Oulhaj Ajanuch, muerto a finales de los años ochenta, mantenía excelentes relaciones con Hassan II (1961-1999). El padre fundó el grupo Akwa y el hijo ensanchó sus dominios tras estudiar mercadotecnia en Canadá.
La esposa de Ajanuch, Salua Idrisi Ajanuch, de 48 años, se encuentra entre las empresarias más ricas del mundo árabe. Dirige el grupo Aksal, propietario de la mitad del capital del centro comercial Morocco Mall, visitado por 15 millones de clientes al año. Esta empresa es líder en el país de venta en productos de lujo y posee la exclusiva en la distribución en Marruecos de marcas como Zara, Gap o Banana Republic.
El diario que más se destacó por criticar abiertamente a Ajanuch fue Ajbar al Yaum. Ajanuch consiguió que los tribunales impusieran una multa de 40.000 euros en 2018 a su director, Toufik Buachrín, tras publicar en 2015 artículos sobre supuestos casos de favoritismo. Después, el director fue encarcelado bajo acusaciones de violación y proxenetismo. También fue encarcelado en 2020, el redactor jefe de la publicación, Suleimán Raisuni, acusado de agredir sexualmente a otro hombre dos años atrás, acusación que él rechaza. Ambos periodistas continúan en prisión.
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