El Banco de México (Banxico) redujo este miércoles a 2.8% su pronóstico de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para 2024 desde una previsión previa de 3% ante una “moderación” de la actividad económica y “diversos retos”.
En su ‘Informe trimestral octubre-diciembre 2023’, el banco central estimó un escenario central de crecimiento de 2.8% con un límite inferior de 2.2% y uno superior de 3.4%.
Por otro lado, el organismo autónomo mantuvo en 1.5% su proyección central del PIB para 2025.
El cambio en la perspectiva ocurre tras confirmarse la semana pasada que la economía mexicana creció un 3.2% en 2023, por debajo del pronóstico central de 3.3% anticipado por Banxico.
También sucede un día después de que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) mantuvo su previsión de crecimiento de México en 2.5% para 2024.
“A pesar de que la dinámica esperada para la actividad económica en 2024 no se modifica de manera significativa, el menor crecimiento en el último trimestre de 2023 respecto de lo anticipado induce un efecto aritmético de menor base de crecimiento para 2024”, argumentó el banco central en su reporte.
La Junta de Gobierno de Banxico también empeoró su pronóstico de la inflación general, que ahora promediaría un 3.5% anual en el último trimestre de 2024, frente a la previsión pasada de 3.4%.
“Aunque se anticipa un descenso ligeramente más gradual para estos indicadores durante 2024, se sigue previendo que la inflación general converja a la meta (de una tasa del 3%) en el segundo trimestre de 2025”, matizó.
En este contexto, el banco central justificó su política monetaria, que el 8 de febrero pasado resultó en mantener, por séptima vez consecutiva, la tasa de interés en un 11.25% récord.
Banxico también proyectó para este año la creación de entre 580 mil y 760 mil empleos formales, afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), por debajo del intervalo anterior, que iba de 610 mil a 810 mil.
El organismo autónomo concluyó en el reporte que México exhibirá este año “un crecimiento elevado respecto de su promedio histórico, apoyado en el gasto interno y la postura fiscal anunciada y, en menor medida, en el proceso de reconfiguración de cadenas globales de valor” o ‘nearshoring’.
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